Capítulo 9: Si el fuego no te mata, el macabro lo hará

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Lucas llegó a la calle Olmo, en el límite del pueblo. La carretera se extendía a lo largo de aproximadamente 7 kilómetros, sin árboles a los lados, excepto por un almacén abandonado. Estacionó su automóvil allí y Lauren miró por la ventana, mostrando su nerviosismo.

—No puedo creer que vayamos a hacer esto — expresó Lauren con preocupación.

—Sí, ya le envié un mensaje a Casey —informó Savannah.

—¿Deberíamos esperarlo? —preguntó Lauren.

—¿Y si huye cuando lo vea llegar? —se preguntó Lucas.

—¿Estás planeando que entremos solos? —preguntó Lauren, sorprendida.

—Ese siempre fue el plan —respondió Lucas, ansioso. No quería poner en peligro a su hermana y a Savannah, pero necesitaba descubrir quién era su acosador.

—Yo iría solo, pero obviamente no te dejaríamos hacerlo —aclaró Lauren.

—No podemos perder tiempo, esta podría ser nuestra única oportunidad de desenmascararlo de una vez por todas —insistió Lucas, acomodándose en su asiento para poder ver cómodamente a Lauren y a Savannah, quienes estaban en los asientos traseros.

Lucas, aunque pareciera una locura, tenía razón. Si esperaban al detective Matthews, el macabro acosador podría escapar. En cambio, si entraban ahora y lo enfrentaban, podrían poner fin a esa pesadilla.

—De acuerdo, pero no nos separaremos —dijo Savannah, desabrochando su cinturón de seguridad. Lucas y Lauren hicieron lo mismo y los tres bajaron del automóvil, observando atentamente su entorno.

La calle estaba desierta y el viento soplaba frío. Savannah y Lauren sentían más intensamente la soledad. Era un mal momento para usar vestidos, ya que sus abrigos no eran suficientes para protegerlas del frío.

Esta vez llevarían sus teléfonos móviles con ellas, no cometerían el error de dejarlos atrás.

Los tacones de las chicas resonaban en el pavimento, el único sonido claro que podían escuchar.

—Sé que ya hemos decidido hacer esto, pero no está de más preguntar —dijo Lauren, tomando aire. —¿Realmente vamos a hacerlo?

Lucas y Savannah se miraron y, después de pensarlo unos segundos, asintieron.

Lucas abrió la puerta del edificio metálico, que parecía un granero abandonado de dos pisos con un toque postmoderno.

Dentro estaba oscuro, solo podían ver sus manos frente a sus caras. Era una completa penumbra.

—Enciendan las linternas de sus teléfonos —dijo Lucas. Las luces de los tres teléfonos iluminaron ligeramente el lugar, pero no lo suficiente.

—Esto no me gusta —dijo Savannah, inquieta.

La tenue iluminación de las linternas creaba siluetas fantasmagóricas en las sombras de las mesas y columnas.

—No se separen de mí —pidió Lucas. Lauren estaba a su izquierda y Savannah a su derecha.

El sonido metálico resonó en el aire, captando la atención de los tres. Era como el tintineo suave de cadenas moviéndose, como si fueran acariciadas por una brisa ligera.

—¡Ah! —gritaron Lauren y Savannah, sobresaltadas.

Un estruendo mucho más fuerte los obligó a girar hacia la puerta por la que habían entrado. Para su desgracia, estaba cerrada.

—¡No! ¡No! ¡No! —Savannah corrió hacia la puerta y forcejeó con todas sus fuerzas, pero estaba bloqueada. ¿Cómo era posible?

—Tenemos que encontrar una salida —dijo Lauren, mientras Savannah se acercaba a ellos nuevamente. Lucas comenzaba a lamentar su "perfecto" plan. Ahora estaban atrapados y algo estaba claro...

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⏰ Última actualización: Jul 12 ⏰

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