The Tenderness Behind the Flower

Dieciocho: Galletas

         Me desperté a la mañana siguiente debido al sol que me pegaba en el rostro. Abrí un solo ojo y cerré la cortina con mis poderes. Me di la vuelta y recordé que llevaba puesta la camisa de Loki. Gruñí y me acurruqué en su pecho. Todo lo que había sufrido los días anteriores había desaparecido de mi cabeza y solo pensaba en el día anterior. Quería volver a dormir, pero no podía. Cada vez que pensaba en Loki, sentía mariposas en el estómago. Duerman malditas, pensé.

         El sol comenzó a quemarme la piel, así que me giré bruscamente y cerré la cortina con mis poderes. Me volví a recostar sobre el pecho de Loki, pero había tirado tan fuerte de la cortina, que había dejado un espacio de luz en el otro extremo de la ventana. Sollocé por la frustración y me levanté de nuevo para moverla lentamente y que cubriera toda la ventana. Me giré y vi como Loki se reía con los ojos cerrados. Hice una mueca y le arrebaté la almohada en la que descansaba, para después golpearlo con ella.

—¡Oye!— dijo poniendo sus manos sobre su rostro para protegerse del siguiente ataque.

—La próxima vez dejaré que te broncees.

         Me miró de arriba a abajo un poco enfadado, como sí quisiera insultarme, pero en vez de eso, me sonrió ladeando la cabeza.

—Me vería bien— dijo con audacia.

          Volví a golpearlo con la almohada y comenzó a reír fuertemente. Se estiró por la almohada que estaba del otro lado de la cama, pero me golpeó sin medir su fuerza, y ya que yo estaba al borde de la cama, caí sin previo aviso al suelo. Me detuvo con sus poderes mientras yo abría los ojos fuertemente. Maldito, pensé y en cuanto me incorporé volví a golpearlo.

—¡Ya, lo lamento!— dijo riendo, pero me miraba aún un poco preocupado por la caída.

—Vas a lamentar la ira de mis golpes— me miró seriamente y soltó una risita —Te detesto— dije sonriendo.

         Me aparté el pelo que llevaba en la cara sin darme cuenta y me di la vuelta para ir al baño. Mientras caminaba sentí un poco de incomodidad al sentir que estaba casi completamente desnuda, así que intenté llegar lo más pronto posible.

—Ya, regresa.

—No— contesté cortantemente, gruñó.

          Me di la vuelta para cerrar la puerta y vi que se había acostado boca abajo, mirándome con la cabeza de lado y negué con la cabeza. Me metí a bañar y me quedé un rato recostada, jugando con mis poderes. Incluso en esos momentos, aún me sorprendía verlos. Habían cambiado desde que fuimos a Xandar. Ahora el morado era más intenso, como si tuviera más contraste. Cuando lo invocaba, me sentía con más energía. Era como si pudiera correr un maratón y no cansarme. Sentía el poder recorrer cada parte de mi cuerpo y extenderse a mi alrededor. La energía de las cosas vivientes era parte de mí y me inspiraba a crear más. Yo era parte de todo y a la vez, todo era parte de mí.

          A veces me imaginaba viviendo con aquella cantidad de poder en la Tierra y sentía un nudo en el estómago. Ese nudo era un recordatorio de que si regresaba iba a ser más infeliz de lo que era antes de irme. No quería aferrarme a esa idea, pero Loki lo había dicho, tenía que regresar y amarrar todas las esperanzas respecto a mi futuro a Asgard, era estúpido. Toda mi vida había pensado que depender de una relación amorosa era la peor dependencia que existía y encontrarme en esa posición después de criticarla tanto, me hacía sentirme terrible conmigo misma.

         Al final, Loki y yo éramos la pareja más defectuosa. A pesar de todo lo que habíamos pasado juntos, teníamos un pasado que jamás nos abandonaría y regresaría constantemente a atormentarnos. Incluso por las noches, estaba presente. Éramos tan parecidos, que quizás era enfermizo. Lo que vivíamos en ese momento, era un engaño. Habíamos construido nuestro pequeño mundo lleno de mentiras que disfrutábamos. Pero teníamos que aceptar que todas las mentiras llegaban a su fin y lo único que nos quedaba hacer era disfrutarlo y esperar pacientemente su inevitable fin.