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— Bueno, ¿a dónde queréis ir ahora? — algunas horas antes decidí que los podría llevar al lugar con más lugares de toda la ciudad; el centro comercial era una zona perfecta para buscar varias cosas sin tener que alejarse demasiado. Además, como era una mañana de un miércoles, no había casi nada de gente.

— A donde usted quiera. — respondió el niño encogiéndose de hombros «¿Usted? ¿Parezco una señora?», después, se escuchó un fuerte rugido que venía de su estómago y posteriormente la risa discreta de su hermana — Bueno, uhm... ¿podríamos ir a comer algo? — asentí aguantándome la risa también, había pasado de actuar como un bloque de hielo a sonrojarse y fruncir el ceño.

— Podéis llamarme ___, no hace falta que me tratéis de señora. — ellos asintieron tras mirarse entre ellos — ¿Y vosotros? No recuerdo que me hayáis dicho vuestro nombre...

— Es verdad... — la niña carraspeó y se señaló a ella misma — Me llamo Kya, y él es... — el niño rodó los ojos y dio media vuelta aún avergonzado, después murmuró su nombre. 

— Kei. 


Omnisciente

El grupo paró en un restaurante de comida rápida cercano. Mientras que ___ decidió tomar tan solo un café, Kei y Kya procedieron a comprar casi todo el menú con el dinero de la primer mencionada. Sin embargo, no suponía un problema porque mientras los entretenía en un lugar tenía planeado saber más sobre ellos, ya que por alguna razón aquellos hermanos emitían unas vibras extrañas y si iban a quedarse en la casa era mejor conocerlos.

— Muchas gracias... te debemos una. — habló Kya, ___ sonrió maliciosamente «Esta oportunidad es perfecta.»

— De hecho... me podéis pagar ahora mismo. — comentó sonriente — Sólo quiero que me expliquéis más sobre vosotros, si es posible. — antes de que Kya pudiese abrir la boca para negarse amablemente Kei enseñó su palma indicándole que ya hablaría él, por lo que su hermana cerró la boca y miró con atención a su hermano, que tragó la enorme bola de comida que se había le había formado en la boca.

— No conocemos las caras de nuestros "padres", lo único que nos han dicho en el orfanato es que la señora que nos dio a luz murió o algo así, después su marido terminó suicidándose y nos encontraron unos días después junto al cadáver, desnutridos y deshidratados. — habló con la misma indiferencia de siempre mientras le robaba una patata a su hermana, después suspiró y retomó su historia — Creo que teníamos... poco más de un año y medio, no recordamos nada de ellos, ni siquiera sus caras o sus voces. — dirigió la mirada a su hermana — ¿Verdad, Kya?

— Exacto... No recordamos absolutamente nada. — añadió, con tristeza.

— Bueno pues eso, si quieres saber algo más pregúntanoslo.— Kei se encogió de hombros y se acostó en la silla larga del restaurante. Por otro lado, ___ no sabía muy bien qué era lo que debería preguntar, así que dijo la primera pregunta que se le pasó por la mente desde el primer momento en el que Kei habló sobre su historia.

— ¿Por qué pones comillas cuando hablas de tus padres? — tal vez aquella no era la pregunta correcta, podría haberles dicho cuanto lo sentía acerca su pasado o "Vaya...", pero ya era demasiado tarde como para arrepentirse.

— La señora que nos dio a luz y su marido. — corrigió Kei, graciosamente — No recordamos nada de ellos, tampoco pasamos mucho tiempo con ellos o tenemos fotos para recordar sus caras, tampoco crecimos con ellos. No sé tú, pero dudo que a eso se le pueda llamar "tener unos padres".

no way out † kth † #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora