¿dónde estoy?

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Un golpe, dos.

Algo cae, sabe que es un objeto de vidrio por el sonido que genera. Después de eso se escucha un grito en sordo.

Harry despierta.

Realmente no es una persona de mañanas, por lo que un gruñido se escapa de sus rosados labios. Tiene que frotar sus ojos antes de poder enfocar su vista.

Cree que se ha vuelto loco. O que sigue ebrio. Quizás fue una mala broma de Niall. Sí, seguro era eso.

No estaba en su cama, tampoco su habitación. Por lo contrario, había pasado la noche en una diminuta cama individual. Gran parte de las paredes estaban teñidas de rosa, y frente habían otras dos camas, con pertenencias de... Chicas.

¿Dónde había pasado la noche?

"¡Mamáaaaaaa!"

Su nariz se frunce en desagrado. Sabe que tiene que salir de ahí lo más pronto posible, por lo que hace su camino fuera de la cama.

Busca en el suelo por alguna de sus pertenencias, pero no hay nada. Eso lo confunde.

Frente a él encuentra un pequeño tocador. Hay un pequeño peine, lo que reconoce como gel para el cabello y maquillaje.

Se apoya en el mueble, sus dedos peinando su cabello. Entonces se percata que no hay rizos, la textura es muy distinta, sedosa.

Un grito le es ahogado cuando ve el reflejo.
Su reflejo. No se reconoce, la persona frente a él sin duda no es él. Ahora puede apreciar mejor la falta de sus rizos, su piel es ligeramente más bronceada. Y el sujeto frente a él tiene unos ojos azules, tan azules como el mismo cielo.

Tiene que estar drogado.

( 🌟 )

No sabe cuánto tiempo durmió, lo único que recordó era su esmero por terminar aquel boceto de lo que sería un traje/vestido.

Las horas pasan. Él siente frío, mucho frío. Entonces cubre su cuerpo con una manta tan suave como las mismas nubes.

Luego escucha un ruido. Uno que al pasar los minutos le es insoportable y eso lo obliga a despertarse. Permanece sentado en cama, intentando descifrar quién en la casa hacia semejantes sonidos.

Al otro lado podía escuchar como la cabecera rechinaba y chocaba contra la pared. También reconoció lo que eran jadeos y gemidos provenientes de un chico y... Una chica.

Se alarma.

Lottie viene a su cabeza. Recuerda que ella tiene un noviecillo y que ha estado insistiendo con "tener tiempos a solas con él". Algo que tanto su madre como su esposo, Mark, no estaban absolutamente de acuerdo.

Se levanta tan rápido que por poco y tropieza. Y aunque logra mantener el equilibrio, chilla cuando su dedo pequeño golpea el mueble de la cama.

El dolor no le impide salir del cuarto tan rápido como un rayo, sin siquiera fijarse en un diminuto detalle: esa no era su habitación.

Es un torbellino, azotando la puerta y abriéndola sin previo permiso. Atrapando en pleno acto a la parejita.

"¡Lottie, te han dicho miles de veces que no puedes..."

Las palabras quedan al aire y sus mejillas se tiñen en un rojo demasiado intenso. Los rostros confundidos frente a él son desconocidos.

El chico rubio cubre el cuerpo desnudo de la muchacha la cual sin duda no era su hermanita, él le otorga una mirada acusadora y eso basta para que el castaño abandone el cuarto, totalmente apenado.

No es hasta medio camino que nota la diferencia del lugar, entonces se alarma. Porque esa no es su casa, y esas personas no son su familia.

Corre hasta el cuarto donde había salido, y justo frente a él encuentra el retrato de un joven alto, cabello rizado en ondas ante el largo mantenido, ojos profundos y verdes.

Se desmaya.

Encuéntrame (l.s) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora