CAPÍTULO 01

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—PARK JIMIN—

-¿Me pintarías un trébol en la mejilla?- Miro hacia la niña que está parada frente a mí. Estoy sentado en la acera, al lado del edificio, fuera del camino de la gente. Su pelo rojo y rizado está recogido en dos pequeñas trenzas que la hacen parecer absolutamente adorable. Llevaba una camisa que decía -I Pinch Back- que coincide con sus gafas de sol verdes. Ella señala una mejilla gordita. No puedo evitar sonreír.

-¿Dónde está tu mami?- Le pregunto, mirando alrededor de la concurrida calle preocupado de que se haya escapado de su madre. La acera está llena de gente mientras el desfile marcha por el centro de la calle en el medio del centro de Seúl.

Los niños siempre se acercan a mí. Nunca he estado seguro del por qué, pero lo hacen. No es que me esté quejando. Amo a los niños. Paso la mayor parte del día rodeado de ellos en el centro. Tal vez me siento atraído por mi propia falta de familia.

La niña mira a su alrededor como si finalmente recordara a su madre.

-Ahí está.- Señala a la mujer de cabello corto que empuja a la multitud y camina hacia nosotros para llamar a la niña.

-¡Mamá! ¡Me pintará la mejilla!- La chica aplaude con entusiasmo.

– EunGi, no asustes así a mamá al salir así. Había demasiada gente alrededor.- La mujer se inclina y abraza a la niña, con el claro alivio en su rostro.

-Lo siento, mami.- Le hace un mohín a su madre. Tengo que luchar contra una sonrisa porque sé que la niña va a conseguir lo que quiere. ¿Quién podría decir que no a esa cara?

La mujer me mira.

-¿Estás pintando la cara?- Ella mira a mi alrededor.

Tengo pintura puesta, pero no porque estaba pensando en pintar. Estaba pintando el edificio Min Ics, algo que he hecho muchas veces durante el año pasado desde que comenzó la construcción. Algo sobre su diseño siempre me llamó la atención y comencé a pintarlo en cada etapa de su construcción. Todo estaba hecho de vidrio, pero lo que tiene de especial es la forma en que parece que se tuerce en su camino hacia arriba. No es solo hacia arriba y hacia abajo. Es elegante pero aún diferente. Cuando lo vi por primera vez, sentí que el edificio me llamaba por alguna razón.

Nunca antes había tenido una atracción tan dura como para pintar algo, una que me golpeaba una y otra vez y me atraía hacia ella.

Sé que hoy no es el mejor día para pintarlo con toda la gente del desfile, pero quería pintarlo mientras estaba rodeado de gente. Puse la pintura casi completa contra el edificio, fuera del camino para que nadie la pise mientras busco en mi bolso el pequeño kit de pintura para el rostro que tengo.

Suelo pintar las caras de los niños en el centro comunitario. Cuando lo encuentro, lo saco.

-Es tu día de suerte,- le digo a la niña. Ella salta arriba y abajo.

Pinto su pequeña mejilla rechoncha lo mejor que puedo con sus risas cada vez que el cepillo acaricia su mejilla. Cuando termino, ella me da un abrazo. Su madre me da un billete de cinco dólares y lo meto en mi bolsillo trasero. No es como si estuviera en posición de rechazar dinero, incluso aunque me hubiera encantado haberlo hecho gratis. Necesito cada centavo que pueda tener en mis manos.

Estuve ahorrando para conseguir un lugar, pero tengo una debilidad por dos cosas: la panadería al lado del centro comunitario y los materiales de arte. Sin mencionar que siempre les doy algo a los niños del centro que necesitan un poco de dinero extra. Espero poder quedarme en el centro por un tiempo. Al menos hasta que me atrapen.

Observo cómo la niña y su madre vuelven a la multitud. Algunos niños más se me acercan pidiendo pinturas faciales. No pasa mucho tiempo antes de haber ganado 50 dólares extra. Miro hacia la pintura que todavía necesito terminar. Un rastro de tristeza me inunda. Después de esto, terminaré. El edificio está completo.

De repente, pintura salpica por todos lados. Caigo sobre mi culo cuando algunas golpean mis polainas negras y salpican mi camisa. No es que importe. Mi ropa siempre tiene manchas de pintura. No es nada nuevo.

-¡Qué mierda!- Grita alguien. Dos manos firmes me agarran, poniéndom de pie y en un pecho duro que se ve manchado de pintura verde. Un alfa. Mis ojos viajan arriba y arriba, encontrando dos de los ojos café más profundos que he visto en mi vida. Se me corta la respiración, el sujeto está liberando feromonas demasiado fuertes.

La mandíbula del hombre es dura. Todo en él es duro. Me muevo contra él, tratando de liberarme de su agarre. Jadeo cuando siento que un tipo diferente de dureza se me viene encima. El calor líquido me inunda y mi atracción repentina por él es fuerte. Mi cuerpo se siente caliente con un extraño escalofrío.

-Quédate quieto,- gruñe. Mi cara se calienta al darme cuenta de que me estaba moviendo contra la polla de un extraño. Demonios, nunca me he movido en la polla de un hombre si soy honesto. Sus manos sobre mí se tensan un poco más. -Arruinaste mi traje. Debería hacerte trabajar por el- Inclina la cabeza hacia un lado como si me estuviera estudiando. Por alguna razón, me pregunto qué es lo que él ve. Entonces recuerdo que también estoy cubierto de pintura. Incluso puedo sentirlo en mi cabello.

Me estremezco interiormente. El traje de este hombre tiene que valer mil grandes. Nunca podría pagar algo así. Tal vez debería haber estado mirando hacia dónde iba, me digo, tratando de hacerme sentir mejor.

ENCANTADO ||YOONMIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora