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1 de enero 1971

Era un fría mañana de invierno, el viento soplaba delicadamente las hojas de los arboles, y una pequeña de cabellos color fuego descansaba en su cama. Las ventanas de su cuarto estaban empañadas y la luz que colgaba del techo iluminaba toda la habitación.

—¡Alice! -gritó otra niña pelirroja, saltando en la cama de su hermana. Ambas aparentaban la misma edad.

—¡Yo no fui! -gritó levantándose de golpe.

—¡Feliz cumpleaños, Al. -exclamó. E ignorando el comentario de su hermana, se lanzó a abrazarla.

Alice bostezo y estiró sus brazos antes de corresponder el abrazo. —Gracias, Lilian. -dijo intentando pronunciar bien. Aun no despertaba del todo, ni siquiera había abierto bien los ojos.

Ambas pelirrojas eran mellizas. Lily era mayor que Alice solo por un día, pero siempre le sacaba en cara que ella era la mayor de entre ambas.

Lily se separó del abrazo y le sonrió a su hermana con emoción.

—Mamá y papá nos esperan abajo. Ven.

Alice pataleo e hizo un leve puchero. La chica odiaba las mañanas, le costaba demasiado despertarse. O tal vez solo amaba demasiado dormir.

Siempre despertaba con el cabello despeinado, tapando su rostro. Y como dormía con la boca abierta, a veces babeaba.

—¡Pero estoy en pijama, Lilian!

—Eso que importa, siempre estás en pijama. -sin poder decir nada más, Alice fue arrastrada de su cama hasta el primer piso por su hermana.

Una vez abajo, sus padres le dieron un gran abrazo, felicitándola por sus recién cumplidos once años.

Recibió de regalo por parte de su familia un lindo vestido color celeste. No era algo caro, ni de marca. Pero era exactamente el tipo ideal de vestidos para Alice. Y ella lo amaba.

Sus padres le habían preparado un desayuno especial. Su madre había cocinado una cantidad exagerada de panqueques qué se encontraban apilados en platos sobre la mesa, donde también había todo tipo de acompañamientos como mermelada, crema, frutas, etc. Alice había quedado realmente sorprendida, pensó que todo eso le podría durar hasta que cumpliera años otra vez.

La familia reunida, compartían historias y anécdotas mientras disfrutaba de los deliciosos panqueques.

Pero rápidamente la joven notó una de las sillas vacía.

—¿Y Petunia? -Preguntó.

—Esta arriba. -Respondió Lily, llevándose un pedazo de panqueque con maple a la boca.

—Oh. -Murmuró. En su voz se podi notar una mezcla leve de tristeza y decepción.

—Que eso no te arruine el Día, tesoro. Ya sabes como es tu hermana. - Dijo su madre, con voz suave como porcelana.

—Oh, no, no. -Titubeó. Levanto la cabeza para mirar a su mamá y negó rápidamente, —Claro que sé como es ella. Yo lo entiendo. Solo necesita su... privacidad.

Dicho esto volvió a bajar la cabeza, para comer otra vez sus panqueques.

La madre de Alice era una mujer muy dulce. Siempre fue muy cercana a sus hijas, intentaba darles lo mejor. A pesar de no ser una familia adinerada, siempre se esforzaba por tenerles ropa nueva y darles los juguetes que querían. Pero a pesar de eso, una de sus hijas siempre la alejaba.

It was always you || James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora