Prólogo

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Toon City, ciudad creada por y para cartoons. Rebosante de edificios y negocios de diferentes tonos de colores, en donde conviven todo tipo de toons de diferentes categorías quienes se mudaron de sus estudios, cada uno por sus razones personales. Pero nuestra historia transcurre en uno de los departamentos de la concurrida ciudad, la primera planta dividida en dos secciones siendo la primera una recepción con sala de espera y la otra un gran bar abierto a todo el público 24 horas.

En uno de los apartamentos simples, la entrada daba directamente a la cocina con una barra que la separaba de la sala de estar en donde se encontraba un sofá de tres cuerpos frente a una televisión y una mesa de centro que tenía botellas de cerveza y un cenicero rebosante de colillas y cenizas, contando también con un pequeño balcón para una persona. En el pasillo entre la cocina y la sala de estar había 3 puertas, siendo la del centro el baño y el resto habitaciones, aunque solo la de la derecha estaba habitada y la restante era una habitación de invitados que era usada como almacén.

La puerta de la habitación derecha dio un chirrido lento en cuanto fue empujada. Saliendo de esta un gato albino con cara de cansancio, llamado Alex, o como suele ser más conocido: El primo malvado de Felix el gato.

El felino se dirigió hacia su refrigerador y lo abrió solo para encontrarlo casi vacío a excepción de 3 huevos y una caja de leche abierta, se la acerco a la nariz y olio, al instante su rostro se contorsiono en una mueca de disgusto. Decidió que se saltaría el desayuno otra vez.

Agarró la cajetilla de cigarros que estaba sobre la mesa de centro para sacar un cigarrillo. Camino hasta su balcón, se apoyó en la barandilla y encendió el cigarrillo.

Inhaló sintiendo como el humo bajaba por su garganta hasta filtrase por sus pulmones para terminar exhalando lentamente, esto siempre lo relajaba. Mientras disfrutaba de su pequeño vicio miro hacia abajo, admirando la vista de la ciudad pensando en el rumbo que tomo su vida y el cómo pudo acabar solo. El disfrutaba su soledad ¿Pero por cuánto tiempo más? Lo más cercano a una charla en el último año fueron los balbuceos de un ebrio que estaba atendiendo en el trabajo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por los constantes de golpes a su puerta. Alex estaba confundido ya que era muy raro que alguien lo buscara en su departamento, apago su cigarro contra la barandilla y camino hasta su puerta.

Al abrir su puerta se encontró con un toon unos pocos centímetros más bajo que él, vestido con chaleco negro, camisa café de cuadros, pantalones negros, su cuello rodeado por una bufanda blanca, sobre su cabeza descansaba un sombrero fedora negro y en su brazo izquierdo apoyándose de su bastón. Alex miro extrañado al desconocido por un momento para después hablar.

-¿Quién es?-Pregunta Alex con monotonía.

-Oh, por favor-El toon desconocido fingió un tono indignado. Alex estaba por cerrarle la puerta en la cara, hasta que una gran sonrisa creció en el rostro del desconocido y lo vio quitarse el sombrero, haciendo que el felino se detuviera en seco- ¿No reconoces a un viejo amigo al frente tuyo?

Claro que no lo reconocía a primera vista sin su estilo característico, ocultando su falta de cuello con esa bufanda y disimulando sus cuernos con el sombrero. Sin embargo el nunca olvidaría esa sonrisa tan única.

-¿B-Bendy?-Murmuró sin poder creerlo.

Bendy era uno de los pocos amigos que tenía Alex, pero perdió su pista de un momento para el otro, se les hacía difícil ponerse en contacto considerando que en ese tiempo con sus estudios ubicados en diferentes continentes. Varios años más tarde se enteraría del juego que se hizo de él y trataría de ponerse en contacto con el demonio pero no hubo ningún resultado, era como si fuera un fantasma.

¡Hey toons!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora