Algunas veces me pregunto porque tengo que ser tan antisocial, digo, ni en otro mundo se me quita la cara de mírame no me toques que siempre pongo en las fiestas o reuniones.
Nadie nunca se me acerca, ni siquiera un poco.
Hace poco llegue al salón principal donde llevaría a cabo la fiesta y desde ese momento me encuentro sentado en una esquina mientras que mi "padre" se fue a hablar con varios nobles.
Claro está que a esta fiesta no iría solo, ni ninguno de los jóvenes aristócratas que no han alcanzado la mayoría de edad. Quería traer a Kyoka o Kaminari pero solo porque en esta sociedad no aceptan "plebeyos" en las fiestas reales, más que los sirvientas del castillo, no pudieron venir.
No me acerco a la bola de mocosos extrovertidos e hipócritas que está en la parte centro del salón, justo debajo de ese candelabro de cristal tan pesado colgando de techo que, por cierto, les quiero tirar encima.
Se estarán preguntando porque tanta agresividad y deseos de muerte de mi parte, bueno la respuesta es simple; me odian y yo los odio. Todos esos mocosos, porque lo son, molestaban y maltrataban a Shouto en la academia. El único con el que se pudo llevar más o menos bien fue el hijo de un barón; nada más fue porque el chico tenía una increíble amabilidad que me he llegado a cuestionar seriamente y es que nadie, repito, nadie puede ser tan bueno.
Habían pasado varios minutos, tantos que me empezaba a dormir por ratos y que, para mi suerte, nadie me prestaba atención.
De pronto se escucharon unas trompetas que anunciaban la llegada de la familia real del imperio. Me levanté e hice una reverencia cuando las puertas fueron abiertas para mostrar a la intimidante y poderosa familia.
Se empezaron a acercar a desearle feliz cumpleaños a el príncipe Katsuki. Mi padre fue a mi lado y seguido nos dirigimos a donde se encontraba la familia real.
- Gusto en verlos nuevamente, majestades- Habló mi padre e hizo una limpia y elegante reverencia, yo sólo le seguí haciendo lo mejor posible.
- Presento mis respetos, majestades- Dije un poco tímido- Que tenga buena salud y disfrute la fiesta, su Alteza.
- Le deseo lo mejor, Alteza- Dicho esto, por parte de mi padre, dimos la vuelta para adentrarnos en el salón y que mi padre siguiera hablando con sus "amigos".
Por mi parte sólo caminé en la misma dirección de mi lugar, en la esquina, sin que nadie me moleste.
Y así se pasó la noche, yo sentado en la esquina mientras que los demás socializaban. De hecho, el príncipe también se veía hastiado de los jóvenes que se juntaban con el para hablar. Todos sabemos que no se acercan para hacer amigos y menos con buenas intenciones; la mayoría sólo busca ganarse el favor de la familia real y en verdad los que de verdad quieren ser sus amigos son contados con las manos de los dedos.
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El villano casi nunca tiene un final feliz... casi nunca (Bakutodo)
FanfictionCuando mi avión cayó... morí, o eso pensaba. De repente desperté en el mundo del juego otome que le encantaba a mi hermana Fuyumi y que me forzó a jugar. Nunca pensé que después de mi muerte volvería a renacer en este mundo. Lo peor de todo, no reen...