𝕿𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖚𝖓𝖔

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—Todo empezó cuando me presenté como omega, mi padre lo aceptó, él no tenía problemas con eso; porque estaban mis hermanos menores, que  podían ser alfas —Yìxíng empezó a contar.

—Pensé que su padre no lo había aceptado —ChanYeol dijo.

—Si lo aceptó, de hecho, aprovechó que fuese omega y me comprometió con el príncipe de otro pueblo para hacer alianzas con ellos —JunMyeon gruñó en esa parte, pero se calmó al ver la sonrisa de Yìxíng dirigida a él—. Era del pueblo de Daejeon, Byun BaekHyun.

—¿Era buen alfa? —ChanYeol preguntó, molestando a JunMyeon.

—No puedo decir que era el mejor, pero tampoco el peor —contestó el mayor—. Pasó el tiempo y nos conocimos, él fue amable. Después fue la boda, ninguno de los dos nos podíamos negar, estábamos casi obligados. Por suerte nos hicimos buenos amigos, pero no pasó como con JongDae y JongIn, nosotros nunca nos quisimos como pareja.

—JongDae y JongIn son destinados, creo que fue pura coincidencia que fueran comprometidos —comentó ChanYeol y los otros dos mayores asintieron.

—Sí... Después de un tiempo el pueblo empezó a pedir herederos —Yìxíng dice, dejando sorprendidos a los otros dos—. Y sí, quedé en estado al poco tiempo —el mayor empezó a derramar lágrimas—. Todos en el pueblo estaban ilusionados por el nuevo heredero, todo era literalmente perfecto. Todo terminó cuando un día él llego con aroma de otro omega.

—Que hijo de... —JunMyeon exclamó, pero es interrumpido por el mayor.

—No nos queríamos, pero era incómodo para mí. Yo tenía a su hijo en mí y él traía el aroma de otro omega —Yìxíng sollozó—. Eso no fue sólo una vez, lo hizo varias. Un día que lo enfrente, dijo que había encontrado a su destinado, pero que no quería dejarme por el cachorro. Aquel día discutimos tanto y me escapé del castillo de Daejeon.

—¿Por eso viniste aquí? ¿Por qué no podías regresar a Incheon? —pregunta  ChanYeol.

—No, si regresé a Incheon; pero aquella noche, mi padre me recibió muy mal. Dijo que era una vergüenza por escapar de lo que era mi deber —Yìxíng lloraba—. Me quedé un mes en Incheon, para luego enterarme que BaekHyun se había casado con otro omega, uno llamado KyungSoo; se había olvidado de mí y del bebé tan fácil... —el mayor cubrió su rostro—, pasaron los meses, y el bebé iba a nacer.

—¿Y dónde esta él? —pregunta inocentemente el menor.

—Mi cachorro... mi pequeño cachorro murió al segundo día de haber nacido —un sollozo desgarrador atravesó la garganta de Yìxíng—. No sobrevivió...

JunMyeon y ChanYeol dejaban que el mayor llorara en paz, sabían que la perdida de un hijo era de lo mas doloroso. Casi inconscientemente, el menor posa una mano en su abultado vientre.

—Después de eso, mi padre me desterró de Incheon —siguió contando el mayor—, es cuando llegue aquí. SeHun sabía mi historia y me dejó vivir aquí. Mi padre les prohibió a mis hermanos verme o siquiera mandarme cartas, yo era una decepción para él.

—¿Es por eso que Incheon no ayudó en la guerra? ¿Porque saben que tú estás en Seúl? —pregunta JunMyeon.

—Sí, mi padre al saber que Seúl me acogió, decidió cortar tratos con ellos. A SeHun no le importó, pero le molesto la actitud que estaba tomando mi padre —dijo Yìxíng.

—SeHun tiene razón, tu padre es malo —dice ChanYeol con el ceño fruncido.

Yìxíng notó que la mirada de JunMyeon estaba perdida, podía notar tristeza y cierta desilusión en sus ojos. El mayor sabía que debía hablar con el alfa, pues Lay sabía que este tenía otras intenciones con él, una de pareja y Lay también quería estar con el. El menor notó cierta tensión, por lo que decidió que lo mejor era irse de aquel lugar

—Yo... creo que mejor los dejo solos —y trás decir eso, salió de aquella sala.

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ChanYeol regresaba a la habitación que compartía con SeHun. El menor se encontraba apenado, había casi forzado a Yìxíng a contar su pasado, uno doloroso y cruel. Se sentía mal por el mayor, ChanYeol no podía pensar en que seria estar en su lugar, perder a su cachorro.

—¿Ya te contó todo? —pregunta SeHun al ver el rostro triste de su omega.

—S-Sí... —susurra ChanYeol.

—Por eso no te podía contar yo, es algo muy sensible para Lay —explica el alfa.

— Y-Yo... —el menor empezó a derramar lágrimas—. Yo sólo me pongo en su lugar, no sé que haría si me cachorro también falleciera —el pelirrosa posa una mano en su vientre.

—No pienses en eso, no dejaré que nada les pase a ti y al bebé —SeHun gruñe, la idea de perder a ambos le hace enfadar y entristecer.

—¿Qué quieres que sea? —pregunta ChanYeol, acariciando su vientre.

—No me importa que sea, lo amaré igual —respondió el alfa, posando una mano sobre la del omega—, ¿y tú? ¿Qué quieres que sea?

—Me gustaría que fuese un niño —sonrió el omega.

—¿Como se llamaría? —cuestiona el castaño.

—No sé... nunca nos hemos puesto a hablar del bebé —dice el menor haciendo un puchero.

— Lo siento, pero... —el alfa se interrumpe al notar una mueca de dolor en su omega.

—¡Auch! —exclama el pelirrosa.

—¿Qué sucede? ¿Te duele? —el alfa se preocupa.

—Sentí algo —dice ChanYeol y aquel dolor vuelve—. S-Se movió —el menor sonríe.

—¿¡En serio!? —pregunta entusiasmado SeHun.

El alfa se agacha a la altura del vientre de ChanYeol y posa su mejilla allí; el alfa siente el movimiento y sus ojos brillan de emoción. El menor fue testigo de ver como el alfa empezaba a derramar lágrimas, éste estaba emocionado por su hijo, su bebé, su cachorro, que pronto estaría en sus brazos. El omega sonrió enternecido al notar la alegría de su alfa por sentir al pequeño cachorro.

—Ya quiero tenerlo en mi brazos —comentó el alfa aún con lágrimas en los ojos.

—Faltan casi cuatro meses —dice el menor, acariciando el cabello del alfa.

—Eso es mucho... —reclamo juguetón el alfa.

—Ya casi... —susurró el pelirrosa.

My King ❦ SeYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora