Capítulo 5: Base Naval de Oita

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Viernes 12 DE JULIO DEL AÑO 2030

  James Grandforth era un joven de 28 años, nacido en Londres. Su padre, Mark, era miembro de la Cámara de los Lores, y su madre, Rose, abogada. De él heredó el título de Lord, su cabello rubio y las facciones faciales típicas de los habitantes de Albión, y de ella, un par de ojos celestes como el cielo y la costumbre de reírse por cualquier cosa, algo anormal en la cultura británica, característica por el humor seco y discreto.

  El abuelo paterno de James había sido un marinero de la Royal Navy durante la Guerra de Malvinas. Murió en combate cuando un misil Exocet disparado por un avión Super Etendard de la Armada Argentina impactó contra el destructor HMS Sheffield. Desde ese entonces, la familia Grandforth empezó a albergar un gran rencor hacia los argentinos, calificándolos de "salvajes", "mugrosos", "asesinos" y "ladrones". Cada vez que Mark Grandforth regresaba del Parlamento con las venas a punto de explotarle de la rabia, era porque había tenido que tratar con las constantes demandas argentinas sobre la soberanía de las islas. Deseaba que su economía se desplomara de una vez por todas, para que "se ocuparan de sus malditos asuntos".
  James tuvo una crianza de primera clase, y una vida muy feliz acompañada de su familia y amigos. A los 18 años de edad, mientras festejaba el fin de la High School con sus compañeros de clase en la playa, su vida cambió por completo.

  A pesar de ser un chico disciplinado y responsable, ese día decidió relajarse para liberar la tensión acumulada durante los exámenes finales: se emborrachó con cerveza, para sorpresa de todos. El mundo le daba vueltas como una calesita, y se lo veía más contento que nunca.

  Las mesas y las sillas estaban puestas sobre un alto peñasco, desde el cual surgía un senderito por el cual se podía bajar cómodamente a la costa. Le empezó a hacer mucho calor, y se dirigió tambaleante al sendero para darse un baño en el mar.

  Era demasiado tarde cuando se dio cuenta de que se había caído de la cima del peñasco. Vio como las cabezas de sus amigos, quienes se habían asomado para ver la tragedia, y el barranco, se hacían cada vez más y más chicos, hasta que sintió un indescriptible dolor y perdió el conocimiento.

  Despertó dos semanas después, en un hospital. Tenía la pierna izquierda enyesada, las costillas hechas un desastre y la cabeza llena de puntos. Pero seguía con vida.

  Eso sí, el haber aterrizado con la pierna derecha en los arbustos tuvo un precio enorme: de la rodilla para abajo no tenía nada.

...

0700

BASE NAVAL DE OITA

  Un grito lleno de horror llenó los oscuros pasillos del edificio principal de la Base.

- Bloody hell!

 James se enderezó en un instante. A pesar de estar acostumbrado a soñar la misma pesadilla con frecuencia, lo seguía sobresaltando. Tal vez necesite unos años más para olvidar ese trauma.

  El accidente le había quitado su característica personalidad risueña, y lo amargó profundamente. Se odió a si mismo por su irresponsabilidad, y juró nunca más beber ni una gota de alcohol.

 Miró a su derecha, a la mesa de luz. El reloj digital marcaba las 07:01, y el astro rey ya comenzaba su jornada laboral. También notó que hacía un calor tremendo. Al fin y al cabo, los veranos japoneses son conocidos por su humedad.

 Se levantó de la cama, no sin antes colocarse la prótesis en la pierna derecha. Tras desayunar, formó a sus Kanmusu y tomó asistencia en el comedor, el cual era un poco más espacioso que el de la Base de Iwagawa.

- Nelson.

- Heme aquí, Almirante.

- Heme aquí, Almirante

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KanColle/Kantai Collection: Cómo me convertí en un AlmiranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora