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Colonia Tovar, Venezuela.
2019.

—¡¡Nahoby!! Despierta. —siento un balón llegar a mí.

—¿Pero que? —atajo el balón. —Ten más cuidado a la próxima, Paloma ¿Si? —le devuelvo el tiro a la chica.

—¿Yo? Si tú eres la que andas despistada. —Dice Paloma entre risas. —¿Qué traes en esa mentesilla eh? —lanza el balón hacia arriba para atajarlo.

Paloma era muy curiosa, al tanto de que hace lo que fuera por sacar una información.

Paloma y yo, somos mejores amigas desde que tenemos conciencia, nos conocimos en el parque del vecindario. Pertenece a la familia con más privilegios del país en la época aristocrática; mientras el resto se fueron a los Estados Unidos, su padre decidió quedarse aqui.

—¡No es nada, tranquila! —veo a la cancha. —Solo pienso en unos acordes y ya.

—Si claro, por supuesto. —me responde con sarcasmo. —Son unos acordes nada más, unos acordes llamados Mauro Rivas ¿No?

—¿Oye pero que?...¡¡NOO!!

—¿Ah no? —me alza una ceja.

—No. —miro al suelo y levanto la vista nuevamente. —No. —niego bruscamente.

Paloma me mira fulminante.

Suspiro dándome por vencida, ella tenia razón, el motivo de mi hipnosis era ese ser.

—Para que decirte que no, sí si.

—Noby... —Se acerca Paloma ya viéndome entristecida. —¿Hasta cuándo?

Ella sabía perfectamente todo lo que acontecía con ese chico.

Mauro, es el chico que me enloquece desde hace un año aproximadamente, han pasado muchos eventos entre nosotros en el transcurrir de ese tiempo, pero jamás se concreta nada.

—Amiga, aléjate enserio... —me abraza. —Eso no traerá nada bueno para ti.

Me quedo callada por que tiene la razón, pero aún sigo con ese masoquismo, es una condena en la que vivo.

—Ven, vamos a casa. —le alego con seriedad.

Me levanto del suelo de la cancha con ayuda de Paloma, me sacudo un poco y comenzamos a andar.

—No puede ser que aún teniendo carro, prefieras caminar. —se queja la castaña.

—A ver Poly ¿Para que gastar gasolina en solo dos cuadras? Podemos caminar sin ningún problema.

Y en realidad, no tengo problema en hacerlo, este lugar es hermoso, mucha vegetación, un clima frío pero exquisito, su arquitectura es uffs. Muchas personas no sabían de la existencia de este lugar hasta que se volvió un lugar turístico, además de conocer las zonas aledañas a él, y a Macarao el bosque, un lugar muy extraordinario para pasar un campamento único.

Casi llegando a casa siento llegar un mensaje a mi celular.

Mauro :
Que harás esta noche?

Yo:
No tengo planes por que?

Mauro:
Podríamos vernos?

Yo:
Si claro

Mauro:
Te recojo a las 7:00pm

—¿Quién es? —me pregunta la castaña con un poco de sospecha.

No le respondo, solo le muestro el celular.

—Por lo que veo, si irás.

—Obviamente, ya dije que si.

Ella se disgusta un poco.

—Estas buscando tú muerte a juro, Nahoby. Ya ni te digo más nada.

Abro la reja que da automáticamente al jardín para luego ir a la puerta principal que dará a la sala.

Voy a la cocina, tras de mi Paloma con su celular, encuentro unos ponques en la nevera y sirvo un poco de jugo de naranja para ambas.

—Al parecer las clases empiezan este lunes. —habla Paloma después de un rato mientras toma un poco de jugo.

—Interesante, déjame ver. —ella acerca su celular a mi cara. —¿Segura de que quieres estudiar en mi liceo? —le pregunto.

—Es lo que queda ¿no?, quiero una graduación con mi mejor amiga. —mira su celular nuevamente.

En este último año que nos queda de secundaria, Paloma decidió cambiarse a mi colegio, no es el más prestigioso como en donde se encontraba anteriormente, pero ella no tiene problema alguno, quiere graduarse junto a mi, y no con un par de idiotas como dice ella.

—Entonces ¿Qué te pondrás para más tarde? —dice sin despegar su mirada del celular.

—Bueno... Aún no lo sé.

—Libra al fin. —Paloma se burla y rueda los ojos.

—¡Hey! Mira quien habla. —contraataco. —Una Leo que no puede ni con su propio ego.

Se me queda mirando con ganas de seguir atacando.

—No somos egocéntricos, es un mal estereotipo? —resopla. —Asi como el mal estereotipo de Libra el ser pacifista y muy equilibrado. —me sonríe con picardía.

—¿Sabes que? —me levanto de la silla. —se me hace tarde, voy a ducharme.

Ella imita mi gesto para seguirme, al ras de que va riendo.

—Ají picante te llaman, Nahoby.

Más Allá De Una Vida. [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora