1._Mostrador

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Un vestido elegante, pero con un escote pronunciado. No. Mejor uno algo más recatado. No. Algo justo a la mitad entre lo elegante y lo sensual. Si. Así estaba mejor. El color rojo es demasiado exuberante, pero el rosa muy princesa. El negro nunca pasa de moda y ayuda a moldear la figura, sin embargo, no iba con ella. La mujer era de estatura baja así que un vestido demasiado largo no le vendría bien. Sobre la rodilla la haría ver vulgar, mejor uno que la cubriera y el color... el mostaza. Elegante, fresco y no la haría ver ni muy vieja ni muy jóven. Después de reflexionar sobretodo esto, Mary le enseño un vestido a la mujer que con gran entusiasmo se fue a los probadores.

Mary se interesaba tanto en la ropa como un perro lo hace en sus pulgas. Sin embargo, en su nuevo trabajo estaba aprendiendo respecto a ese tema que para ella era algo irrelevante. Desde luego reconocía como la ropa influía en como percibimos a las personas y todo eso.
Precisamente era aquello lo que la hacía despreciar ese tema. Cuando pasaba a volverse algo vital para la gente, lo repudiaba. La mujer del vestido estaba ahí por quinta vez esa semana. Una nueva cita de Tinder la hizo ir por un nuevo atuendo.

-Me lo llevo- le dijo al volver al mesón, mientras sacaba su tarjeta de crédito.

-Muchas gracias por su compra, que tenga buena tarde- le dijo Mary y una vez la mujer se alejó, ella se dió la vuelta para quitarse el gafete con su nombre, tomar su bolso y retirarse antes de que sus compañeras la alcanzarán. No lo logró.

Terminó con otras tres chicas,en la cafetería de ese colosal centro comercial, tomando un helado y unas bebidas. Muchas veces Mary odiaba su lado amable. No quería estar ahí. No quería oirlas hablar de sus citas. Estaba harta de escuchar a esas mujeres quejarse de que los hombres no eran como en las fotografías, de que si hablaban mucho, de que hablaban poco, de que se vestían mal, de que usaban mucho perfume, de que eran tacaños o no eran bueno en la cama. De qué si duro mucho o duro poco, de que quedaron con ganas de que se las cogieran bien. Pero ahí estaba ,como todas las tardes de viernes, oyendo como esas chicas descartaban a los hombres, como quién lo hace con un producto descontinuado.

-Los hombres son tan superficiales- comentó una de las muchachas- A uno no les gusto que no llevará lápiz labial...

-Y a ti no te gusto porque estaba pasado de peso-le dijo Mary,
antes de poner la pajita de su bebida, en sus labios- ¿No fue eso lo que dijiste? Yo escuché que mencionaste que en la foto de perfil se veía más delgado.

-Es  que eso es engañar- le respondió la chica.

-Eso es tener miedo a que una mujer te rechace porque no cumples los estándares de belleza- le señaló Mary.

-Pero somos las mujeres las que sufrimos por eso, no los hombres...

-Hay modelos mujeres XL. Todo por esas campañas contra el sexismo, pro feminismo y todo eso, pero no he visto hombres modelo XL...

-¿Y esto que tiene que ver con lo del chico y mi lápiz labial?-le preguntó la primera muchacha.

-Que ambos fueron superficiales- le respondió Mary- Y que en este momento tú estás siendo hipócrita.

La chica se ofendió. Su ceño se frunció y tensando su cuerpo exclamó con ironía:

-Seguro tú nunca lo haces

-Miento, me aprovechó de otros y sacó partido de mi aspecto como todos, pero no me quejó si otro lo hace. A menos que tenga la desfachatez de negar que lo hace- le dijo Mary con un tono incisivo.

-¿Y quién podría querer sacar provecho de tí? Mírate. Los hombres pasan de ti como de un vestido de abuela-le dijo la mujer y tirando unos billetes sobre la mesa, junto a las otras se puso de pie.

El amor es aburrido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora