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Laifan cruzó la puerta campante, saludando con una reverencia, incluso a Walala, a pesar de que estaba algo sorprendida de verlo ahí, lo recordaba de manera dulce, pero sabía lo que había pasado.

— Muy buenas tardes Walala. — Saludó algo tímida moviendo la mano arriba.

— Eh, Hola Laifan. — Le regresó el saludo incomodo, rascándose la nuca, Laifan no había hecho nada malo, pero no ese momento era muy importante para él. 

No hubo ni un momento para digerir el silencio incomodo porque se rompió cuando Nea emocionada llevó a su amiga a tocar. 
Ramón le pasó su guitarra negra mientras los demás terminaban de afinar, ahí todos hablaban, pero Walala quedó marginado viendo a la Alegre asiática ser bien recibida por todos, exceptuando a Benzo y Ramón, claro, a Benzo le daba bastante igual, lo importante era que tuviesen una buena guitarrista, y Ramón, pues, parecía estar muy concentrado dándole la razón en todo a lo que decía Nea, O sea, Walala tenía muy en claro que a Ramón le gustaba, pero esa actitud le parecía algo lame botas y poco discreta estando en grupo.

Ya todos estando preparados comenzaron a tocar, ahí Walala sintió como se le bajaba la presión.

Todos estaban muy bien armonizados, comúnmente la banda era más ruidosa pero con su carisma, aquí el sonido era muy limpio, Barry hacía más esfuerzo con el bajo a la par de como Laifan tocaba la guitarra, por su parte, Ramón no hacía tanto con la mesa de mezclas más que nada para resaltar la voz de Nea. 
Walala se sentía intimidado, subestimó lo capaz que era la chica, y parecía que ella era una pieza clave del rompecabezas que era la banda. Walala comenzó a divagar, ¿Era Laifan muy buena o él era increíblemente malo? ¿Estaban mejor sin él? ¿Si quiera fue buena idea venir? Al inicio estaba pasando bien el rato con Ramón pero ahora parecía que él ni siquiera estaba presente. 

Se despertó de su sueño mental cuando entró en cuenta de que la música se había detenido, sus amigos estaban cansados pero muy satisfechos con el resultado del ensayo.

— Walala. — Lo llamó Nea. — Vamos a descansar un rato, ¿si vas a querer tocar?

— Uh, si. — Walala ahora estaba menos seguro de eso.

— ¡Excelente! Sólo espera a que nos enfriemos un poco.

Dicho esto Nea se dirigió a la cocina por agua o algo más, parecía que Benzo, Barry y Ramón estaban muy felices con la presencia de la otra chica, pasándolo a él totalmente por alto. Walala realmente sentía que estaba de más en esa situación. Cuando Nea estaba de regreso, Walala con timidez tomó su guitarra mientras que le daba lugar para sentarse a Laifan, no había pasado ni una semana desde que dejó la banda y ya se sentía cómo un extraño.

Uno, dos, tres, y...

Desastroso. Es la única palabra que podía describir el ensayo.

A Walala le temblaban las manos, sentía que iba muy lento y subía el ritmo de manera desesperada con tal de mostrar la habilidad que tenía pero fue contraproducente, destacó entre los otros cuatro chicos pero no de la buena manera, sino que él no se adaptaba bien a la música que estaban tocando.

Una vez terminado nuevamente hubo silencio, uno más que de incomodidad de pena que los chicos le tenían a su amigo.

— No estuvo tan mal. — Soltó intentando consolar al grupo Laifan.

— Fue pésimo. — Habló Benzo molesto. — ¿siempre fuiste así de malo?

— ¡Benzo! — Nea le dio un golpe en la cabeza. — Más tacto.

— Oh, wow, jaja, miren la hora, creo que mi viejo me quiere en la casa para, ya saben, marchar y restaurar el gobierno o algo por el estilo. — Empezó a hablar Walala mientras que riendo salía de la casa. — L-Los vendré a ver cuando pueda, lo prometo.

(WALMÓN) Walala en el país de las maravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora