Amor

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El ruso descansaba tranquilamente hasta que sintió que gotas caer en su cara, despertándolo. Cuando abrió los ojos, noto la mirada de alguien, notando al Polaco empapado - Tu.... vendrás conmigo - y comienza a arrastrar al ruso por las piernas, este desesperado intentaba aferrarse a algo, mientras gritaba, despertando al alemán - Hey! hey ! espera! - 

El alemán corre donde el polaco y le detiene el paso - No puedes irte con el! Por favor...  - el polaco alza una ceja, para luego notar un notorio parentesco con el príncipe perdido - Y dime... ¿Quién eres tú para darme ordenes? - el alemán se queda callado, para luego responder - Soy Rapunzel... Y necesito a aquel hombre que me ayudara con mi sueño, por favor, si quieres después te lo llevas pero de verdad lo necesito - suplicaba el alemán, el polaco suspira de forma pesada, aceptando la oferta - Soy acaso algún tipo de mercancía? - Pregunto el ruso, siendo ignorado.

- Enserio?! Muchas gracias - el alemán abraza al polaco para luego abrazar al ruso - No entiendo ¿Por qué aceptaste? - pregunta confuso el ruso a Polonia - Mis asuntos, no son de tu incumbencia, bandido - le tira una mirada despectiva, molestando al contrario - Como me dijiste?! - el alemán se interpone entre ellos dos - Por favor... Hoy... es mi cumpleaños, pueden concederme el no pelearse? - los dos países se miraron, para aceptar disgustosamente - Bien! - sonríe el alemán - Vamos al reino! - se va feliz dejando a los otros dos atrás, el ruso le sigue y el polaco se queda un rato, para luego seguirlos. 

Sus insinuaciones podrían ser correctas, talvez aquel tipo de sexualidad dudosa, sea el príncipe perdido, en todo el reino, no existía ninguna persona con las características del príncipe, a excepción de el... Tenia que confirmarlo, así que seguiría ese dúo de cerca para comprobar este hecho. 

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Al llegar al pueblo, vieron decoraciones por todas partes, pero los ciudadanos no tan alegres, solo seguían sus rutinas de todos los días. Rapunzel, entro al pueblo con una alegre sonrisa, que cambio al sentir como todos pisaban su cabello, como también, lo tironeaban las carretas que pasaban por encima. El ruso recogió el cabello del alemán, y con la mirada buscaba alguien que los pudiera ayudar, en eso noto a unas pequeñas haciéndose trenzas entre si, les llama la atención mostrándoles todo el cabello de Rapunzel, dejando maravilladas a las niñas, que, instantáneamente comenzaron a trenzar su cabello. 

Cuando terminaron, agregaron flores, dejando a Rapunzel mas alegre, y al ruso enamorado. El polaco noto esto, así que le dio una golpecito y le sonrió, el bandido solo se limito a empujarlo y seguir viendo al alemán. 

El trio visito distintos lugares del pueblo, la biblioteca, los puestos de comida, las actividades de aquel festival. Cuando se cansaron el ruso fue a comprar comida y una sartén, se la debía al alemán Rapunzel en cambio, solo esperaba al ruso observando el lugar, notando una pintura con los reyes y un bebe, un bebe, que era demasiado familiar, pero no le tomo importancia cuando unos músicos comenzaron a tocar sus instrumentos. El alemán, alegre, comenzó a bailar, invitando a toda la gente del lugar, quienes se fueron sumando poco a poco, a aquella danza y vibra tan alegre y contagiosa. El polaco empujo al ruso para meterlo dentro del circulo de baile, resignado tuvo que bailar mientras que notaba la sonrisa del sicario. 

Los pasos comenzaron a ser mas rápidos, los aplausos y la alegría de la gente también, estaban apunto de terminar esa alegre canción, sin haber bailado juntos ese dúo tan peculiar. Cuando la canción llego a su ritmo final, el alemán y el ruso se encontraron por fin, terminando aquella danza, y recibiendo los aplausos de la gente, quienes se iban de forma alegre a los botes, porque estaba anocheciendo y era hora de ofrecerle tributos al príncipe perdido, lanzando las linternas con diferentes diseños. 

El ruso tomo la mano del alemán para guiarle hasta una góndola con solo dos asientos - Bueno amigo, creo que no podrás venir con nosotros - el polaco sonríe - Tranquilo, tampoco quería acompañarlos - va donde el alemán y le toma la mano - Le estaré esperando, tenga un regalo de mi parte - le da un pañuelo con el símbolo del sol, característico del festival en nombre al príncipe perdido y al reino. Rapunzel agradece el regalo con un abrazo, y se va con el ruso en la góndola, cuando llegaron a la mitad, esperaron tranquilamente para la aparición de las linternas. 

Cuando el sol ya se escondió, la primera linterna se logro divisar en lo alto del castillo, era la linterna del rey, que daba la orden de tirar las demás linternas, que poco a poco comenzaron a infestar el cielo estrellado, dejando sorprendido al alemán. El sueño que tanto había esperado, lo estaba viviendo por fin, pero, nunca imagino vivirlo con alguien especial para su corazón, se dio la vuelta para mirar al ruso, que tenia en sus manos dos linternas - Pensé que te gustaría tirarlas.... - el alemán solo sonríe y saca la bolsa del ruso - Yo también tengo un regalo para ti... estaba asustado.. pero, ya no lo estoy - Rusia toma la bolsa y la deja un lado, para tomar la mano del alemán y besarla - Ya estoy viviendo mi sueño - Rapunzel se sonroja, pero mantiene la compostura. 

El par tiran las linternas al mismo tiempo, observando como subían lentamente a lo alto del cielo con el resto de las linternas, en eso, los dos bajan su mirada topándose con los ojos del otro, estaban hipnotizados, lentamente sus rostros se fueron acercando, pero el ruso se detiene al notar sus compañeros de atraco a lo lejos, esta vez haría lo correcto, por Rapunzel. 

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Continuara....

𝐑𝐚𝐩𝐮𝐧𝐳𝐞𝐥 𝐫𝐮𝐬𝐠𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora