CAPITULO VII

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- Quién lo diría tu amada princesa se convirtió en una guerrera y yo que pensaba que no sería divertido venir – Mérida se burló mientras miraba arrogantemente a mi princesa.

- No le veo lo gracioso a la situación – Apreté mi mandíbula, odiaba que no siguieran mis órdenes y aún más que no cumplieran con su palabra, Oberón tendría que darme una muy buena explicación ante eso.

Amelia

- Es un honor para nosotros hadas y elfos del reino Corazón Naciente recibirlos después de tantas guerras y resentimientos – Oberón se levanto junto a sus hijos y príncipes, alegre de que todos estuvieran en su reino.

- Es un honor ser recibidos en su reino, Rey Oberón – Daira Varlot la madre y reina de las brujas y hechiceras se inclinó levemente, sus ojos coloridos llamaban la atención, para algunos podría ser incomodo ver aquellos ojos que lentamente espiaban tu alma; para mi era fascinante saber que podría darse ese color de ojos tan psicóticos e inusuales.

En el pasado su madre la anterior reina de Luna de hielo había ayudado a el rey Oberón a lograr crear una barrera hasta ciertos limites del territorio de hadas y elfos, ella con gusto lo había aceptado siempre y cuando los suyos fueran bien recibidos. Por situaciones que desconozco la anterior reina murió misteriosamente, jamás se supo quien fue o que fue el causante de su muerte.

- ¡Vaya maravilla! Jamás hubiera descubierto que aquella persona a la cual se infiltro en mi reino y por la cual tuve tantos dolores de cabeza sería una mujer – rio con cinismo el rey de Luna de Fuego, Baltasar Park.

Alto, fuerte, pero altamente peligroso, en su reino las mujeres solo eran un medio de reproducción más y por dejarle una cicatriz con una de mis flechas en su rostro me quiere muerta, solo que él y todos los demás reinos pensaron que era hombre y no mujer.

- Es bueno saber que lo e sorprendido Rey Baltasar, ¿Qué tal sigue su herida después de mi flecha? Ese día tuve muy mala puntería y no atine a mi propósito principal – Sonreí con arrogancia mientras jugueteaba con una flecha. Dentro de mi deseaba que mis palabras le fastidiaran era lo mínimo que podía hacer después de las atrocidades que había visto en su reino.

- Gracias a los cuidados de mis mujeres esta mucho mejor, pero tenga por seguro que le devolveré su hospitalidad más pronto de lo que usted cree – Sonrió de medio lado, su mirada me devoraba lentamente, ese enfermo haría hasta lo imposible por humillarme.

- ¡Estaré esperando con ansias a que eso suceda!, claro si no le da vergüenza saber que una mujer destruyo a la mitad de sus tropas en una sola noche – pase por el lado de él y levemente toque sus hombros antes de irme, mientras veía como Arion y el rey Oberón me mataban con la mirada.

Mientras iba mirando los alrededores del gran salón me di cuenta de que habían tres personas que nunca había visto, un hombre alto y fuerte, vestido de negro como todo un soberano, con cabello negro y unos hermosos ojos verdes, cejas pobladas y oscuras, era realmente atractivo; a su lado también iba una mujer con mirada arrogante y ojos verdes, cabello largo y negro, algunas partes con ligeras franjas verdes lo cual la hacía ver más llamativa, caderas anchas y cintura delgada, llevaba un traje descubierto en el pecho pero piernas y hombros tapados.

Por último, un joven no tan alto como el primero, con ojos levemente rasgados y de un color verde amarillento, cabello castaño y de porte serio, era muy lindo a simple vista.

- Es un honor conocerla Princesa – Escuche un leve susurro en mi oreja derecha y salte levemente por el asombro, no había sentido su presencia.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2022 ⏰

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