El viaje duró 4 días y costó la vida de dos de sus hombres. La chica se mantuvo dura como una sólida roca a la deriva de la marea. Rangar reparó en que no se había separado en ningún momento de lo que era su nuevo amigo. Loki olió su tristeza cual perro de caza, y mientras a chica se perdía en si misma en un rincón, el se dedicó a sonsacarle unas pocas sonrisas y alejar a todo aquel que estuviera dispuesto a molestarla. Aquello costó las dos vidas.
Para cuando Emma divisó aquella tierra jamás vista, sintió sus entrañas retorcerse. ¿Qué haría ahora?, ¿Quién la compraría? ¿Qué haría ella viviendo entre aquellos árboles coloridos y montañas tan altas y frías? Sólo quería echarse a llorar y tener un tiempo para poder recordar a sus seres queridos. Miró a Loki mientras este le ofrecía su mano para bajar del barco, su mirada gris y enloquecida la alegró un leve instante, al menos podría contar con alguien en medio de todos estos bárbaros. Cuando pisó la firme madera sintió sus hombros hundirse con el peso de una condena eterna.
Aaren observó receloso como la chica sonreía levemente en dirección a su amigo pelirrojo antes de tomar su mano y saltar del barco. ¿Qué estaba tratando de hacer? Ellos no se habían separado desde que la subieron al barco, ¿Acaso Loki la compraría? No, ella tenía que sufrir un poco más por sus actos, no podía verlo todo rosa al instante. Siseando, Aaren los siguió de cerca, intentando captar algún atisbo de su conversación mientras esquivaba gente que golpeaba su espalda, agradeciéndole por los saqueos de este año.
Rangar esperó a interceptar con Loki y Emma para poder separarlos. Ambos estaban atrayendo más atención de la que deberían y luego se armaría un alboroto injustificado. A lo lejos, vio la silueta de Aaren acechándolos cual perro de caza, sus ojos en la silueta de la menuda chica. Negó, sintiéndose estúpido por haber aceptado llevarla a casa, era obvio que Aaren estaba pensando con su pene en vez de su cabeza. Mierda, había perdido ya tres de sus mejores hombres por culpa de una chica a la que nadie tomaría nunca enserio, y si ella lograba llegar a un puesto como sirvienta o prostituta vendría siendo un puesto alto. Conocía a su gente como la palma de su mano, y ello aborrecían a los desconocidos, más aún a los que se llevan vidas con ellos. Ni hablar si aquel desconocido era realmente una desconocida. Las mujeres la odiarían y celarían a sus hombres como fieras, más aún si la desconocida poseía una belleza más allá de lo exótico.
Emma bajo los ojos al instante que vio a Rangar delante de ella. Tirando de su cuerpo más cerca del de Loki, suplicó porque los ridículos temblores no volvieran a su cuerpo. Estaba asustada como la mierda, pero no se podía dar el lujo de mostrar debilidad alguna, menos cuando estaba en un lugar desconocido lleno de gente, que por lo que había visto, mostraba un claro desagrado hacia ella.
-Déjala, la llevaré donde esté segura hasta que sepamos que hacer con ella.
Gruñó. Emma percibió como Loki se tensaba a su lado, ¿el no estaba pensando en dejarla?, ¿o si? Con renovadas fuerzas levantó sus ojos, observando la expresión pétrea y dura del que parecía ser el que mandaba en todo el lugar. Rangar parecía ser una autoridad más que importante. Toda esa autoridad dirigiéndose a Loki por mediado de una orden directa. Vio como su pelirrojo amigo abría la boca para rebatir algo, cuando algo se movió detrás de ellos. Fue muy tarde como para hacer cualquier cosa, y ni siquiera el grito que salió de su seca garganta llegó a tiempo. Aaren, su captor la tomó de sus delgados brazos y los mantuvo detrás de su espalda con ayuda de sus propias manos. Rangar golpeo el pecho de Loki con la palma abierta, advirtiendo al pelirrojo que debía permanecer quieto y callado, a diferencia de Emma, que pataleaba en todas direcciones y gritaba todo tipo de improperios.
Demasiado cansada como para conseguir pelear un poco más, Emma suplico con la mirada a todo ser que lograba ver a los ojos. Su cuerpo era impulsado desde atrás por Aaren, quien no le permitía realizar movimiento alguno. Jadeando, tragó saliva para ser capaz de hablar algo coherente. Si estos bárbaros no le hacían caso por la fuerza, puede que la tomaran en cuenta si hablaba civilizadamente.
-Vamos, por favor, ¿no crees que ya he tenido suficiente? – Detrás de ella, el gigante soltó una carcajada seca – De todas maneras, ¿Dónde crees que escaparía? No seas idiota y demuéstrame que tu cerebro no es del tamaño de un maní, déjame suelta, me portaré bien.
-Chica, mi cerebro tendría el porte de un maní si fuera a aceptar o si quiera pensar tal tontería. No seas tonta y compórtate, no rechistes y todo irá bien por acá, incluso estoy dispuesto a buscar un comprador decente para ti, ¿qué te parece?.
-Vete a la mierda – escupió la chica, antes de pararse frente a lo que parecía una tumba de piedra. Era el calabozo más extraño que alguna vez haya visto, y el más tenebroso también. La abertura estaba en el suelo, y la oscuridad se abría paso hacia abajo y costados. Inconscientemente sus pies retrocedieron, y las lagrimas se acumularon a los costados de sus ojos. Se apoyó todo lo que pudo en el pecho de Aaren, sin importarle aquel íntimo acto. Tenía miedo, más del que podía ser capaz de ocultar, nunca le había gustado la oscuridad, y menos los espacios reducidos y cerrados. Frente a ella se encontraba una de sus peores pesadillas.
Sus súplicas y promesas no hicieron efecto alguno a la hora de cumplir con lo que Aaren había dicho. El solo la tomó de la cintura y la tiró como si se tratara de basura dentro de aquel agujero infernal. Una vez dentro pudo oler la putrefacción y el moho. Quiso matarlos a todos y a ella misma, estaba segura como el infierno de que no merecía esto. Que nadie lo merecía. El bárbaro se asomo levemente, acompañado de una sonrisa arrogante que la hizo querer escupirle en la cara.
-Nos vemos en unos días preciosa, diviértete – Guiñó su ojo antes de que ella pudiera reaccionar de alguna forma, y luego se marchó como una estrella fugaz, dejándola sola.
Emma sollozó en silencio, demasiado estresada como para idear algún plan que seguramente no tendría más resultado que ganarse más días en la catatumba en la que se encontraba.
Y mientras dejaba las lagrimas caer con rabia, juró que se vengaría, fuera cual fuera el costo.
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Iron soul.
Historical FictionSoy hierro y forjo mi historia, mi destino. Me forjo a mi misma.