Capitulo VI

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Habían pasado tres días. Y era prácticamente imposible concentrarse en otra cosa que no sea lo que pasó el viernes por la noche. Esperé tanto tiempo eso que sucedió entre el Sr. Morales y yo (¿o debería decir Marco?). Nunca había pensado que iba a follarme en el dormitorio de su esposa mientras me hacía gritar "papi" en reiteradas ocasiones.

Pero, ¿cómo podía una joven de diecisiete años de edad, tener una oportunidad así? Apuesto a que nadie más en mi escuela había hecho nunca nada tan terriblemente sucio y pervertido. Y todo lo que podía pensar era en cómo se sentía Marco al respecto. ¿Se arrepentirá de dormir conmigo? ¿Se había dado cuenta de lo joven que yo era y por eso no se molestó en llamar?

El sabia el número de mi madre, ya que el siempre llamaba para arreglar cuando yo debía ir a cuidar a los niños. Solo deseaba poder atender yo, ya que quería, desesperadamente, hablar con él. Y lo peor... ¿Y si él no quiere hablar conmigo otra vez? ¿Y si se encuentra otra niñera?

Estaba a punto de llorar cuando me senté en mi clase de biología. Me pude desencajar de la presión de mis pensamientos cuando una buena amiga me dio un codazo en el brazo.

"Concéntrate." Ella murmuró pero me encogí de hombros como respuesta y seguí mirando al suelo.

"¿Qué pasa?" Me preguntó en un susurro silencioso. Yo solo sacudí la cabeza.

"Nada."

Algo andaba mal. Me estaba cuestionando a mí misma si Marco en realidad tenía interés en mí, o si solo me quería para follar y luego nunca volver a hablarme. ¿Habrá sentido lo mismo que yo sentí?

Me la pasaba el tiempo sintiendo lástima por mí misma, no me había dado cuenta que la campana de la escuela sonó, ya era mi momento de regresar a casa y llorar sobre mi almohada.

Recuerdo cuando Marco me despertó porque mi madre había llegado, de forma tan suave y cálida. Nunca quise irme de allí. Luego me acompañó hasta la puerta principal y me dio un breve beso en los labios, y por sobre todo, nunca olvidaré en cómo me susurró "hasta pronto".

Sentía que no iba a verlo prontamente. Y era tan raro, extrañaba demasiado llamarlo papi.

Caminé por el pasillo en silencio, con mi cabeza abajo, pensando muchas cosas. No era muy popular en la escuela, pero al menos no me odiaban. Estaba sola a veces, justo en los momentos en los que necesitaba un abrazo. Preferiblemente un abrazo del Sr. Morales o Marco o... mierda, ni siquiera sé cómo llamarlo.

Una vez más entre al estacionamiento de la escuela. Me apresuré lo mejor que pude para ignorar a los muchachos que estaban sobre sus coches fumando o haciéndose los "chicos cool".

Me di cuenta de un auto negro, bastante lujoso aparcado cerca de la acera de la escuela, y de repente me acordé de que él tenía un coche así. Sin duda, no era Marco, pero él era tan impredecible, que no sabía que pensar. Traté de mirar dentro, pero las ventanas sombreadas oscuras me impidieron ver quién estaba dentro del coche.

Juro que pude haberme desmayado cuando la puerta del BMW se abrió, y justo cuando pensaba que las cosas no podían empeorar, el Sr. Morales decidió dar un paso afuera vistiendo su traje negro de trabajo. Entré en pánico cuando se apoyó contra el capó del coche, sabiendo que yo estaba frente de él. No pareció darse cuenta que yo estaba allí, solo miraba

fijamente mientras sacaba su teléfono y se distraía de las puertas de la escuela ¿Debo acercarme a él?

Decidí seguir caminando en esa dirección, supongo que se dará cuenta si me ve pasar. Quiero decir, seguramente está aquí para verme, ¿verdad?

Pasé por el coche delante de él, e hice mi misión de que accidentalmente lo vi. Dejé escapar un suspiro exagerado. Pronto levanto la mirada que yacía en su teléfono ante mis acciones, y rápidamente puso su dispositivo en su bolsillo antes de llamar mi atención.

"_____, ven aquí."

"Oh, ¿q-qué estás haciendo aquí?" Actué, fingiendo que no me di cuenta que él había estado todo ese tiempo estacionado ahí. Dios, se veia tan atractivo hoy.

"Te recojo de la escuela." murmuró. "Entra."

Agradecí obligadamente, pero sin embargo, estaba algo preocupada del motivo por el cual él estaba allí. "¿A dónde vamos?" pregunté por curiosidad, él simplemente se encogió de hombros.

"Te voy a llevar a casa, por supuesto." Murmuró. Y yo me apresuré a criticar.

"Es solo una caminata de media hora."

"Jesucristo, _____" espetó, y tuve miedo de que se haya enojado. "Entra al coche."

Rápidamente obedecí sin decir una palabra, y no podía dejar de pensar en mis adentros. ¿Qué quiere de mí? ¿Cómo hizo si quiera para saber qué estudio en esta escuela?

"Llamé a tu madre antes, ella me dijo que estabas aquí." habló, podría jurar que podía leer mi mente. Él se retiró del estacionamiento de la escuela poco después, y se dirigió a la carretera.

"¿Por qué vienes a buscarme a la escuela?" le pregunté tímidamente, esperando una mentira más salir de su boca. Solo quería saber si se arrepentía de lo que pasó esa noche de viernes o no.

"¿Es un crimen recoger a la niñera de mis hijos de la escuela?" Dijo con una sonrisa, no pude definir si se trataba de una pregunta sarcástica o retórica. No era un crimen, pero si extraño. Tan pronto como vio mi rostro serio, su sonrisa arrogante desapareció.

"Yo, uh, quiero hablar contigo sobre lo que pasó esa noche."

Sentí mi estómago girar ante sus palabras. No estaba dispuesta a tener una conversación sobre esto, estaba demasiado asustada.

"No se lo has dicho a nadie, ¿verdad?" preguntó con cautela ¿Creía que era estúpida? Claro que no le había dicho a nadie que perdí mi virginidad con un hombre mayor estando aún en el colegio.

Negué con la cabeza, y el dejó escapar un suspiro exasperado.

"¿Por qué estas tan callada,_____?" preguntó con preocupación y desconcierto. "¿Te arrepientes de lo que pasó?"

Fui rápida para responder.

"¿Hablas en serio? N-no, quiero decir... eh... no, n-no me arrepiento." le dije, avergonzada. "¿Y tú?"

"No lo sé." susurró, haciéndome fruncir el ceño -lo sabía "Pero quiero decir, me gustó, lo disfruté mucho." su voz era un poco más profunda que antes. Supongo que hablaba así de bajo por lo reservado que era el tema.

"¿Todavía duele... ahí?" Preguntó, causando un rubor en mis mejillas y que me cruce de piernas por la vergüenza. Estaba preocupado por mis dolores vaginales, eso era tan... ¿dulce?

"Tuve dolor todo el fin de semana." admití, vi una pequeña sonrisa en su rostro. "Pero estoy bien hoy."




























































































































































-𝚇🦦

Yes Daddy |Marco Morales|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora