Empresario - chacky

Uno🐺

Como era de costumbre Dongmin se levantó temprano ese día, tenía dos horas libres antes de que se vaya a trabajar, por lo que rápidamente se ducho y se vistió con ropa cálida. Preparo el desayuno para su pequeño cachorrito quien en esos momentos se encontraba en un profundo sueño.

A Dongmin le costaba aceptar que su hijo era muy pequeño para dejarlo en una guardería, pero por el momento era su única opción. Trabajar ocho horas seguidas no era fácil, teniendo en cuenta de que no podía tener pequeños lapsos de descanso, ni mucho menos comer una pequeña colación mientras trabajaba.

Solo por su hijo luchaba, pagaba cada fin de mes la pensión de la pequeña habitación en donde se estaban quedando.

Y si se preguntan sobre ¿su familia?, lo echaron de la casa al enterarse de que estaba embarazado con tan solo teniendo 17 años.

Dongmin se dirigió hacia la habitación del menor, una vez ya estando al frente, abrió la puerta donde dormía profundamente Lee Minho, su hijo, camino sin hacer mucho ruido, por lo que una vez ya estando frente al menor, lo empezó a mover suavemente para que despertara.

-pequeño despierta -le hablo con una dulce voz mientras acariciaba su sedoso cabello, seguido de esta pequeña acción, Minho se empezó a remover en la cama, pestaño varias veces para acostumbrarse a la luz de la pequeña habitación.

-¿papi nunu? -hablo en un pequeño susurro, mientras que con su manitas restregaba sus ojitos tiernamente.

-bebé es hora de despertarse, recuerda tienes que ver a tus amigos y jugar mucho, mucho -trataba de convencerlo, sabía que despertar a Minho era un caos.

-Okey -aún medio adormilado se levantó y se abalanzó hacia el mayor en donde de forma rápida lo atrapo, le empezó a sacar su pijama para reemplazarlo con ropa calentita, a veces las mañanas eran muy frías y hoy era una de ellas.

Dongmin acomodo mejor al pequeño en sus brazos y se encaminó hacia la cocina para dejarlo sentado en la silla, dejó el desayuno frente a Minho para que esté empiece a comer.

El mayor se sento a su lado y se dedico a darle su comida, aunque la mayoría del tiempo Minho comía por su propia cuenta.

-¿papi nos vas a comer? -pregunto con su voz infantil y ojitos brillantes mientras miraba a su padre.

-Bebé comí recién -mintió, Dongmin le dio una leve sonrisa.

-Pero yo quiero que comas conmigo -empezó hacer un pequeño berrinche -Toma -con sus manitas agarro la taza con cuidado y la arrastró por la mesa hacia la dirección del mayor.

Acepto sin decir nada, sabía que Minho era inteligente no lo podía negar y aunque tuviera una corta edad se daba cuenta de lo que estaba pasando a su alrededor, siendo así un niño bastante curioso y a la vez educado.

Una vez ya terminado el desayuno del menor, lo abrigo lo más pasible, ya que estaban en invierno, una de las épocas más heladas, por lo que no quería que Minho enfermara.

Camino por las calles de Seúl mientras cargaba a Minho, este se aferraba a su cuello y con su naricita empezaba a oler donde se encontraba el aroma de su padre, fresa y Rosa.

Al llegar al frente de la guardería bajo al menor, por lo que empezaron a caminar mientras a sujetaba la pequeña manita del pequeño, de apoco se podían oír a los demás niños.

Ya estando al frente de la puerta, Dongmin se agacho hasta estar a la altura del menor.

-Bebé, me prometes que te portaras bien como siempre -acaricio suavemente la mejilla de Minho.

-Si papi.

-Bien -sonrió complacido por las palabras -En la tarde te prometo que compraremos muchos dulces.

-¿Por la garrita? -miró a su papá con sus ojos lleno de emoción mostrando su meñique.

-Por la garrita -cerro la promesa.

El pelinegro se incorporo y toco la puerta en donde rápidamente fue abierta por una omega llamada lalisa, pero de cariño le decían lisa.

-¡Minho! -emocionada la omega abrió sus brazos esperando como siempre el abrazo del pequeño.

-Lo vienes a buscar a la misma hora de siempre dongminnie.

-ya lo sabes..

-entonces no vemos en la tarde -hablo por última vez Lisa.

Lo último que Dongmin vio fue a su pequeño agitar su mano despidiéndose de él. No dudo ni un segundo en imitar el mismo movimiento.