Capítulo 1

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Capítulo 1 – Piso nuevo

–Aquí tenéis las llaves, una para cada una. Tal y como hablamos tenéis libertad para decorarlo a vuestro gusto –dijo el casero –Y recordad que el pago se tramita el día 29.

–Gracias, ya sabes que si hay cualquier problema tienes nuestro número.

–Bien. Hasta otra.

–Adiós.

El casero era un hombre cincuentón y de pocas palabras. El piso estaba prácticamente vacío, solo las instalaciones y los electrodomésticos (la nevera, la lavadora y el lavavajillas) corrían de su cuenta en caso de avería.

Por fin tenían piso de alquiler y lo bueno es que el casero les daba mucha libertad; podían decorarlo plenamente a su gusto, el alquiler era baratísimo y podían organizar fiestas y hacer todo el ruido que quisieran ya que la única vecina era una mujer mayor más sorda que una tapia.

–¡Bien, tenemos piso! –exclamó Mandy entusiasmada.

–Sí, pero aún tenemos que pintar, traer muebles… –le recordó Selena.

–Sí, lo sé. Tú siempre tan preocupada, no es para tanto. En un mes lo tenemos.

–Más nos vale si queremos tenerlo para cuando empiece la universidad.

Era verano, pero acabaría en menos tiempo de lo que esperaban y llegaría un nuevo curso en la universidad.

Selena y Mandy eran mejores amigas desde el instituto, aunque muy distintas. Selena siempre se preocupaba por todo, buscaba desesperadamente un buen futuro y un hombre con el que poder vivirlo. Siempre se metía en relaciones formales que no terminaban por acabar muy bien. Sin embargo Mandy era todo lo contrario a ella. No es que no se preocupase por su futuro ni que no quisiera a alguien con quien vivirlo, pero pensaba que las relaciones serías eran una atadura y solo quería disfrutar de su juventud.

En poco tiempo se pusieron manos a la obra, decidieron comenzar por darle color a las blancas paredes. Para no manchar el suelo de madera pusieron unos plásticos encima.

–Bueno, ahora ya podremos pintar sin manchar el suelo –dijo Selena tranquila de saber que el suelo estaría a salvo.

–Sí. ¿Empezamos mañana por la mañana a pintar? –preguntó Mandy.

–No puedo, me han cambiado el turno del trabajo.

–¿Qué te parece si llamo a Bryan para que me ayude?

–¿Por qué tanta prisa de repente? Podemos hacerlo pasado mañana –dijo Selena intentando evitar que Bryan y Mandy se quedaran a solas.

–Te conozco bien, Selena. No te preocupes prometo que no me acostaré con él esta vez –dijo Mandy sabiendo de qué se trataba.

–¿Cuántas veces habré oído eso? De verdad, no entiendo este lío raro que os traéis.

–Te lo he explicado mil veces, Selena. Simplemente somos amigos. ¿Qué tiene de malo que nos divirtamos un rato sin compromiso?

–¿Sin compromiso? ¡Él tiene novia! Y ya ni si quiera sé cuántas veces le habrá puesto los cuernos –dijo Selena seriamente.

–Ya sé que tiene novia y no es a mí a quién tiene que importarle, sabes que yo solo lo hago por diversión y que no estoy enamorada de él. Y no empieces con lo de que estoy participando en su engaño y que si su novia sufre también es culpa mía, que ya hemos hablado esto muchas veces –explicó Mandy.

–Bueno, sabes que no estoy de acuerdo.

–Sí, pero seguro que es el único disponible que puede ayudarme a pintar.

Sin previo avisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora