Capítulo dos

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Eran absorbidos por alguna fuerza, se iban de un lado para otro, frenando rápidamente, logrando así que marearan, una vez que aquella sensación paró, cayeron a una gran altura y lo siguiente que vieron fue negro.

Dos caballeros que hablaban como los buenos amigos que eran — claro, "amigos", en esto nadie se salva para que los emparejen —, hasta que vieron una enorme luz y un grupo de personas que se estrellaron de lleno contra el suelo a pocos metros de las escaleras que dirigían a Aries. Completamente asombrados ante lo presenciado corrieron en dirección de los caídos.

— ¿C-caballeros dorados? — preguntó anonadado un castaño bastante más bajo que su compañero.

— P-pero ¿cómo es esto posible? — dijo el peliverde — Hay que informarle a Athena y al resto de los caballeros dorados.

...

El golpe se lo habían llevado de lleno en la cabeza, el dolor era agudo y parecía que se iba a quedar hasta en un par de horas más, agradecieron llevar sus armaduras, porque sino... No estarían vivos para contarla, al abrir sus ojos una luz les cegó por completo, tardaron un poco en acostumbrarse y una vez cien porciento consientes se dieron cuenta de que estaban atados y en la sala del patriarca... Con muchas persona observándolos atentamente... ¿Qué había pasado?

— Veo que despertaron... — dijo una suave voz femenina que fue reconocida rápidamente por Shion y Dohko — Fue una horrible caída... — la joven se levantó de su tronó y caminó unos cuantos pasos mientras que sus caballeros se ponían alerta por cualquier posible ataque — Yo soy la Diosa Athena, ellos son mis caballeros, ¿y ustedes? — ¿Por qué tenían las armaduras de oro, además de bronce? ¿Por qué aquella chica traía aquel báculo? ¿Por qué...?

— I-imposible... — dijeron al mismo tiempo los dos viejos no tan viejos.

Todos centraron sus vistas en aquellos dos que habían hablado, todos los que esperaban la respuesta abrieron sus ojos como platos, todos estaban que no podían creer lo que veían.

— ¿¡Cómo es esto posible!? — exclamó un hombre de cabellos azules y piel morena.

— ¡Esos son Dohko y Shion!

El castaño y el peliverde del futuro les dieron una veloz mirada a sus compañeros, otorgando así un mensaje claro: "no digan nada, nosotros nos encargaremos". Saori sabía que era mejor que ellos se encargaran de... Esta situación tan alocada.

— Disculpe nuestra impertinencia, señorita Athena — habló el viejo maestro inclinando su cabeza, cosa que los demás siguieron.

— Sí, por más que suene a una locura, es la verdad — comenzó esta vez el lemuriano — Señorita Athena, nosotros, Dohko de Libra y Shion de Aries, hemos viajado del futuro junto a los caballeros del siglo XX por causas que desconocemos, pueden comprobar que somos nosotros en realidad gracias a la esencia de nuestros cosmos.

Nadie en esa sala pudo evitar abrir la boca con asombro, era verdad... Podían comprobarlo perfectamente, mas... ¡Era una completa locura!

— Alguien pellízqueme, porque estoy seguro de que estoy soñando.

— No lo estas haciendo, Manigoldo — insistió Libra.

— Comprendo... — dijo la pelimorada del pasado — Puedo ver claramente sus buenas intenciones y lo desorientados que están... Ustedes, ¿podrían presentarse, por favor? — les habló a los demás que habían aguardado hasta su turno.

— Yo soy Mu de Aries — se presentó dando una pequeña sonrisa amable.

— Aldebarán de Tauro — habló mostrando una amplia sonrisa.

¿Cómo llegamos al pasado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora