Capítulo 2:¿Hola?

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Madara seguía caminando con dirección hacía aquella chica que había visto bajar de la Ducatti, le daba curiosidad, además que jamás la había visto por ese lugar y vaya que frecuentaba el bar.

—Señor, ¿le puedo servir algo? —le pregunto el mismo Bartender que había atendido a _____.

—No, estoy bien gracias. —asintió y después miró a la chica, el Bartender que por nombre llevaba Larry se encogió de hombros, no era muy bueno meterse con _____.

Ella era una oficial, quizás no era jefa de narcóticos o de algún departamento en la policía, solo quería seguir los pasos de su padre el cuál siempre llevaba con honor la placa y el uniforme. Ella siguió comiendo y bebiendo mientras miraba la televisión, estaba un simple partido aburrido de fútbol y ella no se miraba tan interesada. Madara miró la placa que ella llevaba en el pecho, era de un militar o algo así, pero estaba seguro que no era de ella. Gruño al no poder leer con exactitud el nombre que tenía en la placa y negó.

—Supongo que ninguno de esos equipos es tu favorito, ¿cierto? —pregunto Madara mientras miraba de reojo a la chica y prestaba atención al televisor, ella lo miró un poco confundida y curiosa, jamás le habían hablado en el bar, quizás porque todo el mundo sabía que era policía y preferían no meterse con ella.

—Supones bien. —soltó una ligera risa mientras metía otra papa a su boca y seguía mirando el televisor. —Sigo esperando a que algún día los Steelers vuelvan a ganar un superbowl. –– suspiro un poco cansada mientras lo miraba a él. —Alguno de ahí es tu equipo favorito? —preguntó con curiosidad y Madara negó con la cabeza.

—No soy aficionado de los deportes, aunque sinceramente prefiero el baseball. —asintió Madara con suma tranquilidad, la chica sonrió, el azabache le recordaba a sus hermanos mayores, siempre decían que el baseball y basketball eran un poco más tranquilos que él fútbol americano y el soccer.

—Mmm, yo no me quejo, todos me gustan, además que si tienes una buena cerveza y comida se disfrutan más. —le respondió y sonrió levemente. Madara ahí se sintió perdido, jamás había entablado una conversación así de natural con alguien que no fueran sus hermanos.

—Vaya, te entiendo, ¿no prefieres verlos mejor en vivo y en directo? Ya sabes ir a los partidos y esas cosas. —ella negó con suavidad, claro que le gustaría pero su trabajo no se lo permitía. —A todo esto, ¿cómo te llamas? —la miro con cautela y siguió observando la placa. Gruño, ahora no se miraban las letras.

—_____ y tú hombre misterioso? —le preguntó ella, Madara suspiro al no escuchar el apellido de ella, no sabía si darle su nombre real o al menos uno que fuera alguna pantalla, suspiro, había cientos de Madara en Japón, así que se calmo.

—Madara. —la miro y después alzó una ceja hacía la placa. —¿También fuiste a la marina? —señaló la placa y ella se sonrojo levemente.

—No, era de mi padre, mis dos hermanos mayores también tienen una, dijeron que sería lindo llevar siempre el recuerdo de él. —sintió un nudo en la garganta al recordar al rubio que les había entregado la placa a cada uno, las había mandado a hacer especialmente para ellos.

Solamente tenía una fecha y también tenía un apellido, ese apellido no lo llevaba a nada, la placa decía M. Namikaze 2003

—Oh, lamento escuchar eso, no quería tocar un tema muy personal. —se sintió avergonzado y después sacudió un poco su cabeza. —¿Te invito un trago? —le sonrió de manera amable, no pensaba en acostarse con ella o tal vez sí, pero estaba disfrutando demasiado la platica que estaban llevando.

Los hermanos de Madara seguían observando atentos la situación sin perderse algo.

—¿Quién mierda es ella? —preguntó Obito mientras observa a la chica, la cuál era preciosa, sin duda alguna, el problema era que era una desconocida y eso no estaba para nada bien y menos para ellos.

¿Te atreverías a amarme? |Madara y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora