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Que raro sería...

Que raro sería que un chico como yo se fijara en alguien como tú.
En tu pelo y en tus ojos; en la manera que tienes de hablar y expresarte ante la gente. Sería extraño porque no das precisamente el corte.

Yo soy alguien de alto rango, y me muevo con los grandes peces, por eso sería raro que me acercara α hablarte nunca, porque la gente como tú no sale con los míos, y mucho menos siendo ambos hombres.

Por eso me limito α observarte en silencio, con total disimulación.

Puedo verte deambular por el instituto. Siempre portas esa expresión risueña y tranquila, y eso me molesta. Me enfada porque no tienes ni idea del absoluto caos en el que nos has metido.
Α ti y α mí.

Puedo notar como ella lo sabe, ya que cada vez me cuesta más ocultarlo.

No es α ti α quién me refiero, aunque seas una gran parte del problema, si no α la puerta que has abierto por culpa de tu presencia en esta institución, porque antes de que llegaras yo no era así; yo no deseaba tocar α otro hombre como lo hago ahora.

No anhelaba poder hablar con un marica, y mucho menos comportarme como uno.

Kendall es alta y esbelta, tiene unas curvas de infarto y un rostro hermoso. Ambos tenemos la suerte de poder dictaminar que nos poseemos. Ambos somos populares e importantes.

Tú solo eres un crío atractivo que ha tenido la mala suerte de ser suave y pequeño, porque, si no fuera así, α nadie se le ocurriría molestarte como lo hacen. No pensarían siquiera en que te gustan los chicos, ni aunque tú lo mostraras públicamente como parece que lo haces, aunque no sea del todo cierto.

Yo he tenido esa suerte.

Pero nunca decaes.

Y eso, en cierto modo, me incita más.

Por eso, después de ver como Dave Scott, mi compañero de equipo, trata de romperle el brazo α tu amigo; doy el primer paso.
Lo hago porque quiero saber cómo estás. Realmente deseo descubrir en qué piensas ahora, cuál es el timbre exacto de tu voz cuando te encuentras enfadado o asustado. Hasta ahora solo te he visto de buen humor, y es curioso, porque α mí esto me está destrozando.

Así que muéstramelo; demuéstrame que tú también tienes miedo.

El rubio se tensa cuando me ve. La mano aún descansa en su brazo, pero no hace ninguna mueca. Su intento de no mostrar dolor es, francamente, poco admirable.

Tú aún estás absorto en su bienestar, por eso no te das cuenta de que, con solo alargar la mano, podría acariciar el tejido de tu suéter con las puntas de los dedos.

La gente piensa que es cruel. Se lo imaginan cuando van diciendo por ahí que tú y ese irlandés que vino de intercambio sóis pareja. Creen que te daña, pero yo sé que no lo hace. Una afirmación así no puede molestarte porqué sabes que tú ya estás con alguien. No hace falta ni que hablemos, ya que eso está claro. Es reconocible en esas miradas encriptadas que te he hecho, en cada suspiro que he soltado follando con Kendall cuando en realidad era en ti en quién pensaba.

Yo sé que lo sabes.

No hace falta que lo hablemos.

Nunca lo hacemos.

- ¿Vienes α rematar la faena? — Suelta ese extraño ser α la defensiva.

Lo miro con indiferencia y aprieto los puños, no muy gustoso de que me haya hablado así delante de ti.

Quiero romperle los huesos uno a uno, invalidarlo. Pero no lo hago.

No quiero que veas en mí lo que yo veo en mi padre.

Α estas alturas ya no sé muy bien que decir, y la curiosidad de la gente está puesta encima de nosotros.

Es posible que tú ya te hayas dado cuenta de qué estoy aquí, pero aún no te he mirado.

Me cabrea pensar que llevo meses tratando de imaginarme como sería y qué significaría este mismísimo momento para nosotros, y ahora no puedo evitar cagarla.

Carraspeo.

Me he puesto nervioso, pero no hace falta que nadie lo sepa.

- Niall, relájate.

Mentiría si dijera que todo mi plan se va α la mierda en cuestión de segundos. Tu voz sigue siendo tranquila y fina, como siempre que la oigo en los pasillos.
La idea era aparecer en tu vida de forma pausada y relativamente diferente α lo que estaba acostumbrado, pero eso no hará que los dos podamos acabar con lo que empezaste.

Es por eso que cojo aire y rumio un poco lo que voy α decir α continuación, ya que tengo que ser convincente.

El aire se atora en mis pulmones cuando pienso que puedo estar desaprovechado esta oportunidad.

- Oye — Mi voz sale seca y dura, muy diferente al tono que emplearía contigo en otras circunstancias. —. ¿Qué coño te crees que estás haciendo? No necesito que me defiendas, puto maricón.

Tus ojos en mí consiguen opacar todas las risas innecesarias y pelotas que han surgido tras mi comentario.
Hay algo en ellos que no reconozco.
¿Sorpresa? ¿Miedo? ¿Por qué deberías de mirarme tú así?

Eres consciente de lo nuestro.

Llevamos planeando esto desde la primera vez que nos vimos. Esto era lo necesario.

Lo eras, ¿No? ¿Eras consciente del plan?

- Y-yo... no... — Empiezas α balbucear, pero tengo que interrumpirte.

Si no lo hago, puede que lo arruines.

No tengo mucha fe en ti.

Pronto vas α descubrir que soy de lo más contradictorio.

Pero alguien se me adelanta:

- ¡Mírale, Harry! El pobre no puede ni hablar en tu presencia. ¿Kendall no debería saber que ya tiene α otra contrincante?

Α veces me imagino α mi mismo rompiéndole la mandíbula α Dave. Me veo desfigurando su cara de muchas formas posibles, pero supongo que eso es solamente culpa de mis constantes ataques de ira. Me incapacitan hasta para pensar con claridad, pero esto no debería de importarte. No tiene ni que preocuparte.

Sinceramente, me alegro mucho cuando llega el profesor de literatura para separarnos, porque no tengo ni idea de lo que iba α contestar. ¿Que no es cierto?

Tú no eres el contrincante de Kendall porque, sinceramente, estáis en ligas totalmente distintas; y yo ya he elegido bando.

Su ceño está fruncido, y sé muy bien porqué.

- Si me dieran una moneda por cada vez que te encuentro peleándote por el pasillo...

- No trabajarías como profesor α tiempo completo por un salario mínimo. — Finalizo lo que iba α decir con una sonrisa confiada.

La gente se ríe. Todos menos tú y el irlandés enfadado.

¿Por qué pareces ausente, Louis? ¿Por qué me miras como si no nos conociéramos?

No finjas.

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