Dulce inocencia.

223 11 6
                                    

"No quiero que mis hombres o socios nos vean de manera cercana , quiero que crean que no eres importante para mí ... aunque claro lo eres"  dijo lo último con voz suave y continuo acariciando mi cabello "eso es solo para crear una imagen y que algún enemigo no quiera lastimarte, cuando estemos solos como ahorita o cuando estemos en la habitación eres libre de ser tan afectiva como quieras"

Me recargo sobre mis codos y Bastián continua acariciando mi cabello, estamos en su oficina y yo estoy recostada sobre sus piernas boca abajo mientras él trabaja en unos papeles.

"¿Puedo preguntarte algo?"

"Dime" contesta con su voz grave

"Mi madre, ¿La dejaste que se fuera?"

"Si"

"Y mi padre... ¿Sabes en donde está?"

Escucho a Bastián suspirar por la nariz y su mano se detiene, la lleva a mi cara y ordena firme "mírame"

Alzó la cara y lo volteó a ver, parece molesto.

"No quiero que pienses en ellos, olvidalos porque no te dejare volver" afirma serio "ellos no se preocupan por ti y para mí eres más valiosa así que olvidalos, olvida que fueron tu familia y piensa en qué ahora me tienes solo a mi"

Sus palabras me dejan en silencio pero extrañamente no me siento triste, más bien me siento aliviada como si me hubieran quitado un enorme peso de encima.

"No pido que los odies, pido que los olvides"

Asiento con la cabeza y recuesto mi cabeza sobre mis manos. Bastián acaricia mis piernas con su mano desocupada.

Lo observo trabajar y mi mirada va a la altura de su cuello, puedo ver los tatuajes que salen de la ropa adornando su piel, ahora que recuerdo, anoche luego de desnudarse pude ver qué tenía varios tatuajes pero no recuerdo haber visto los tatuajes de su cuello en la cafetería.

Por curiosidad estiró el dedo a su cuello y dibujo en el aire su tatuaje,  mi acción atrae su atención aunque no me dice nada.

"No recuerdo que tuvieras estos tatuajes"

"Los hice días después de la última vez que nos vimos en la cafetería"

"Mmm" levanto un poco la cabeza, lo suficiente como para poder ver su cara "se ve bien"

"¿Te gustaría tener uno?" me pregunta

"Jamás lo he pensado pero no suena mal"

"Tal vez podría dejarte tener uno"

Lo miro coqueta moviendo mis pestañas y eso lo hace reír.

En ese momento entra Gianni (el hombre que aquel día vestía de gris) pero a primera instancia no nos ve ya que entra leyendo unos papeles y al alzar la cara nos mira extrañado.

"¿Que quieres?" le dice Bastián

"Traigo más papeles" contesta con las hojas al aire

"Ya sabes dónde déjarlos"

Gianni, aún extrañado camina a la mesa de centro y deja las hojas.

"¿Que es esto?" nos señala

"Cómo mi hombre de confianza mereces saberlo" le dice Bastián y le indica que se siente "¿Recuerdas que conocí a alguien en una cafetería?"

"¿La bella joven con apariencia inocente?" dice y Bastián asiente con la cabeza.

Gianni luce pensativo "¿Es ella?" pregunta exaltado

Mascota de la Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora