PRÓLOGO

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Me encontraba regresando a casa después de un viaje que tuve por mi trabajo. Hacía tiempo que no iba a casa, estuve fuera aproximadamente 4 meses.

Ya quería ver a mi hermana y tal vez vaya a visitar a Natsuo a su departamento, los extraño mucho, más a Fuyumi, ya que me cuidaba desde pequeño porque mamá tuvo un accidente cuando tenía 7 años y por mala suerte no pudo llegar a tiempo al hospital; por su parte papá, para mantenernos, ya que tenía 4 bocas que alimentar solo, trabajaba la mayoría del tiempo y no pasaba mucho tiempo con nosotros. Se notaba que le dolió demasiado la muerte de mamá y la verdad no lo culpo, era una buena mujer. Era cariñosa, atenta, fuerte, amable, amorosa.

Papá no iba tanto a casa y no era por el trabajo, era porque se la pasaba afuera bebiendo, perdiendo el tiempo, con tal de no pasar tanto tiempo en casa.

Con el tiempo, nos empezamos a acostumbrar a su ausencia y comenzamos a valernos por nosotros mismos. Fuyumi comenzó a adoptar el papel de madre, mientras que Touya el de padre y salimos adelante.


Me encontraba mirando por la ventana del avión, viendo el cielo que pronto se tornó de un gris oscuro y de repente se vio una luz y luego un fuerte ruido se escuchó, pensé que sólo era una lluvia cualquiera, con unos cuantos rayos y ya, pero pronto empezó a llover demasiado fuerte y me comencé a asustar.

- Queridos pasajeros. Les avisamos que hay un poco de turbulencia por la tormenta. Por favor manténganse en sus asientos- Avisó un el piloto lo cual no me hizo sentir mejor y por alguna razón tenía ese leve presentimiento de que algo iba a salir mal.

Intenté calmarme, pensando "Todo va a salir bien, vas a volver a casa y abrazarás a Fuyumi, a Natsuo, a Touya y a papá. Los veré otra vez. Regresaré sano y salvo" les rogaba a los dioses que me permitieran volver, pero...



Al parecer mis plegarias nunca fueron escuchadas. Al motor del ala derecha del avión, le cayó un rayo y empezó a incendiarse, pasó lo mismo con el motor izquierdo y como era de esperarse... el avión comenzó a caer.

Los intentos del piloto y copiloto no darían frutos, las asistentes intentaban calmar a las personas, pero ellas mismas estaban a asustadas y los pasajeros estaban gritando, llorando. Todos sabíamos que este era nuestro fin.

Volteé a ver el fuego del ala del avión, viendo aquel fuego intenso que a pesar del viento y la lluvia no se extinguía, es más, este se avivaba más y más.

Agarré con una mano el collar que mi mamá me había dejado con mucha fuerza y vi como imágenes de mi vida pasaban frente a mis ojos, tanto momentos felices como momentos tristes.

No jugaban al decir que antes de morir veías tu vida pasar delante de tus ojos, y realmente fue hermoso.

Cerré mis ojos lentamente. Era triste que a mis 23 años haya muerto así, pero no me arrepentía de casi nada. Mi vida no había sido la vida perfecta y feliz, de color de rosa, tuve momentos tristes, felices, sorpresas, miedos, tuve todo lo que necesitaba, no me falto nada. Viví una vida buena y la viví bien, aunque lamento no haberla disfrutado mucho más.

Antes de morir, lo único que pensé fue

"Que triste. Al parecer no podré cumplir la promesa de volver a casa. Fuyumi, Touya, Natsuo, Papá.....







Lo siento"





































El villano casi nunca tiene un final feliz... casi nunca (Bakutodo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora