Capítulo 16

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La tarde continuó bien, había buenas vibras entre Luca y yo -aunque seguía pensando lo mismo de él-. Sentía como que me protegía o cuidaba de algo, o de alguien.

Tenía las manos escondidas en los bolsillos delanteros del pantalón, y sus ojos verdes estaban ocultos tras unas gafas de sol negras.

—¿Estás cómodo verdad?—dije mientras pinchaba una bolsa de patatas del suelo.

—¿Cómo quieres que esté, enfadado?—dijo mientras masticaba un chicle de menta, posiblemente.

—Solo quiero que dejes de hacerte el famosillo con tus preciadas gafas y vengas a ayudarme con la bolsa—le pedí. La verdad es que la bolsa pesaba más que yo, no la había cambiado desde que llegué allí.

El se rio. —¿Por qué tendría que ayudarte?

Solté la bolsa en el suelo y puse la mano libre en mi cadera. —¿Pues a lo mejor porque llevo seis horas recogiendo la basura que ha echado el resto y mis brazos no pueden con tanto peso ya?—replique algo enfadada, no podía ser tan capullo como para no ayudarme con eso.

Con una mano se bajo las gafas hasta la altura de la punta de la nariz, y me miró por encima de ellas. —Ese es tu trabajo, no haberte metido en problemas.

Vale, lo entiendo. Era una niñata por pedir ayuda a un policía que me vigilaba y por robar en una joyería. ¿Pero era él un ser tan despreciable como para no venir a prestarme un poco de su fuerza hasta el contenedor?

—¿Sabías que eres un gilipollas?—dije sin recordar que ya no era Luca, sino el puto agente.

—¿Cómo me has llamado?—dijo el mientras se acercaba a mí.

Pude sentir como se me pusieron los pelos de punta por el miedo. Estaba en un lugar público, ni el podía hacer nada antes , ni y podía atacar después.

Suspiré intentando relajarme. —Que si sabías que eres una maravillosa persona.

—A mi no me tomes el pelo, Jessica—dijo mientras se detenía a unos centímetros de mi. —No me vuelvas a llamar así o tendré que tomar medidas, que no me gustarían hacer contigo.

—Haz lo que tengas que hacer, trátame como a cualquier otra persona. No somos amigos, Luca.

Tiro el chicle al suelo y se quitó las gafas de sol poniéndoselas en el cuello de su uniforme. —Exactamente princesa, no somos amigos.

Sabía porque me llamaba así en aquel momento, yo le fastidie con Luca y el me fastidiaba con princesa.

—¿Qué pasa Luca, te da miedo demostrar que detrás de ese uniforme hay una persona como cualquier otra?—dije mientras le señalaba con el dedo índice, haciendo círculos.

Él tensó la mandíbula. —No juegues más donde te puedes quemar, Jessica. Te lo estoy diciendo enserio.

En realidad se tía sus palabras, sabía que iba en serio cada letra que decía. Pero mis pensamientos eran incontrolables, yo no podía hacer nada. Mi mente se había apoderado de mí y en parte me sentía agusto, otra vez.

—Entonces me quemaré, Luca.

En un movimiento rápido me cogió de brazo y me arrastro hasta la salida. Cuando llegamos al coche me empujó contra la ventana de este. Mi espalda quedó pegada a ella, quedando frente a él.

—Te he advertido muchas veces, en muy poco tiempo. No tengo tanta paciencia—dijo el mientras buscaba algo en su cinturón.

Intenté moverme hacia la derecha para quitármelo de delante pero no hubo suerte.

Jessica Smith y el viaje del futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora