Capítulo 8

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  Al rato, viene el policía, el que me atendió a mi, para hablar con ellos tres sobre lo sucedido. La madre rompe a llorar con su hija mientras que el padre mostraba una postura más firme y dura. Tras hablar con los policías, los padres me dan las gracias por haber defendido a su hija y me ofrecieron ir con ellos en el coche para dejarme en mi casa, acepto ir con ellos.
  Una vez que llegamos a mi casa, me despedí de todos ellos y ellos una vez más me dieron las gracias y me volví a despedir de ellos. Entré a casa, ya estaba mi madre en casa, cuando fui a saludarla, se asustó:
  — ¡¿Que te ha pasado hijo?! ¿Estás bien? — Me preguntó preocupada mientras me empezaba a toquetear la cara.
  — Si mamá, estoy bien... — Dije mientras me intentaba librar de sus toqueteos.
  — Pero, ¿que te ha pasó? — Me volvió a preguntar.
  Tuve que inventarme una mentirijilla para que no se alarmara.
  — Pues nada, que quedé con Laura y un ladrón me atacó cuando me intentó quitar el móvil. Pero ya esta todo bien... — Le dije.
  — Es que de verdad, que mal está la gente en estos tiempos... — Dijo.
  — Ya ves, bueno... Me voy a subir a la habitación. — Dije.
  Me despedí de mi madre y subí por las escaleras. Estuve un rato jugando a juegos en el ordenador, no me apetecía nada hacer los ejercicios después de toda esa tarde. Cuando me aburrí, me puse con el móvil sobre la cama, contestando a las conversaciones que no acabé de contestar. Cuando me di cuenta, la puerta se abrió y apareció mi madre, se sentó al lado, en la cama, me senté con ella.
  — ¿Por que no me lo contaste? — Me preguntó.
  — ¿El qué? — Pregunté extrañado.
  — Lo de Laura, ¿por qué me mentiste sobre lo del ladrón? — Me preguntó.
  — Es que me dijo que no lo dijera, ¿te ha llamado o algo? — Pregunté.
  — Me ha llamado la madre de Laura, Anabel, y me lo ha contado todo, que estabas con ella en la comisaría, que le diste la idea de ir allí, que te pegó el novio de ella, que la protegiste... — Me respondió.
  — Si, eso... No te lo dije para no preocuparte. — Le interrumpí.
  — Cariño, esas cosas me las puedes contar, me dices que no las cuente y no lo hago. — Dijo. — Creo que tenemos la suficiente confianza para contarnos esas cosas. — Continuó.
  — Lo sé mamá, lo siento... — Dije algo arrepentido.
  — No pasa nada, hicisteis bien, anda no te distraigo más, dentro de un rato te llamo para cenar. — Dijo mientras que me daba un beso en la frente.
  Se fue cerrando la puerta. Me volví a tumbar. Entré en WhatsApp y vi la conversación con Nacho. Me hizo una pregunta después de cuando salí de casa: "¿Quieres quedar hoy?". No entendí nada, le vi besándose con un chico, ¿y me pregunta eso? No llegué a entenderlo. Le respondí: " Lo siento, ya quedé con Laura". Rápidamente se conecta y me escribe: "Ah, vale, no pasa nada. Yo al final, quedé con Marcelo, el chico de la clase de al lado.", le dejé en visto, pero al momento, recibo otro: " Jo... Me tienes abandonado... Jajajajaja". No se porqué, pero me dio la risa. No entendía el porqué de que me dijera esa estupidez. No le di muchas vueltas y seguí hablando. Escribí: " Jajajaja, ¿que hicisteis entonces esta tarde?". Salí del chat y respondí a los otros mensajes. Nacho me responde: "Pues nada tío, fui a dar una vuelta con este y luego le invité a que subiera a mi casa, ¿y tu?". Le respondo: " Nada interesante, dar una vuelta con Laura. Me hizo ir a su casa...", me vuelve a escribir: "Pues Marcelo y yo estuvimos dando una vuelta por el barrio de Laura, que raro que no te viera...", le respondo: "Si, no te vi, jajajaja". Acto seguido, me llama mi madre para ir a cenar, dejo el móvil en la cama y bajo a cenar. Cuando acabo, me voy a duchar, me suelo duchar todos los días. Me miré en el espejo, me empecé a quitar la camiseta. Empecé a acercarme a él, veía mi cara con cicatrices, chichones, era un desastre. Comencé a tocarme los chichones. Me dolía de tal manera que casi podía ver las estrellas. Inspeccioné mi rostro, toqueteando lo que podía ver, todavía era un rostro reconocible. Sentí una mezcla de emociones, ganas de llorar, otras de saltar de valentía, la verdad es que era un sentimiento extraño. Me desnudé y me metí en la ducha.
  Al acabar, volví a mi cuarto, me tumbo sobre la cama y cojo el móvil. Me meto en el WhatsApp para responder a los mensajes. Nacho me pregunta: "¿Cuando te vas a ir a dormir?" y le escribo: "¿Para que quieres saberlo?". Me responde: " Para irme yo, jajaja" y le escribo: "Pues creo que me voy a ir ya, que estoy matado... Adiós", me responde: "Bye". Finalmente me voy a dormir. Le empecé a dar muchas vueltas a lo que pasó esta tarde. No se como pude golpearle al novio de Laura de tal manera, si no tengo tanta fuerza. Tras un buen rato de darle vueltas, finalmente me dormí.
  Lo que no sabía, es que aquel día, marcaría en mi vida un gran cambio. En mi vida, en la de Laura y en la de todo el instituto.

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