Capítulo 7

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Holaaaaa, quería explicar una cosilla... a ver, cuando en la historia pongo la letra asi (tipo cursiva) es que Esmeralda está en el sueño. 

Otra vez en la agobiante sala, a oscuras. Ya estoy esperando a despertarme cuando veo una sombra entre la oscuridad. Sé que suena ridículo, pero yo veo como un bulto un la oscuridad, que se mueve.

De repente me veo sentada en una silla, en un claro de la habitación iluminado únicamente por un foco de luz. El foco no alumbra más que un par de metros.

De entre las sombras, sale el chico. Confirmo mis sospechas; Es el joven con el que me choqué esta tarde...pero...¿Cómo ha llegado hasta mi sueño? O, mejor dicho...¿Cómo ha salido de éste?

Me doy cuenta de que mi boca se encuentra abierta por la sorpresa, y me obligo a cerrarla.

El chico ha dejado de caminar. Ahora se encuentra a escasos metros de mí. Me observa, y hay un silencio incómodo entre nosotros.

Finalmente, el joven rompe en silencio;

--Hola, te estaba esperando

--¿Qué?

Las palabras salen de mi boca sin querer. Su voz es dulce y amable...tal y como me imaginaba. 

--¿Cómo me podías estar esperando?

--Pues porque todas las noches vienes aquí.

Eso sí que no me lo esperaba. Así que prosigo con las preguntas.

--Pero...¿Esto no es un sueño?

--Bueno, puede que sí, puede que no, o puede que a medias.

--No entiendo.

--Ya, es difícil de explicar.

--Bueno y...¿Cómo te llamas?

Me parece que estoy cogiendo demasiada confianza, y temo que no me responda. Pero el chico reacciona de una manera muy diferente a la que había imaginado;

--Jajajajaja...ya era hora de que me lo preguntaras, mi nombre es Aitor.

--Ah, bonito nombre. El mío es...

--Esmeralda Vázquez Acadio

Me quedo sin palabras, literalmente. No me lo puedo creer...¿Pero éste tío cómo sabe mi nombre completo? Decido preguntárselo;

--Pero...pero...¿Cómo sabes tú eso?

--Bueno...la verdad es que no lo sé, lo sé y punto.

A continuación se encoje de hombros. Me fijo en Aitor. Es realmente atractivo. Puffff...creo que me está empezando a gustar...

--Ehhhh, llamando a Esmeralda, venga, baja de las nubes ya.

Me pellizco un poco el brazo, y compruebo que no me duele: estoy en  un sueño. De repente recuerdo algo; ¿Cómo pude ver a Aitor por la calle?

--Aitor...¿Cómo es que te ví esta tarde?¿En la calle?¿Huíste de mí?

--Bueno...a lo primero...yo tampoco lo sé, estaba aquí, y de repente aparecí allí...a lo segundo...lo mismo que lo primero...y a la tercera...sí, huí de ti, me asusté, no sabía dónde  me encontraba.

--Ahhh, vale.

No lo puedo evitar. Intento resistirme. Pero la sonrisa se pinta en mi rostro sin poder contenerla. Sin saber muy bien las razones, me acerco a Aitor y le doy la mano, él me la estrecha con fuerza. Sin previo avíso, se acerca a mí y me da un abrazo cargado hasta los límites de cariño...

Me despierto. Suspiro decepcionada. Quería seguir soñando... Miro el reloj y...¡sorpresa! Me he despertado a las siete y media, con tiempo de sobra para llegar al instituto.

Sonrío y suelto de nuevo esa risita tonta que siempre se me escapa cuando pienso en él, en Aitor. El, nunca mejor dicho, chico de mis sueños.

Ojalá existierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora