Día 4 y 5: Viajes - Amigos por correo

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Recuerdo el mejor año de mi vida, el cual tuve un viaje inolvidable.

Hace algunos años, me dió la curiosidad de conocer personas por Internet. Varios chicos de mi edad lo hacían y pensé que sería interesante hacerlo también. Busqué aplicaciones relacionadas y encontré una muy intrigante, se llamaba SMail.me, era como las demás pero con una temática diferente.

Me registré y después de poner mis datos como mi nombre e información adicional que quisiera dar, di click en el botón que se encontraba en el inicio de la app para buscar un amigo al azar. Lo interesante, es que sólo podíamos escribir cartas, máximo dos a la semana, como si se tratará de un servicio postal. Fue lo que me agradó, ya que era una idea original y sin necesidad de hacer gastos de envío y ese tipo de cosas.

Apareció el nombre de mi nueva amistad.

—Uraraka Ochako.

Según su descripción, también vivía en Japón como yo, le gustaban los dulces y viajar.

Ví la hoja en blanco pensativo. ¿Qué se supone que debería escribir? Mi imaginación era nula, así que me decidí por escribir una pequeña presentación y ver que más llegaba a mi mente.

Debía ser algo interesante, sino, no se daría la molestia de contestar, y sólo me quedaría otra carta para poder enviar.

Al terminar, miré nuevamente la hoja, con la esperanza de que también me respondiera, y la envié sin más preámbulos. Seguí con mi habitual rutina, no quería abrumarme con la respuesta.

Ésta llegó más rápido de lo que creí, en menos de dos horas, Uraraka me había respondido.

Ansioso comencé a leer.

"Gusto en conocerte, Bakugou. Sé que no nos conocemos ni nada pero ¿te puedo llamar por tu nombre? Pienso que es lindo, igual tú puedes llamarme Ochako o como gustes :)"

Sonaba infantil al inicio pero conforme leía su carta, hice una especie de conexión con ella. Me provocaba una molestia que no pudiera hablar directamente con ella, pero esto tenía la intención de provocar mayor interés hacía la otra persona. Que buena técnica.

Seguimos enviándonos cartas por un par de meses, después ella me dió su número, con confianza decidí también darle el mío. Pasamos a mensajearnos diariamente. Compartíamos todo lo que hacíamos en el día, nuestros pasatiempos, nuestros sentimientos y nos dábamos apoyo para todo.

Creo que fue así como me enamoré de ella.

Dos años después, decidimos conocernos en persona. No vivíamos tan lejos del otro pero sl suficiente como para que fuese complicado el vernos.

Fue increíble, pude finalmente verla frente a frente, sin que una pantalla este de por medio. Hablamos de tantas tonterías y nos reíamos de éstas. Sabía que era arriesgado confesar mis sentimientos, pero, ¿qué mejor oportunidad que esta? Para mi sorpresa, ella admitió sentir lo mismo y que creía que la rechazaría.

Nuestra unión se volvió más fuerte, seguimos viéndonos por videollamada y hablando a diario. Nuestras conversaciones por mensaje se convirtieron en llamadas telefónicas que duraban por días.

Todo mejoró cuando planeamos hacer un viaje juntos.

¿Qué te parece México? He visto que tiene lugares turísticos muy lindos.

Kacchako Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora