Extras Destruction

Extra 1

Extra del comienzo de Evan e Isa.

Ascensor

5 de diciembre, 2019

Roma, Italia

Isabella

Que día tan frío, Roma es un asco cuando la nieve amenaza con congelarte viva.

Ayer mi mamá hizo una gran celebración, presentó su colección de moda y fue un éxito. Tuve mi primera borrachera.

— ¿Y qué se siente estar ebria?— me pregunta Kathia a mi lado.

— Como flotar, te sientes muy liviana y te da mucha risa todo...

— Yo quiero estar así un día...— contesta mirando al techo como si pensara que se siente bien. 

— Iré por comida— me levanto.

Voy al pasillo con la mirada en el teléfono, pero queda en el suelo cuando un torso fuerte choca contra mí dejándome en el suelo.

— ¡Carajo!— intento levantarme— ¿Que no puedes mirar hacia el frente?

— Eres tú la que iba con el teléfono...— me ayuda a levantarme.

Lo miro quedándome como siempre maravillada con sus ojos celestes claros, Evan Cárdenas, el hijo de 21 años de Nani.

Es uno de los escoltas y siempre me cruzo con él, no hay nadie en el pasillo lo que me pone un poco nerviosa, el chico intimida como ningún otro.

Es muy guapo, pero también muy mayor, aunque ahora que lo pienso, nadie nos vería y...

Me aliso mi vestido de dormir rosa y disimuladamente abro mi bata para que pueda observarme mejor, pero para mí mala suerte ni me mira, solo se va en dirección opuesta a mí dejándome como un payaso.

Tal vez sea una señal divina para advertirme todo lo que se iría a la mierda se hicieran realidad todas mis fantasías con Evan.

Bufo derrotada caminando rápido al ascensor, aprieto el botón y muevo una pierna mientras espero.

Pero no estoy sola, lo sé porque su aliento me quema la piel en el cuello.

— Si quieres provocarme... — me toma la cadera y la tira hacia atrás marcando un bulto en mi espalda— Debes dejar de comportarte como una niña y hablarme claro.

Su voz sale ronca, su respiración agitada y forma en la que me aprieta la piel me asusta, nunca me habían tocado así.

Se abre el ascensor y me empuja hasta el fondo cerrando la puerta.

— Mira, esto se nos va a salir de las manos, sé cómo me miras porque yo te miro de la misma forma, pero soy un adulto y una niña, eres hija de mi jefe y yo el hijo de la cocinera— se pasa las manos por la cara— Solo date cuenta de todo lo que podría salir mal por nuestra culpa.

— Soy consciente, pero...

— Pero nada...— me pone el dedo en los labios para que me calle— Esto no puede seguir subiendo de tono, las miradas, las provocaciones, los roces, todo debe acabar.

Solo asiento y lo veo salir de ascensor cuando llega a su piso, me quedo en el mismo lugar convenciéndome de que Evan tiene razón.

Debe parar.

Claro que notaba como me miraba, cuando uso prendas escotadas no puede evitar relamerse los labios, los roces que me da en el trasero con el meñique cuando me toma la espalda, la verdad es que me encanta su forma de faltarme el respeto porque yo hago lo mismo con él, cuando está sin camisa, o cuando "accidentalmente" le toqué la entrepierna, o cuando apropósito le pongo los pechos en la cara.