¡Au moderno!
A Gojo Satoru le gustaba el café, era como tomar alcohol, le hacía olvidar algunas que otras cosas
A Yuuji Itadori no le gustaba tomar café, prefería mil veces tomar algún té pero amaba prepararlo, por eso siempre trataba de satisfacer...
Yuuji preparaba un café frio con aburrimiento pero haciendo perfectamente su trabajo
— ¡Momo! — Grito el castaño y en seguida la rubia estaba ahí. Yuuji no hizo mas que darle el café luego de poner el nombre de la persona que había pedido el café frio.
El menor se dio cuenta al ver el reloj de que eran casi las doce y aun no sabia si pedirse horas extras o no. La charla de hoy a la mañana con su madre volvió a su cabeza, simplemente pudo suspirar para sacarse el delantal y caminar hacia donde estaba Momo, y Inumaki, atendiendo a las personas. Miro hacia las mesas buscando aquel hombre pero no lo vio — No volverá, Yuuji. — Murmuro para ir a la salida trasera de la cafetería.
— Creo que hablas de Yuuji, él ya esta por irse pero si quieres decirle tu opinión sobre el café esta bien. Lo llamaré — Inumaki hablo y al recibir un asentimiento de cabeza por parte del hombre, se retiro del lugar para dirigirse hacia la parte trasera del café.
— Yuuji — El nombrado se dio la vuelta para mirar a quién fuera que lo había llamado
— ¿Qué ocurrió? Prepare mal algo? — El mayor soltó una risita confundiendo a Yuuji quien ya se iba a ir.
— Un hombre; algo alto, con cabello blanco y unos lentes redondos. Te busca, quiere dar una critica hacia el café del otro día — Yuuji lo miro confundido hasta que lo recordó y sonrió en sus adentros — Ya voy — El chico asintió y se fue a su puesto otra vez.
El menor agarro su teléfono para enviarle un mensaje a Nobara que iba a llegar mas tarde ya que tenía que ocuparse de algo. Guardo su teléfono en el bolsillo de su pantalón, dirigiéndose hacia donde estaban ahora Toge, Momo y otro chico que era nuevo en el lugar. Paso por el lugar que le daba la salida y la entrada a los que hacían el trabajo de llevar lo ordenado hacia la mesa del cliente.
Miro a sus alrededores y se acerco a la mesa en dónde estaba aquél hombre de cabello blanco para sentarse frente suyo. No iba a demostrar interés — ¿Qué clase de critica?
El mayor se quito los lentes para doblarlo y ponerlo en el cuello de su remera. — No pensé que esa iba a ser tu primera palabra. En fin — Su vista se dirigió hacia el menor — Estaba rico pero no me dió la satisfacción suficiente, del uno al diez... Creo que es un ocho
— ¡¿Ocho?! — ¿Qué puntuación más baja era esa?
Satoru asintió — vine a reclamar un mejor café pero creo que hoy no se podrá ya que terminaste tu turno ¿Cierto?
El castaño asintió con su cabeza con la mirada baja pero enseguida la levanto — Si quieres puedo hacerte un café especial mañana... A la mañana, estoy desde las siete hasta las once, muy pocas veces me quedo en el turno tarde.
A Gojo se le hizo divertido su reacción, pensó un poco que tendría que hacer el día siguiente y a decir verdad, era la misma monótona semana que siempre — Vendré mañana, Yuuji
— ¿Quién te dijo mi nombre? — Pregunto extrañado
— Lo dice tu camisa y además tu nombre me lo dijo ,tal vez sin querer, uno de tus compañeros. — Se levanto del asiento — Por cierto, deberían cambiar la persona que prepara el café en el turno de la tarde... — Hablo lo suficiente alto para ser escuchado por algunos clientes — Muy amargo.
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— ¡Sus ojos! ¡Dios Noba, debiste verlo! — Yuuji se tapaba la cara de vergüenza pero aun así no paraba de decir cosas sobre ese chico
— ¿Tanto te llamo la atención? — Pregunto ya sabiendo que la respuesta seria un sí.
Yuuji iba a responder pero la mujer los interrumpió — Preparen la mesa, la cena ya casi esta lista.
Y obedecieron aunque se quejaron en el camino.
— Yuuji, ¿Te das cuenta que con ese chico solo hablaste sobre el café? — Y ahí, otra vez, la señora le apagaba sus ilusiones.
— Lo se... — murmuro comenzando a comer lo que había preparado su madre.
— No te digo que lo trates mal, porque él es un cliente después de todo... Solo digo que no te ilusiones o te enamores — Yuuji asintió con su cabeza. Tomo su plato, cubiertos y vaso, dirigiéndose hacia la mesada para guardar su celular que estaba en la mesa en el bolsillo de su pantalón y luego dirigirse a su habitación. No quería comer con tan mala vibra.
— No quiero verlo llorar, fue suficiente verlo en lo que le quedaba de infancia y adolescencia — Hablo la mujer antes que Nobara dijera algo.
El castaño suspiro, sabia que ella tenía razón aunque no lo quisiera aceptar... Ni siquiera lo conocía ¿Por qué se comportaba como un idiota enamorado?
