Capítulo 18

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Me fui directamente al hotel, no me paré a saludar a Mike. No estaba.

En el ascensor me encontré con Liam, algo que me pareció extraño.

—Liam—dije nada más entrar.

—Jessica— respondió él.

Fruncí el ceño. —¿Qué haces aquí?—Liam no tenía nada que hacer allí, no es por ser grosera ni nada pero no vivía en el hotel.

—Vengo a ver a Anna.

WOW.

Esa respuesta si que me sorprendió, Liam viéndose con Anna, la hermana de Chloé, la que supuestamente le caía mal.

—¿Estáis saliendo?— tuve que preguntárselo, era un cotilleo muy bueno.

Liam hizo el intento de hablar pero no salió nada. —Si no me lo quieres decir no pasa nada—dije.

Él sacudió la cabeza y habló. —No es por eso, Charlotte me ha dicho que no hable contigo. 

¿Que Charlotte había dicho que? Estaba bien que yo no quisiera hacerles daño a ellos, pero de eso a que Char le dijese a Liam que no me hablara era un poco fuerte.

Me quedé callada, ni siquiera iba a contestarle ni a recriminarle nada.

Ahí me di cuenta lo mucho que extrañaba las conversaciones con Charlotte y Liam en un bar, o con Helen en la tienda. Pero lo de Helen era un caso a parte, me había ocultado cosas y odiaba eso.

Las puertas del ascensor se abrieron en mi planta. —Lo siento—le dije a Liam mientras salía sin mirarle.

Como era  de suponer el no habló, a lo mejor en su mirada había algo que me dijese que el también lo sentía, que sentía no hablar conmigo. Pero al tener miedo por verle nunca pude saberlo.

Porque eso es lo que tenía , miedo. Un miedo que evite tener todo el tiempo, conocer gente que d verdad me empezaban a importar y hacerles daño.

Cometí un grave error al apartado a mi gente, ¿pero qué podía hacer? ¿Quedarme allí parada hablando con ellos mientras les ponía en riesgo? No.

Entre en mi habitación y me tumbé en la cama boca arriba. Comencé a sentir un escalofrío por todo mi cuerpo y las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas. Mi respiración cada vez estaba más descontrolada, lo veía todo borroso, las lágrimas me impedían ver. Las manos empezaron a temblarme y mi labio inferior ya llevaba un tiempo así.

Comencé a tener frío y calor a la vez, no podía estar a gusto , sentía que mi corazón se me iba a salir del pecho. Él no poder controlar mis lágrimas me enfado, mis manos se aferraron a la colcha y apretaron con fuerza, como si mi vida dependiera de ello. Algo que estaba segura de que de verdad dependía.

El aire me empezó a faltar y tuve una gran necesidad de abrir la ventana y sacar mi cabeza por ella. Cada vez me era todavía más imposible controlarme, grité por la rabia. No podía controlarme no sabía lo que hacía y porque lo hacía.

El peor cumpleaños de la historia.

Necesitaba a mi abuelo allí, lo necesitaba, era el único que podía calmarme, que podía controlarme.

Mi grito pudo haber alarmado a la habitaciones continuas a la mía, porque mi puerta sonó. Y yo no esperaba a nadie, no tenía a nadie.

Obviamente no iba a abrir la puerta en las condiciones que estaba, así que me fui disparada al baño ya que me entraron unas ganas tremendas de vomitar.

Levanté la tapa del váter y el líquido comenzó a salir, mientras seguía llorando y temblando. Termine y tiré de la cisterna me limpie la boca con la toalla que había encima del lavabo y me senté en el suelo.

Jessica Smith y el viaje del futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora