Pinkie era una niña triste. Vivía con sus abuelos en una granja. Sin embargo, en esa granja no había mucha felicidad puesto que guardaba un oscuro secreto.
Los abuelos de Pinkie adoptaban a los niños de la calle y los hacían trabajar en la granja a la fuerza. Si no obedecían el abuelo de Pinkie lo encerraba en en molino de viento en soledad, con apenas comida y agua. Aquel era un lugar oscuro y aterrador.
Ella siempre estaba triste ya que también la obligaban a trabajar arduamente sin la menor piedad por más que fuera la nieta de los dueños de la granja.
Un día en el que sus abuelos se fueron y ella y los otros niños se quedaron encerrados en el granero. Los niños no solían ni siquiera hablar. No había nada que decir, pero Pinkie, harta del silencio, habló ese día: "No me quedare callada obedeciendo a mis abuelos, ni vosotros tampoco, no podrán encerrarnos a todos si no les obedecemos ninguno, no es justo que nos traten así. Si os mandan algo no lo hagáis, no podrán castigarnos a todos''
Ella los convenció y todos los niños aceptaron.
Los abuelos de Pinkie llegaron a la granja entrada ya la noche gritando y dando órdenes a los pobres chiquillos, pero estos no les obedecían.
Tras varios días sin conseguir nada de los niños, los crueles ancianos, obligaron a uno de ellos a que les diera explicaciones, amenazándolo con encerrarlo por un año en el molino a el solo si no hablaba. El muchacho, asustado, les contó todo acerca de lo que Pinkie había dicho. Los abuelos buscaron a la niña y el castigo se lo impusieron a ella. La pequeña estuvo un año entero encerrada en el frio y oscuro molino, sin compañía alguna y sin poder hablar con nadie. Conforme pasaban los días la niña se encontraba cada vez más desquiciada. La soledad y la oscuridad estaban rayando su cordura.
Al cabo de un año, cuando dejaron salir a la pequeña pony, esta se había vuelto completamente loca y no hacía otra cosa que sonreír. A fin de cuentas, su madre le había dicho que las penas se pasaban mejor si se sonreía. Y así lo hizo.
Sonrió cuando asesinó a sus abuelos. Sonrió cuando asesinó a los demás niños. Sonrió y se deleitó con los gritos del traidor que la vendió a sus abuelos. Cuando creció y conoció a otras ponis como Twilight y Raimbou Dash, lo único en lo que podía pensar era en matar siempre con una sonrisa en el rostro.
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Traducciones de Creepypastas
TerrorEsta es una recopilación de creepypastas que iré buscando y traduciendo para que las disfruten. No son de creación propia. Algunas están bastante mal escritas así que me he tomado algunas libertades narrativas a la hora de traducirlas. Actualmente...