Capítulo 4: No te comprendo

674 50 3
                                    

_______POV

Mi cuerpo se sentía ligero, como si hubiera sido drogado. Abrí mis ojos dejando que los rayos del sol se hicieran presentes, instintivamente los cerré de nuevo cuando un dolor agudo proveniente de mi cabeza se presentó haciendo que llevara una mano hacia la zona emitiendo un gemido de dolor.

-Me gusta ese sonido cuando te lo provoco yo.- Abrí los ojos nuevamente importándome poco mi dolor de cabeza, cuando mi vista logró enfocarse en el techo de la habitación diversos recuerdos de la noche anterior corrieron por mi cabeza haciendo que mis mejillas ardieran y recordara que me encontraba en la cama de Natasha.-Ten.- Se acercó y me entregó una bebida hidratante junto a dos aspirinas.

-Gracias.- Dije mientras tomaba lo que me ofreció, abrí la bebida dándole un sorbo justo después de meterme las pastillas a la boca. Sentía la intensa mirada de la ojiverde sobre mí, ella acerco su mano retirando la botella de suerox de las mías.

-Te advertí que te alejaras de mí, no debí haberme acostado contigo.- Dijo fríamente.

-Eres incomprensible, simplemente no te comprendo.- Contesté irritada por su cambiante estado de humor.

-No es tu problema comprenderme, simplemente deja de provocarme.- Respondió ella tratando de controlar su tono de voz.

-Yo no hago nada, tú eres la que se acerca.- Dije tratando de evitar que mi reciente enojo se incrementara, esta mujer era extremadamente egocéntrica e incomprensible cuando quería serlo. Me levanté de la cama cubriéndome con la sábana mientras tomaba mi ropa caminando hacia el recien descubierto baño sin voltear a verla.

No debía haber accedido a irme con ella, pero claro, entre los tragos de más y el calentón que trate de quitarme con Sylvie, no estaba del todo consiente de mis acciones, pero no puedo negar lo bien que hizo vibrar cada parte de mi, sus fuertes manos recorriendo cada parte de mi cuerpo, su toque era suave pero a la vez tan caliente y certero. Sacudí mi cabeza tratando de alejar los recuerdos mi mente, no podía volver a suceder.

-No vuelvas a dejarme con la palabra en la boca.- Dijo tomando mi brazo acorralándome contra la pared cuando salí del baño, su cuerpo estaba tan cerca, podía sentir el calor que irradiaba su cercanía haciendo que mi cuerpo reaccionase a su calor, tenía que controlar mis propias reacciones después de que ella dejó muy en claro que solo había sido un simple revolcón.

-Tú deberías dejar de espiarme.- Ella se tensó.

-Yo no te espío.- Dijo tensando su mandíbula después de responder.

-¿Ah no?, ¿Entonces como explicas nuestro encuentro en la tienda de arte que queda al otro lado de la ciudad de donde se encuentran tu empresa o tu llegada tan inoportuna de ayer al bar que también se encuentra del otro lado de la ciudad lejos de la empresa y de tu departamento?- Dije tratando de apartar su cuerpo del mío.

-¿Mi inoportuna llegada?- Dijo ella tratando de controlar su ira.

-Si, tu inoportuna llegada.- Recálquele.

-Te hubieras revolcado con la oxigenada si yo no hubiera llegado.- Dijo apretando más su cuerpo contra el mío y acercando peligrosamente su boca a mi boca.

-No es, ni hubiera sido tu problema si eso sucedía. Ya estoy lo suficientemente grandecita como para decidir a quien me follo, ¿no crees?- Dije enojada.

-No puedes tirarte a nadie más.- Respondió Natasha tensando la mandíbula.

-Si puedo, no te pertenezco, ni siquiera nos conocemos.- La empujé para poder salir del calor sofocante que estaba sintiendo en ese momento, lo cual fue aprovechado por ella para darme la vuelta haciendo que mi vista estuviera contra la pared mientras mi trasero se pegaba contra su pelvis.

Las Sombras de Romanoff (Natasha Romanoff y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora