Capítulo 16

15 1 0
                                    

  Podria avanzar incluso el día anterior a la fiesta de graduación. Llegué al instituto, me crucé con Marcelo por las escaleras, estaba sentado en ellas con el móvil, me acerqué a él.
  — ¿Que haces aquí? — Le pregunte sonriendo.
  Marcelo levantó la cabeza y vi sus ojos llorosos, enrojecidos. Mi sonrisa desapareció.
  — ¿Que ha pasado? — Pregunté algo preocupado.
  Marcelo se levanta y me abraza, empieza a llorar.
  — Me ha dejado, Mario, me ha dejado... — Dijo entre lágrimas.
  — ¿Como que te ha dejado? ¿Quien? — Volví a preguntar.
  — ¡Quién va a ser! Nacho... — Me dijo.
  Me quedé sin palabras, abrazándole y consolandole. Ya sabía que le iba a dejar, pero al verles que seguían juntos, pensaba que le iba a dejar ya después de la fiesta.
  — Venga, va, tío, tranquilo, ya veras como aparecerá otro o otra, nunca se sabe... — Le dije.
  Pasó Fátima por al lado nuestro.
  — Tío, le quiero mucho... Como ha podido. Me pidió salir y todo... Como ha podido... — Me dijo.
  — ¿Te pidió salir? — Dije algo extrañado.
  — Si... El lunes pasado... — Respondió llorando.
  Me sentí engañado por Nacho, me dijo que le iba a dejar, supuestamente le pidió para estar en el baile y era un simple lío. ¿Por que le pidió salir? No entendía nada...
  — Venga, va, vamos al baño, para que te limpies las lágrimas. — Le dije soltándole.
  — Vale... — Me dijo.
  Subimos las escaleras, enfrente estaban los baños, entramos. Marcelo se empezó a lavar los ojos, quitándose las lágrimas. Yo le contemplé apoyado en la pared.
  — ¿Se me nota las marcas? — Me preguntó.
(Refiriéndose a las marcas que dejan las lágrimas)
  — No tío, no se te nota. — Respondí.
  Marcelo volvió a aspirar los mocos de su nariz.
  — ¿Tienes pañuelos, tío? — Me preguntó.
  — Si, espera... — Dije mientas buscaba por mi mochila.
  Los encontré y se los di.
  — Ten. — Dije.
  — Gracias... — Dijo.
  Se sonó los mocos. Cuando acabó volvió a hacer una profunda aspiración.
  — Gracias una vez más tío... — Me dijo mientras me abrazaba.
  — No te preocupes y ahora, a clase que llegamos tarde... — Dije.
  — Vale. — Me dijo.
  Nos despedimos y fuimos corriendo a nuestras clases. Cierto, llegué tarde. Pedí permiso para entrar, me senté en mi mesa sin devolver el saludo a Nacho. Pasaron las horas y llegó el recreo. Se me acerca Nacho.
  — ¡Hey, tío! ¿Que te pasa conmigo? Que no saludas ya... — Me dijo dándome la mano.
  — ¿A caso te lo mereces? — Le respondí.
  — ¿Y ahora que he hecho? — Me preguntó.
  — ¿Que qué has hecho? ¿Me lo estas preguntado en serio? — Le dije.
  — No se a que te refieres, tronco... — Me respondió.
  — Le pides salir a Marcelo, ¿y le dejas tirado a los días? Y encima mientes. Flipo contigo. — Le dije.
  — ¿En serio que estas así por eso? — Me preguntó.
  — ¿Eso? Te recuerdo que aquello que llamas eso, es un amigo mío, y ahora es tu ex, o lo que sea. Por que ya me he perdido de todo esto. — Dije.
  — Bueno... Voy a hablar con él, ¡se va a cagar! — Dijo enfurecido.
  Sale rápido por la puerta de la clase. Laura se levanta del sitio y se acerca a mi. Laura empezó a venir desde el Lunes, pudo cambiar el psicólogo por la tarde y ya podía venir al insti.
  — ¿Que ha pasado? — Me preguntó.
  — Problemas... Ven. — Le dije.
  Salimos de nuestra clase y entramos a la de Marcelo.

TiredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora