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El cielo era tan extenso y las nubes esponjosas parecían bailar con la suave brisa que movía su cabello

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El cielo era tan extenso y las nubes esponjosas parecían bailar con la suave brisa que movía su cabello.

Cerro sus ojos mientras se dejaba tambalear en la copa de los árboles que brillaban con aquel tintineante color verde, amaba la primavera.

El sol siempre brillaba con encanto y todo lo cubría una capa de colores que para ella, no era más que encantador y agradecía que la primavera hubiera llegado justo cuando los exámenes terminaron ya que podía escaparse para flotar entre las copas de los árboles o incluso descansar en pequeño pastizal que había encontrado cerca de la residencia, aquella paz la hacía sentirse tan ligera pero lo que en realidad le daba calidez era aquel aroma que al abrir sus ojos la impregnó.

Sonrío y palmeo a su lado la manta que había extendido para recostarse sobre la hierba.

—No soy un maldito perro, Ochako— Frunció aún más su ceño lo que hizo que su estómago sintiera un revoloteo, aquellas palabras habían hecho que su sonrisa se agrandará más.

—Solo calla y ven aquí, "Dios de las explosiones asesinas"— Antes que pudiera hecharse a reír, Bakugou estaba sobre ella tratando de callarla. Iniciando un pequeño forzajeo que terminó con el chico flotando sobre su cabeza.

—Maldita sea no me dejes flotando— Maldijo el rubí mientras le tomaba de la mano para evitar perderse en el cielo.

—Buena idea~ — La chica de cabello café había hablado con tanta dulzura que hizo que las orejas del rubio se sonrojaran y antes que se dieran cuenta ambos estaban flotando en lo alto, Katsuki Maldijo en lo alto mientras que la risa de las mejillas rosada lo acompañaban tomados de las manos para no separarse.

— Estás malditamente loca— Insulto mientras gruñía por lo bajo como un pequeño perro rabioso.

—Callate, es lindo flotar cuando está oscureciendo ¡Mira!— Con una sonrisa calmada le señalo la colorida y calmada apuesta de sol que estaba en frente de ellos.

Cálido.

—Pensé que te gustaría estar ya sabes , aquí arriba— rio un poco mientras contemplaba como el sol poco a poco descendía haciendo que el cielo se formará un lienso de colores rosados, morados, naranjas y azules.

El la observó, por primera vez en todo el tiempo que lleva conviviendo con Uravity, detallo sus cabello color café, observó sus mejillas rosadas y que eran similar a un mochi, sus largas pestañas y sus labios que parecían cereza.

Todo en ella le resultaba curioso.

Y sin poder evitarlo sonrío levemente.

Ella le brindaba paz y una calidez que se extendía por todo su pecho.

— Deberíamos volver si no queremos que Aizawa nos castigue, Dinamight— La chica le regreso la mirada sonriente y el rubio asintió en silencio mientras trataba de guardar aquel recuerdo dónde siempre perdurará.

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