Capítulo 2

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Clarke pov:

Llevo tan solo una semana en el suelo. Cada noche me voy a dormir creyendo que todo es un sueño. Pero no lo es. Al día siguiente, despierto junto con la luz del sol, aun en la tierra. Hace unos pocos días logré ver lo que parecía un conejo. Solo que este era más grande y con dientes afilados. Mutación, supongo. He llegado a la conclusión que el fuego y el constante ruido y movimiento ahuyenta a las presas de mi campamento. He intentado adentrarme en el bosque y cazar algo, pero fracasé miserablemente.

Durante los últimos dos días he sentido como si algo o alguien me vigilara. Que estupidez, no hay nadie más que tú. Desplazo esos pensamientos. Nadie sobrevivió a la radiación y, de haberlo hecho, ya se hubieran presentado a mi campamento. Vamos, que cualquiera hubiera notado, visto u oído mi aterrizaje.

Muerdo una baya nueva que encontré y espero sea comestible. Ya veremos. Hojeo el libro cuando lo escucho. Una rama cruje detrás mío. Me doy la vuelta y salto del susto. Frente a mí, tres personas se encuentran paradas intimidantes. Dos hombres, y en medio una mujer. Nos miramos unos momentos, ninguno moviéndose.

-Chon yu bilaik? (¿Quién eres?)- Pregunta la mujer luego de unos momentos en silencio.

Quedo perpleja.- Disculpa, ¿Qué has dicho?

Frunce el ceño.- ¿Quién eres?

-Um, mi nombre es Clarke Griffin. ¿Y tú?

Me examina unos momentos antes de responder.- Anya kom Trikru. ¿Qué haces en nuestras tierras?

-Pues nada en verdad.- Me mira con desconfianza.- Yo...fui enviada como sujeto de prueba para ver si la tierra es habitable.

-¿Por qué enviar a una niña?

-Porque soy desechable, mantendría a raya a mis padres y era de las más inteligentes en el grupo. No lo sé. Tal vez alguna o todas. Solo sé que estoy aquí.- Levanto los brazos señalando el lugar.

Me observa en silencio. Yo solo puedo devolverle la mirada, intentando no parecer tan asustada como estoy.- Vendrás con nosotros.- Su tono me deja claro que iré por las buenas o por las malas.

-¿Puedo agarrar mis cosas?- Señalo la nave detrás.

Asiente y entro empacando solo lo necesario. Mi ropa, las mantas y la libreta. Las barras dudo sean necesarias, de todas formas quedan pocas. Tomo las cantimploras y cierro la cápsula de metal. Me vuelvo a los terrestres, quienes no apartan su vista de mi. La mujer hace un ceña y comienzo a seguirlos. Vamos al lado opuesto del río. Al menos no estoy tan perdida.

Caminamos por unas horas, hasta que el ruido de murmullos me llegan. Una aldea aparece a nuestra vista. Mi boca cae en asombro. Hay mujeres, hombres y niños. Ancianos también. Toda una civilización diferente al Arka. Por años pensando que somos los únicos, solo para encontrar que había miles más. Se me quedan mirando cautelosos, y yo en puro asombro. Todos tienen tatuajes en sus rostros u otras partes del cuerpo. Esto será interesante.

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Anya pov:

Observo como la niña mueve su cabeza de aquí para allá, soltando suspiros y griticos de sorpresa. ¿Qué le pasa a esta niña? Es como si jamás hubiera visto una casa de madera. Ruedo los ojos e ignoro sus reacciones. La conduzco hasta frenarnos frente a la tienda de Heda. Abro la tela y la niña pasa primero. Camino al frente y me inclino.- Heda.

-Anya.- La comandante asiente y estudia a la niña, quien la mira entre curiosa y asustada.- ¿Qué descubriste?

-Se sorprendió al vernos, como si siquiera supiera que estábamos aquí. No habla trig, o finge no hacerlo. Además, mira todo como si le sorprendiera. Dice que su pueblo la envió a morir, o mejor dicho, a ver si moría. Mi consejo, mátala así los demás no vendrán.

Débil por ti - ClexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora