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—Sus labios junto la suavidad de los ajenos, aquella suave música que sonaba lejana y la atmósfera que habían creado fueron lo necesario para hacer que el tiempo se detuviera. No sabía en qué momento, ni cómo había sucedido todo, solo podía asegurar una cosa: su corazón latiría solamente al compás del de aquella chica que a su lado se encontraba. — ¿Qué me has hecho, Hyejin? ¿Por qué no sales de mis pensamientos? — La omega suspiró, sonriendo con cariño. — Porque así lo quiso el destino, cariño. Sabes que esto no es por casualidad, tú y yo, esto estaba escrito... — La rubia se encontró con un rojizo tono en sus mejillas, su corazón queriendo escapar, sus labios picando por encontrarse con los ajenos nuevamente, y un lobo inquieto con intenciones de unirse con su pareja. Una nueva danza de su boca con la ajena, sus brazos en la cintura de la otra, sus ojos brillaron con fuerza, se encontraba completamente enamorada de aquella mujer que a su lado yacía. —
Y Wheein despertó con una almohada llena de saliva a su lado. Mientras tanto su hermana reía con Yongsun a su lado, mirando a la Jung menor. — Winnie, deberías dejar de besar tu almohada y levantarte, son casi las tres de la tarde y debemos ir donde Jaehyun a las cinco, ya después de volver puedes ir a besar a la Hwasa real. — Wheein entró en pánico al ver la escena, había gente en su cuarto. — Largo de aquí antes de que te deje sin descendencia, coneja. — Su hermana se fue con su ahora prometida, y ella se quedó un rato más en la cama, pensando en ese sueño que había tenido, y en lo bien que se sintió.
