Día 5: La reina del jardín (En mis rosas marchitas yaces descansando)

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A los alrededores del bosque siempre se contaba leyendas de todo tipo, sobre criaturas fantásticas y monstruos horripilantes más allá de la imaginación humana, sobre ninfas, hadas, hombres lobos y gigantes serpientes que arrasarían con todo el pueblo en pocos minutos de así quererlo; solo eran leyendas, historias para maravillar o asustar a quien quiera que las escuchara, hipnotizando con su magnetismo al oído virgen que las escuchaba, llevando a su víctima a exigir más, conduciéndolo a la locura en la búsqueda de satisfacer esa necesitad.

Pero había una en especial, la más grande, la más fantástica, la más sublime y la más aterradora que nunca nadie se atrevió jamás a contar, aquella cuya existencia solo era conocida por los más ancianos del pueblo que defendían con uñas y dientes su veracidad, pero que sin embargo solo se las han contando los unos a los otros, recordando y llorando la intensa agonía que cada vocablo transmitía.

La leyenda de Hinata, la reina del jardín en el corazón del bosque, y Sasuke, el infame rey que sin ningún ejercito fue capaz de penetrar las invulnerables barreras que protegían a la reina.

El rey que nunca regresó.

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— ¡Mi rey! —Gritó una de sus cortesanas — ¡Por favor, le ruego lo reconsidere!

La ignoró, apretando el amarre de su armadura mientras que sus guardias colocaban las hombreras y le tendían su casco, el cual tomó.

Aún estaba oscuro, la luz de la luna se cernía sobre todo el reino durmiente mientras se preparaba para partir.

—Mi señor —se volvió, escuchando ahora a su primer oficial, Kakashi, quien le hablaba — ¿Está seguro de que esto es una buena idea ir internarse solo en el bosque?

—No es algo que no hiciera antes, Kakashi, deberías saberlo —respondió sin mucho interés mientras agarraba las riendas de Ónix, el majestuoso caballo negro que lo había acompañado desde hace años.

—Lo entiendo, pero no es lo mismo, su majestad, nunca llegó más allá del rio de piedra —Dijo el hombre, su voz tan lenta y aburrida como si era algo que estaba entrenado para decir, pero Sasuke lo conocía mejor que muchos como para saber que había preocupación que se escondía tras esos tonos muertos —Es un gran riesgo a tomar para encontrar a una mujer que ni siquiera sabemos que existe

—La gente está muriendo Kakashi, de hambre, de enfermedad... —inclinó la cabeza un poco hacia su primer oficial, no lo suficiente para verlo realmente —Si esa mujer, esa... bruja existe, será nuestra oportunidad de resolver todos los males que nos aquejan, si la encuentro, entonces salvo a mi pueblo

— ¿Y si no la encuentra, señor?

—Entonces tendremos que tomar acciones más drásticas, acciones para las que no creo que estamos listos en este momento, Kakashi

El silencio que siguió le dijo a Sasuke que el hombre sabía a lo que se refería.

Hace poco habían librado una guerra contra un reino rival que pretendía adueñarse de todas sus tierras, atacaron en medio de la noche, cobardemente buscando tener la ventaja táctica que le proporcionaba la oscuridad sin esperar la sorpresa de que estaban listos para contraatacar con mucha más violencia de la que se esperaría de un pequeño reino que apenas prosperaba en comparación a los demás. Se perdieron muchas vidas en ambos bandos, pero su ejército había mantenido la mínima ventaja sobre los invasores y capturaron a los principales oficiales de los intrusos, ejecutándolos justo en el campo de batalla como él había ordenado lo hicieran, cerrando cualquier abertura a la negociación que su rival pudiera proponer.

Abrázame y no me dejes caerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora