Hyeri ya conocía lo que era amar a alguien, sólo que nunca de la manera en que Baekhyun le enseñó.
Dos desconocidos, tan frágiles como el papel.
Eran el uno para el otro, como lo es el avión al viento.
Pero, solo hace falta un poco de lluvia para...
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Hyeri
Baekhyun me contempló un segundo antes de pasarse los dedos por el pelo–. Tus ojos son color miel –me dijo, señalando el sol que fluía como un hilo a través del cristal de mis lentes-. No lo sabía hasta que los he visto al sol. Creía que eran marrones.
El corazón me latió con fuerza al oírlo, y más aún, al ver cómo me miraba.- Tienes unos ojos muy bonitos –añadió luego de un segundo, y vi como se ruborizaba ligeramente. Bajó la mirada aclarándose la garganta, para luego volver a mirar al frente-. Digo....
Me mordí el labio para disimular una sonrisa. El chico del fondo, acababa de sonrojarse frente a mí–. Gracias, no suelen decírmelo -Esa mañana, fue distinta, lo notaba más ansioso, más inquieto de lo normal.
-Salgamos - Se corrigió en un segundo, moviendo la cabeza con una risita nerviosa-. No de salir, salir, si no de ir a algún lado. Sólo si quieres, claro.
Era tierno cuando se trababa al hablar, empezaba a juguetear con sus dedos, como tratando de concentrarse en algo. La respuesta fue tan rápida que incluso yo me sorprendí. No pensé en todo lo que significaba salir con él-. Sí.
Su sonrisa se agrandó y sus ojos formaron una media luna, he logrado encontrarme a muy pocas personas que con una sonrisa logren transmitir tanta tranquilidad, para mi suerte, tenia una justo en frente.
-¿Qué te parece el sábado? - Al notar mi mirada de desilusión, volvió a hablar-. Joohyuk, ya veo.
-Quiere que cenemos antes de su vuelo la próxima semana.
-Está bien, podemos cambiarlo para cualquier otro día -removió su vaso y junto al movimiento, los hielos resonaron, seguía pensativo-. Extiende tu mano -dijo segundos después-. No la tomaré si eso te pone nerviosa.
Descarado.
Elevé mi mano al frente, junto a la suya - Yo te recibo y prometo amarte fielmente durante toda mi vida -dijo mientras mantenía sus ojos cerrados-. Bien, ahora estamos casados.
Alejé mi mano antes de que sacara algún anillo de algún o lo que fuera-. ¿Qué haces?
-Acabo de aceptarte como mi amiga -dijo volviendo atrás en la silla como si nada.
-Pero, esas palabras suelen decirlas en los matrimonios.
-No dije esposa.
-Acabas de decir, ahora estamos casados -siguió bebiendo del sorbete como si nada.
Se recostó en el respaldo satisfecho-. Si no quieres tomar mis votos, que sea el principio de algo. Hasta ahora solo éramos conocidos, muy buenos conocidos diría yo, pero aún no tenemos el título real, pequeña actriz.
-¿Quieres que sea tu amiga?
-Lo dicté hace un minuto - Me observó con una sonrisa y sin poder evitarlo yo también lo hice. Era el tipo más extraordinario que se había cruzado en mi vida-. Ahora somos amigos platónicos.
