IV

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Toda la historia será narrada por la escritora.

"S-signore, puedo explicarlo", tartamudeó George, su voz temblorosa.

ChangBin cerró los ojos, luchando contra la creciente molestia. "Jessi, ven por mi hijo", dijo marcando con rapidez. Su voz sonaba cortante incluso en el mensaje de voz. La secretaria no tardó en llegar y llevarse a ChangBok, que ahora observaba curioso desde los brazos de Jessi, ajeno al aire cargado de tensión que quedaba atrás. Cuando la puerta se cerró, ChangBin se giró hacia George, su expresión endureciéndose. "¡Explícame!", exigió, su voz resonando con furia contenida.

George tragó saliva, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto. "Signore, ese día ChangBok no paraba de llorar. Lo tomé cuando usted se fue a la junta... Lo llevé afuera solo un momento y regresé antes de que lo notara"

ChangBin lo miró fijamente, su mandíbula apretada. "George, no permito que ningún empleado saque a mi hijo de aquí por razones tan triviales", hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran en el ambiente. "Te voy a pedir discreción. Sigue las reglas o, créeme, no tendré otra opción más que prescindir de tus servicios"

George asintió, bajando la mirada mientras ChangBin se dirigía hacia la puerta, conteniendo una exhalación frustrada. Tomó un momento para calmarse y luego salió, listo para recoger a su madre en el aeropuerto.

Más tarde, con ChangBok en sus brazos, ChangBin esperó junto a la terminal de llegadas. Pese a su fachada firme, su mente aún daba vueltas en torno a la discusión. El llanto de su hijo, el malestar en la oficina... Todo parecía acumularse, y el peso de sus responsabilidades le apretaba el pecho. Al ver aparecer a Jin, su madre, una sonrisa espontánea cruzó su rostro.

"¡Los extrañé tanto!", exclamó Jin, acercándose emocionada y tomando a ChangBok, que la observaba con los ojos muy abiertos y curiosos. La calidez en su tono aligeró un poco el ánimo de ChangBin, quien la acompañó al auto.

"¿Qué tal el viaje, mamá?", preguntó mientras caminaban hacia el estacionamiento.

"Perfecto, mi niño. Gracias por darme la oportunidad de viajar en clase alta", respondió ella, sonriendo y acomodando a ChangBok en sus brazos con ternura.

En el auto, Jin miró a su hijo detenidamente. Conocía bien sus expresiones, y hoy notaba algo más que el cansancio habitual en él. "¿Todo bien, ChangBin? Te noto tenso. ¿Te peleaste con alguien?", hizo una pausa. "No será con ese secretario de voz chillona, ¿Verdad?"

ChangBin suspiró, incapaz de contener una sonrisa irónica. "Sí... George, mamá. Aunque no es solo eso", su mirada se dirigió al retrovisor, donde ChangBok dormía profundamente, su chupete caído en el asiento. "¿Miraste la revista?"

Su madre negó suavemente. "No, pero vi las noticias en Nueva York. Algo de eso se veía venir, ¿No?"

ChangBin se reclinó contra el asiento, soltando un suspiro pesado. "Así es. Sabía que no era buena idea, pero... Todo se ha acumulado. Entre el trabajo, ChangBok, y las preparaciones para mi presentación..." su voz se quebró, y por un momento, dejó caer la cabeza entre las manos.

Jin puso una mano reconfortante sobre su hombro. "Sabes, ChangBin, no tienes que enfrentarlo todo solo. Tienes a ChangBok, y me tienes a mí", miró a su nieto dormido, una sonrisa cálida iluminándole el rostro. "Por cierto, ¿Ya tienes todo listo para la fiesta de su cumpleaños?"

"La fiesta de ChangBok está casi lista", murmuró ChangBin, sin demasiada emoción en su voz.

"Bien, pero ¿Tú estás bien?", insistió Jin, observándolo con preocupación. "No me estás contando todo"

Él soltó un pequeño suspiro, casi inaudible. "Mamá... Me siento agotado. Estoy a solo meses de la presentación más importante de mi carrera, y todo parece desmoronarse"

"ChangBin", comenzó Jin suavemente. "El peso que llevas es mucho para una sola persona. Y no necesitas fingir que todo está bien", guardó silencio, acariciando la pequeña manita de su nieto. "Cuando las cosas se pongan difíciles, recuerda que puedes apoyarte en la gente que te ama"

Las palabras de su madre lo calmaron momentáneamente. Sus ojos se suavizaron mientras miraba a ChangBok, dormido pacíficamente en brazos de su abuela.

Era el día de la fiesta de ChangBok, pero las sonrisas y los globos quedaban aún lejos. En su lugar, el ambiente se teñía de silencio y solemnidad mientras ChangBin y su madre, vestidos de negro, se dirigían al panteón. ChangBok dormía en su porta bebé en el auto, con el chófer atento a su lado. Un ramo de flores blancas, pulcramente arreglado, reposaba en las manos de ChangBin, que lo sujetaba como si de alguna forma aquello le ayudara a mantener la calma.

Al llegar frente a la tumba, las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de los Seo. La lápida compartida, con los nombres de su padre y su hermano grabados en la fría piedra, hacía que la ausencia se sintiera aún más dolorosa. ChangBin sonrió con una tristeza rota cuando notó que el nudo del ramo se resistía a deshacerse, sus manos temblaban. "Esto es tan difícil", murmuró, sorbiendo su nariz para evitar que las lágrimas cayeran. Su madre se acercó y, sin decir una palabra, le ayudó a desatar el nudo, ambos compartiendo un silencio cargado de comprensión y cariño. Cuando finalmente colocaron las rosas en los floreros, ChangBin se quedó unos segundos más, cerrando los ojos, como si en ese instante pudiera sentir la presencia de su padre junto a él.

De regreso en la casa, la fiesta de ChangBok ya había comenzado. Los invitados llegaban con sonrisas y regalos, pero el pequeño ChangBok solo miraba a su alrededor, desconcertado, buscando a su padre en medio de la gente. Aunque su abuela estaba a su lado, se sentía solo, tenía hambre, y su llanto quedaba en silencio mientras su mirada se posaba en la multitud.

ChangBin apareció casi corriendo, con el biberón en mano. "Aquí tienes, amor", susurró, dejando un suave beso en la frente de ChangBok antes de darle el biberón. ChangBok se aferró a su padre con una necesidad palpable, sus ojos se iban cerrando poco a poco al escuchar las voces de los adultos a su alrededor. Cuando por fin se durmió, ChangBin lo cargó en sus brazos y lo llevó hasta su habitación con todo el cuidado del mundo.

Lo recostó en su pequeña cama, quitándole los pantalones con delicadeza y poniéndole una sudadera suave y cómoda. Lo cubrió con una manta, observando su rostro inocente. ChangBin, conmovido, sonrió y se sentó a su lado, tomando su móvil en un intento por despejar la mente. Pero algo lo llevó a buscar información sobre el desarrollo de su hijo, como un instinto que lo empujaba a buscar respuestas a las dudas que se habían acumulado en su cabeza.

Escribió: "¿A qué edad habla un bebé?". Leyó atentamente la respuesta:

"Después de los 9 meses, los bebés pueden entender algunas palabras básicas como 'no' y 'adiós'. También pueden comenzar a utilizar una gama más amplia de sonidos de consonantes y tonos de voz. 12-18 meses. La mayoría de los bebés dicen algunas palabras simples como 'mamá' y 'papá' al final de los 12 meses."

"

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Unforgettable Love [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora