Capítulo cuatro

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Normalmente solía ser al revés, era ella quien persuadía a los demás con el fin de obtener algo. En esa ocasión se estaba dejando persuadir. Por algún extraño motivo seguía sintiéndose en deuda con ellos por todo lo que habían estado haciendo hasta el momento, esperaba que pudiera librarse de ese peso cuanto antes. Poner su vida en riesgo era mucho pedir, al fin y al cabo era ella contra otros cuatro experimentos y todo por salvar a cinco personas a las que no les importó haberle hecho daño.

—Me van a matar —anunció, soltando una risa sarcástica—. ¿Pero sabéis qué? A vosotros también. Moriremos todos a manos de unos experimentos.

—¿Por qué quieres hacer esto sola? —inquirió Christian—. Nuestros hermanos podrán echarte una mano, ¿no? Si pueden crear experimentos así supongo que también podrán controlarlos. No tienes necesidad de hacerlo sola, si lo que quieres es lucirte, déjame decirte que a mi ya me tienes impresionado por lo que hiciste con el otro experimento cuando intentó atacarme.

—Todas las noches desde que me liberasteis estuve mirando al cielo en busca de la Luna, me parece lo más hermoso que mis ojos han visto —habló con calma, dejándolo un tanto desconcertado por sus palabras—. La Luna esta sola y brilla. ¿Por qué no podemos ser como ella?

—Eso es muy bonito, a cualquier fan de las letras le encantaría esa frase —opinó, preparándose para razonar—. Pero los fans de las ciencias van a refutar, porque la Luna no brilla, no es más que un reflejo del Sol.

—Solo era para decirte que voy a brillar sin necesidad de que nadie me ilumine, no necesito de los patéticos de vuestros hermanos... Prefiero morir a manos de un experimento que a manos de uno de ellos —dejó claro.

Intentó no pensar demasiado en el tema mientras Christian conducía hasta casa de Elian, donde se suponía que estaban este, Joss, sus hermanos y próximamente también los experimentos. Los que estaban allí no se imaginaban que estos estaban a punto de llegar, no se molestaron en enviarle un mensaje para contarle de lo sucedido aunque solo fuera lo básico y sin detalles. No. Se presentaron allí por sorpresa, dejando a los dos jóvenes sudando en frío porque hacía tan solo minutos que les dijeran a sus hermanos que no sabían nada del tema y ahora sus amigos estaban allí con el experimento.

—¿Qué diablos está pasando aquí? —indagó Elian, por primera vez en el día no se estaba haciendo el loco, todo eso lo estaba sorprendiendo y no sabía si para bien o para mal.

—No hay tiempo para explicaciones, tenéis que poneros al cubierto —habló Christian, mirando a los tres mayores—. Por favor.

Dudaron. Se miraron los unos a los otros sin saber que decir, finalmente decidieron hacerle caso porque por algo lo decía.

—Tenemos mucho de que hablar —la voz de Yanelis sonó amenazante cuando miró a su hermano—. Empezando por la parte en la que metéis las narices en asuntos de adultos científicos y continuando por la que mentís descaradamente.

Yashua negó ligeramente con la cabeza, restándole importancia a las palabras de su compañera. y se acercó a Crarya con malas intenciones, ella al notarlo se alejó, poniéndose a la defensiva. Las miradas recayeron en ellos dos, Ricky compartió una mirada cómplice con su hermano y se situó tras ella para que no siguiera retrocediendo.

—¡Es una trampa! —chilló, afinando sus sentidos y dándose cuenta de que los experimentos no irían a por ellos cuando Elian y Joss los acompañaban, ella le había pedido que no le pusiera un dedo encima y estaban cumpliendo su palabra. Antes de que pudiera reaccionar, Yashua clavó la jeringa en su brazo y vació su contenido. Haciéndole gritar por el dolor del momento e inmovilizándola segundos después.

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