CAPITULO 5

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Heechul se sentó en la sala de estar mirando por la ventana. Vio el día transcurrir lentamente. Siwon no había entrado y no iban a explorar juntos las mesetas, como Hangeng había sugerido. En su lugar, Heechul se sentó en silencio, con la mente sorprendentemente en blanco mientras veía el sol subir y bajar. Las sombras de la habitación se alargaron y Heechul pensó distraídamente que Hangeng debería volver pronto.

No había comido nada desde el desayuno, ya que no creía ser capaz de mantenerlo abajo. Cuando oyó la puerta cerrarse un poco más tarde y una garganta aclararse, Heechul retiró la vista de una lagartija que había tomado como residencia el exterior de la ventana.

Mirando hacia arriba, se dio cuenta que Hangeng estaba allí de pie con una expresión perpleja en su cara.

—¿Todo bien?

—Ajá. —Heechul no sabía qué más decir. ¿Debería decirle a Hangeng lo solo que había estado durante los últimos diez años? ¿Debería decirle que hoy había muerto interiormente cuando su compañero lo rechazó una vez más? ¿O que había estado sentado todo el día y no tenía idea de dónde había ido Siwon? ¿O tal vez debería decirle que quería que lo llevara a su habitación y lo jodiera hasta dejarlo sin cerebro, ya que parecía que no lo quería nadie más?

Heechul no pudo conseguir que ninguna de esas cosas pasara por sus labios, por lo que solo siguió sentado en silencio.

—Bien, aunque te conozco desde hace menos de veinticuatro horas, puedo decir que estás lleno de mierda.

—Heechul asintió con la cabeza aceptando ese hecho—. Vamos, estoy muerto de hambre y conozco un pequeño restaurante de pizzas.

Heechul no tenía ganas de ir, pero no tuvo mucha opción cuando Hangeng se acercó y literalmente lo arrastró de la silla. Heechul se rió entre dientes cuando chocaron y Hangeng se giró alrededor de él y lo empujó hacia la puerta.

—Vendrás conmigo, te guste o no, aunque te tenga que empujar todo el camino. —Los labios de Heechul se retorcieron, tratando de sonreír.

Volvió la cabeza para mirar al hombre que tenía detrás y levantó una ceja con desafío. Hangeng caminó hasta él y lo empujó por la espalda de nuevo.

Heechul salió disparado varios metros hasta que pudo parar. Lo repitió varias veces hasta que llegaron a la puerta principal. Hangeng abrió la puerta y empujó a Heechul a través de ella.

Se rió cuando tropezó y casi cayó hacia abajo. Su tropiezo llegó a un abrupto final cuando una gran mano lo sujetó agarrando su brazo. Heechul se volvió, esperando ver a Hangeng tras él una vez más, pero se encontró cara a cara con Siwon. La risa murió en su garganta y la sonrisa desapareció de su rostro. Arrancó su brazo del agarre de Siwon no queriendo que el hombre que había roto su corazón una vez más, lo tocara.

Heechul dio un paso atrás a propósito hasta que estuvo fuera de su alcance, se volvió y se dirigió al coche de Hangeng. Las cerraduras estaban desactivadas y Heechul abrió la puerta, se metió en el asiento del copiloto y cerró de golpe la puerta tras él. Ni una sola vez miró al hombre que estaba de pie como una roca mirándolo.

Hangeng se deslizó en el asiento del piloto y arrancó el coche.

—No sé lo que ha pasado hoy entre los dos, pero ¿podías por favor tratar de no desquitarte con mi pobre bebé indefenso?

Heechul se echó a reír al escuchar que llamaba bebé al coche.

—Sí, lo siento por eso. Tu bebé está a salvo. —Heechul se puso su cinturón de seguridad y se acomodó para el corto trayecto hasta el restaurante. A pesar de lo que había pensado anteriormente, estaba deseando salir. Hubiera preferido que fuera con Siwon, pero los mendigos no podían elegir.

(4) Compañero Prohibido - SichulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora