Capitulo 3

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Agosto se pasó más rápido de lo que pensaría. La escuela empezaba el primero de septiembre y para eso faltaban dos días. Era sábado en la tarde y yo estaba sentada en el sofá de la sala luego de haber ido a comprar las cosas necesarias para mi primer día de clases.


Después de haber dejado a Martina en su casa hace menos de un mes, no la volví a ver.


Estuve yendo a su casa luego de ese día pero estaba solitaria. Me sentía como cuando de niño te regalan un juguete nuevo y al día siguiente lo rompes y te sientes inútil después de todo. Ella no había regresado y yo me sentía irremediablemente sola en esta ciudad. Delfi consiguió amigos y estuvo saliendo con ellos mientras yo me acostaba en mi cama a ver el techo e imaginaba el rostro de Martina en mi mente.


Si hubiera sabido que ya no la vería más habría hecho un esfuerzo para poder besarla porque, joder, en serio quería hacerlo. Pero la mala suerte estaba molestándome sin excepción. El lunes comenzaban las clases y tenía una pequeña esperanza de que ella fuera al menos a la misma escuela que yo. Pero aun así no lo veía posible.


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La primera semana de clases no fue muy emocionante. Las optativas que me tocaron (porque no las elegí) fueron Biología y Química. No fue tan pesado como creí. Conocí a mis compañeros y fui la nueva toda la semana. Para mi mala suerte, no encontré a Martina por ningún lado de la escuela, lo cual significaba que ella no estaba inscrita en esta prisión.


Cuando estaba en la segunda semana las tareas cayeron sobre mí en picada. Me hice un jodido revoltijo por todas partes. Había conocido a unas chicas en el almuerzo y dos chicos estuvieron conversando conmigo en las horas de optativa. Pero incluso así estaba inquieta por algo, y no sabía qué era.


Ese día salí temprano de la escuela y me dirigí a la cafetería para comprar un café con caramelo, aunque estaba haciendo calor a mí me gustaba tomar café caliente. Y, también, iba a esa cafetería para ilusionarme de nuevo creyendo que ella estaría ahí. Pero ese día, como los otros, no fue la excepción. Ya no podía encontrar a Martina o ella ya no vendría a éste lugar, todo estaba jodido.


Ya era fin de semana y yo me encontraba dando vueltas por el parque mientras escuchaba música. Mis sentidos me hicieron querer ir a la playa a ver chicas en bañador, y recordar la vez que fui con Martina.


El lugar al que fui con ella era un acantilado, ya lo había notado, pero me di cuenta de que no era muy habitado, y entonces estuve yendo a ese sitio esperanzada de encontrarla ahí, pero la suerte nunca ha estado de mi lado, me di por vencida y seguí esperando a que ella apareciera mágicamente entre la gente.


Yo había leído en un libro que si en verdad deseas algo con todo tu corazón, el universo trabajaría para que se cumpliera. Pero yo en serio deseo volver a ver a Martina y no me ha pasado, comienzo a dudar de la existencia de milagros y esas cosas.


Mis piernas dieron la vuelta en la salida del parque que llevaba a la playa y me dirigí sin saber a la otra salida, que te hacía llegar a la ciudad. Estaba por cruzar la calle cuando levanté la vista y la divisé al otro lado.


Martina estaba ahí.


El sol chocaba contra sus gafas, vestía una blusa blanca, un pantalones vaqueros y unos converse negros mientras sujetaba con su mano izquierda su vara.

CRITICAL - Martuli (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora