Comenzó como un error, luego se convirtió en un hábito.
Los dedos generalmente torpes se movían sobre él con una maestría que la mayoría desconocía, encendiendo el fuego donde fuera que lo tocara.
Y él solo quería más, anhelando el contacto que se le había sido negado durante el mes que no la había visto.
Sus propias manos recorrieron las piernas de ella, que envueltas en su cintura la aseguraban de no deslizarse contra la pared en la que su espalda se apoyaba.
El contacto con la tela de su vestido lo enloquecía, no queriendo más que romper la maldita prenda que le impedía verla y tocarla como debería ser, pero sabía que era necesario que guardara la compostura si no quería ser descubiertos.
En su lugar se concentró en sus labios unidos que los salvaguardaba de ser descubiertos por la sinfonía de gemidos y gruñidos que desesperadamente salían de ellos, siendo atrapados por el interior de la boca del otro.
Sus caderas se unían en un vaivén bien sincronizado de movimientos donde, cuando él bajaba, ella se alzaba sobre él hasta que se dejaba caer al mismo tiempo en el que Sasuke se hundía con una estocada en su interior.
—Hinata —gimió su nombre en la primera oportunidad que pudo, cuando abrieron una pequeña brecha entre ellos para por fin respirar —Por favor... por favor... quédate conmigo —le rogó, desesperado cuando el cosquilleo en su ingle aumentaba con cada segundo que pasaba.
Pero ella, como siempre, le rompió el corazón cuando lo volvió a callar con un beso al mismo tiempo que negaba con su cabeza aquella petición que ya se había convertido en una constante entre sus íntimos momentos.
La furia y consternación que le provocaba su negativa solo fue combustible para que la unión entre sus sexos se volviera más ruda, más errática, hasta que ambos se pusieron rígidos antes de que se marchitaran por la abrupta liberación de placer.
Unos minutos pasaron hasta que él finalmente permitió que sus piernas lo soltaran para que ella, aún debilitada y temblorosa, pudiera ponerse de pie, colocándose nuevamente las pantaletas que habían permanecido colgando en la punta de sus dedos mientras ellos se devoraban el uno al otro.
Y llegó el momento en el que tuvo que desviar la mirada, porque su corazón no resistía ver como ella tomaba del descanso del lavamanos las joyas que decoraban sus dedos, cuello y orejas, dejando para último la pieza más importante de todas.
Solo bastaron unos pocos segundos para que el sonido de la puerta abriendo y cerrando se escuchara en la infinidad de aquel lujoso baño que había sido testigo de los actos impuros que ambos habían consumado.
Se acercó al mismo lavamanos y abrió el grifo, mojando con el agua su rostro en busca de alivio incluso en la más mínima forma, mirando sus propios ojos en el espejo frente a él mientras las pequeñas gotas se deslizaban desde su frente, a sus mejillas y finalmente caían a la blanca cerámica.
Esperó varios minutos para recuperarse totalmente, sintiéndose destruido en más de una forma.
Tomó la pequeña toalla que la barra a su lado y secó sus manos y cara, tomó su saco, que había quedado en descanso sobre el tanque del inodoro y arregló su pajarita, finalmente dispuesto a salir de aquel espacio que empezaba a oprimirlo.
Salió sin pena ni culpa, sin mirar hacia los lados en busca de cualquier persona que viera a ambos dejar mismo baño y delatarlos, en realidad deseando que aquello fuera exactamente lo que pasara, pero aquel pasillo vacío en el segundo piso solo le recordaba que las escaleras habían estado fuera de los límites de los invitados a aquella fiesta, siendo solo unos pocos los permitidos a usarlas, tal como él y ella lo habían hecho.
El sonido de diversas charlas lo recibió, nada ruidoso como lo que cualquiera esperaría del anfitrión, pero que era totalmente acorde con la ocasión que se celebraba.
Con la vista fija en la salida, empezó a caminar para irse lo más rápido posible, esperando no llamar la atención con su abrupta partida.
— ¡Sasuke!
Pero como todo lo que intentaba aquella noche, falló.
Con los hombros rígidos por la tensión se dio lentamente la vuelta, enfrentando al hombre que lo llamaba con su estridente voz.
Desde el otro lado de la habitación, Naruto se acercaba a él a paso moderado, completamente distinto a como generalmente caminaría, adaptándose a la velocidad de la persona a su lado.
— ¿A dónde vas? ¡La fiesta aún no termina!
No respondió al momento, mirando los azules ojos de su amigo antes de pasar a los marfilados de su acompañante.
—Lo siento, tengo que irme —volvió a fijarse en Naruto, siendo más fácil mirar su expresión desbastada que el ceño levemente fruncido de Hinata —Algo surgió en la empresa, me llamaron de urgencia —se excusó con una mentira, esperando que al menos Naruto pudiera ser engañado con sus palabras.
—Eso apesta —se quejó el rubio, aunque su tono denotaba entendimiento.
Naruto se acercó a él, abrazándolo.
—Aun así nos reuniremos mañana ¿verdad?
Sasuke también lo abrazó, un poco más rígido que al principio.
—Por supuesto, idiota —le respondió, sus ojos fijos aun en Hinata, tratando de no deslizar la mirada hacia abajo para no toparse con el anillo que orgullosamente brillaba en su mano izquierda —No puedo dejarte arruinar tu boda con tus estúpidas ideas ¿cierto?
—Genial —el abrazo se acabó y Naruto se volvió a deslizar junto a su prometida —realmente te agradezco todo esto Sasuke
Él rechazó aquello, volviendo a mirar a Hinata y extendiendo su mano para apretarla con la de ella.
La electricidad que producía en ambos cualquier contacto entre ellos seguía ahí, pero ninguno de los dos podía reaccionar en consecuencia.
—Felicidades por su compromiso —fue lo único que pudo decirle, doliendo cada letra que salió de su boca y el pequeño "gracias" que ella soltó.
Sus manos se soltaron, lentas, y el sentimiento de vacío en él se hizo más grande cuando el ligero contacto final de las yemas de sus dedos desapareció.
Se despidió y se dio la vuelta, deteniéndose cuando abrió la puerta y se giró levemente para mirarlos por última vez, viéndolos felices mientras eran abordados por otras personas que los felicitaban, aunque los ojos de ambos volvieron a encontrarse antes de que no pudiera resistir más y salió de aquella casa.
Ignoró completamente su auto cuando pasó a su lado, prefiriendo caminar en medio de la oscura calle solo iluminada por pobres farolas amarillentas y la blanca luz de la luna.
Ya no debería afectarle, se supone que la historia de ambos había acabado años atrás cuando estuvieron de acuerdo que su relación no daba para más, cuando sus caminos se separaron, cuando la convenció, apenas seis meses después de su separación, de que debería aceptar la propuesta de su amigo a una cita, asegurándole que estaba completamente bien con aquello.
Qué tonto de su parte.
Ahora solo era una página a la izquierda que solo era leída de vez en cuando en busca de algo olvidado, y él no podía hacer nada más que aceptar aquello, anhelante del contracto de sus finos dedos sobre sus borrosas letras.
"Un gatito en el tejado, solo sin su lady"
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Este one no tiene nada que ver con el del día 1, aunque probablemente solo yo lo relacione en mi cabeza.
La última frase la agregué porque en mi mente, Sasuke va cantando la canción que canta Chat Noir en Chat Blanc
PD: Aparentemente haré puro cliché e historia quemada este mes SH

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Abrázame y no me dejes caer
ФанфикOnesshots y drabbles del mes SasuHina 2021 Día 1: El inicio de nosotros (De citas de juegos y galletas de dinosaurios) Día 3: El error del hábito Día 5: La reina del jardín (En mis rosas marchitas yaces descansando) Día 6: Los cinco sentidos (El s...