Final.

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Este es el final de esta corta historia de amor eterno 



Le habían dicho que había una pequeña probabilidad de poder recuperar su vista. Le dijeron que iba a ser como la primera vez. Su primera operación. Sus padres habían estado ahorrando de nuevo porque era su última oportunidad.


Los Angeles había sido descartado después de las operaciones fallidas. Entonces como por arte de magia un doctor había sido contratado en el hospital de Jacksonville. Él podía intentar hacer que ella recuperara la vista.


Martina hubiera preferido que usaran el dinero en otra cosa. La verdad era que ella ya no encontraba razón alguna para querer recuperar su vista. Hacía tres meses que ella y Lourdes habían terminado, y eso se sentía estúpidamente mal.


Obviamente ella seguía amando a Lourdes. La amaba de una forma indescriptible, sin medidas ni tiempo, sólo la amaba. Pero habían terminado por bien de ambas, y que Lourdes estuviera bien era todo lo que importaba. Aunque ella estuviera rota.


Las horas pasaron tan lento como Martina pensó que pasarían a la espera de quitarse la venda alrededor de su cabeza para ver si la operación había resultado.


Era de madrugada, pero Martina no lo sabía, estaba sola en la habitación de hospital sin ella saber que no había nadie más que los pacientes en espera y algunas enfermeras. No se asustó porque ella ya estaba acostumbrada a la oscuridad, al menos la mayoría su vida estuvo ciega, lo que significaba ver oscuridad siempre.


No podía abrir los ojos por la venda, así que solamente se acomodó entre las sábanas y decidió descansar. Se quedó dormida.


Si ella hubiera contado las horas que estuvo durmiendo seguramente diría que durmió unas dos. Sentía el cuerpo descansado, sin embargo.


El sonido de la máquina a su lado hizo que Martina se sentará bien en la cama de hospital. Como le habían dicho sus padres, ellos irían a visitarla la mañana siguiente. Así que sólo los esperó ahí.


El doctor había entrado a tener una pequeña plática con ella, pero se mantuvo preguntando la hora a la que podría quitarse la venda, pero él cambiaba el tema a cómo estaba el clima y esas cosas. Cuando al fin decidió que se encontraba bien, dejó que la visitaran.


El sonido de la puerta abriéndose hizo que Martina se acomodara en la cama y arreglara automáticamente su cabello rubio que estaba suelto.


Como no sabía de quién trataba ya que ni siquiera se presentó al entrar se sintió un poco intimidada.


"¿Quién está ahí?" Preguntó.


Nadie respondió, la persona tomó una silla y la posicionó a un lado de su cama. Ella podía escuchar la respiración a su lado, pero estaba algo asustada como para reaccionar.


"¿Papá? ¿Eres tú? No hagas tus bromas ahora, por favor." Martina rogó.


CRITICAL - Martuli (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora