Cap. I - Regalo

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Centro comercial. Martes. 15 de la tarde. Escasa gente circulando por las calles.

- La gente duerme la siesta a esta hora, no te estreses por que no haya ningún cliente - decía un señor de media edad con cabellos castaños, una rara vestimenta y una voz tranquila.
En su camisa blanca llena de manchones de pintura, había una pequeña tarjetita que decía "Abalor Blight, gerente".

- Pero desde hace años que quiero trabajar acá en la juguetería con vos - se quejaba una muchacha con mismos rasgos físicos, igual pelo solo que teñido de un verde musgo, y ropa poco común para las chicas de su edad. Se cruzó de brazos y se sentó violentamente sobre la silla atrás del mostrador.

Mientras junta algunos papeles, escucha el tintineo de la puerta al abrirse. Tras ella, pasa una mujer alta con aspecto juvenil a pesar de que se notaba de que ella ya era de mediana edad. Una postura firme, pelo blanco salvaje y una mirada silvestre. Se destacaba por su caminar, la energía que radiaba su figura y un diente de oro que sobresalía de su boca.

- Buen día. La hija de una amiga va a venir a vivir conmigo y quiero comprarle un peluche de bienvenida... - Empieza a explicar tan solo a unos pasos del mostrador, pero frena unos segundos a pensar como si estuviera improvisando el regalo en el momento - Camila dijo que a Luz le gustan las nutrias... - susurra pensativa y chasquea los dedos al decidir que eso era lo que le iba a comprar - ¿Tenes alguna nutria? - dijo la mujer con una sonrisa que encandilaba.

- Lamento decir que no tenemos ahora - le respondió la empleada luego de fijarse en su computadora de escritorio - pero mañana mismo van a venir a traer más peluches desde la fábrica... si tenemos el que usted quiere, se lo llevo yo misma a su casa.

- Que amable de tu parte - contestó la mujer agradecida y con una sonrisa un poco antipática. - ¿Tenes un papel para que anote mi dirección?

Amity se apresuró a alcanzarle un cuadradito blanco de papel con una lapicera metálica para que anotara. La mujer tomó ambas cosas y se dispuso a escribir.

Al terminar de hacerlo, lo dejó sobre el escritorio y dijo en voz alta:
- Soy Eda, un gusto conocerte.
Y se retiró del negocio desierto de clientes, dejando solo su energía tan peculiar y el papel manchado de letras en cursiva negras con una dirección desconocida para Amity.

Una vez que ya estaba sola, la joven se dio vuelta para mirar con felicidad a su padre, quien había observado con orgullo cómo su hija menor había atendido a su primer cliente de forma maravillosa.

- Muy bien, hija. Dejame ver la dirección... - dijo el adulto acercándose a la muchacha y tomando de su mano el papel - ¡Ah! ¡La casa búho! Ya voy yo, conozco la casa bien.

- No te preocupes, pa. Ya puedo hacerlo yo - le respondió Amity debido a que cualquier oportunidad es una razón para justificar mi existencia.

Fue así que esperó con ansias a que llegara el día siguiente para poder llevar su primer pedido a la casa de la mujer tan misteriosa.

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[ Amity POV ]

Desperté hoy bastante entusiasmada por arrancar mi segundo día de trabajo en la juguetería de papá. Los Blights somos conocidos por nuestro arduo trabajo y excelencia, y me educaron toda la infancia con que eso era lo más importante en la vida.

Me puse mi ropa de siempre: Unas calzas marrones con un remerón negro y unas botas. Si bien la vestimenta es un poco básica, lo que la gente ve más en mí es mi pelo teñido y me prejuzgan de ser ruda por mis ojos almendrados y uñas pintadas de negro. Definitivamente soy distinta a mis padres y a mis hermanos, por la actitud y ambiciones.

Juguetería Blight industriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora