CAPITULO V

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Decidí hacerle caso a Maya y mirar que vestuario me colocaría mañana, aunque tendría que ser no solo elegante sino también destacar mis habilidades.

- ¿Maya de que color crees que se vería mejor el vestido para mañana? – Le pregunte mientras iba a mi habitación.

- Princesa yo creo que un rojo o azul le quedarían precioso, debido a su tono de piel y a sus hermosas alas – Me dijo mientras entraba a mi habitación.

- Entonces usaremos el vestido rojo que hace un año mande a hacer, estara perfecto para la celebración, elegancia, fortaleza y belleza – le dije alegremente. Hace mucho que no iba a una celebración muy en el fondo me alegraba.

- Si mi señora, ¿mi señora, usted usara armamento encima de su vestido? – Maya me pregunto mientras alistaba lo que llevariamos al día siguiente.

- Debo usarlo, mañana nos presentaran ante los reyes que nunca nos han visto, o bueno algunos que nunca se han dado cuenta de quienes somos, por lo cual es mi deber como comandante ir con armadura, no llevare la espada, pero si un arco a pesar de ser una ceremonia de paz es mejor ir preparados por si surgen planes no deseados, de igual forma; debo estar preparada para cualquier circunstancia que se presente – le respondí entusiasmada, mejor prevenir que lamentar.

- ¡Princesa cuando el la vea quedara rendido a sus pies! – Maya muy emocionada me dijo mientras veía el hermoso vestido.

- ¿Quién? – Le pregunte con una ceja alzada, no entendía a qué se refería.

- Me refiero a su padre y hermanos quedara fascinado y orgulloso de la belleza tan deslumbrante que usted posee, incluso puede que vuelvan a tratarla como antes – Contesto de manera apresurada y con un leve rubor evitando mi mirada.

- Maya es imposible que un hombre tan arrogante y con grandes estándares como lo es el Rey y Arion, se dirijan a mi con orgullo y respeto, primero me vuelvo Sirena a que eso suceda – hice una mueca y mi voz delataba la amargura que abundaba en mi corazón dolía, pero es la vida que me toco.

El vestido era hermoso, rojo con adornos en dorado y suelto, tenía una pequeña capa sujeta de manera delicada, con pequeñas joyas incrustadas, pesaba pero el peso valia para la ocasión.

El vestido era hermoso, rojo con adornos en dorado y suelto, tenía una pequeña capa sujeta de manera delicada, con pequeñas joyas incrustadas, pesaba pero el peso valia para la ocasión

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- ¡Es hermosa princesa, todos quedaran hipnotizados cuando la vean mañana! – Maya sonreía y giraba mientras decía eso.

- Gracias Maya, ahora debemos ir a descansar, mañana será un día agotador y debo prepararme para la entrada y llegar a tiempo.– me despedí de Maya y me retiré a mis aposentos, estaba agotada y el nudo en mi pecho aún no se iba, ni siquiera tenia apetito, por lo que lo mejor sería descansar.

El bosque el mayor amigo de muchos, pero también el enemigo de otros. Una niña de 4 años corría detrás de las mariposas, las veía y quería volar tan libres y llenas de vida. Sin darse cuenta la niña corría directo a un barranco, su emoción era tanta que no se daba cuenta hacia donde se dirigía.

- Ven mariposita yo solo quiero tener una amiga – la niña reía y daba pequeños salticos para alcanzarlas. Hasta que sin darse cuenta salto y cayo sintiendo un vacío terrible que la asusto e hizo gritar, sus pequeñas alas se escondieron y debido a su edad aun no sabía volar de manera correcta.

- Te tengo mi pequeña Rosa, debes de tener más cuidado por donde corres pudiste lastimarte – Un hombre con la mitad del rostro vestido de negro y sus ojos verdes resaltaban ante la luz del día, pues en las sombras el la seguía cada que podía, desde que ella nació él había estado con ella.

- Gracias señor bonito – La niña aun en los brazos de aquel hombre, le sonrió y sus ojos brillaban, puesto que para ella era el hombre más hermoso que haya visto.

- El joven rio - es usted muy traviesa y hermosa princesa – le  dijo, mientras la dejaba en el suelo.

- se sonrojo - Yo solo quería tener una amiga, pero yo soy una niña buena – la pequeña Amelia bajo su cabeza un poco triste, puesto que muy pocas veces podía jugar con sus hermanos y su madre estaba siempre al pendiente de su padre, por lo cual estar solo a sus 4 años ya era una costumbre.

- Lo se mi bella rosa, se que eres una buena niña y serás una gran mujer y en cuanto a querer tener una amiga, pronto puede que tengas una – Octavio se agacho y levanto el rostro de la pequeña mientras le daba un tierno e inocente beso en la frente.

- ¡Sii! Por cierto, aun no se tu nombre, ¿Quién eres? – la pequeña curiosa por naturaleza y despistada por el destino, recordó que no lo conocía, aparte de eso, no poseía alas como ella ni orejas puntiagudas como sus hermanos.

- Disculpe mis modales princesa, soy Octavio un noble caballero que recorre los bosques en busca de su Rosa – Hizo una reverencia y sonrió, no era usual que el sonría en su reino, pero con ella en su destino, el era capaz de todo solo por verla feliz.

- Un gusto, yo me llamo Amelia y soy un hada ¿Por qué buscas una Rosa?

- La rosa que estoy buscando es especial ydiferente al resto, por lo cual mi viaje a de ser largo. – Se levanto y tomo supequeña mano, la guiaría al castillo sana y salva, pues aun no era momento de llevarla a su reino, esperaría a que sea el momento de unir sus corazones, cuando ella fuera más grande...


Holaa volví nuevamente con la historia, pronto las emociones y el destino jugaran con nuestros protagonistas. :)

¡Gracias por leer, nos vemos al otro lado del destino!

(Alas de Amelia)

(Alas de Amelia)

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OCTAVIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora