Podria avanzar incluso el día anterior a la fiesta de graduación. Llegué al instituto, me crucé con Marcelo por las escaleras, estaba sentado en ellas con el móvil, me acerqué a él.
— ¿Que haces aquí? — Le pregunte sonriendo.
Marcelo levantó la cabeza y vi sus ojos llorosos, enrojecidos. Mi sonrisa desapareció.
— ¿Que ha pasado? — Pregunté algo preocupado.
Marcelo se levanta y me abraza, empieza a llorar.
— Me ha dejado, Mario, me ha dejado... — Dijo entre lágrimas.
— ¿Como que te ha dejado? ¿Quien? — Volví a preguntar.
— ¡Quién va a ser! Nacho... — Me dijo.
Me quedé sin palabras, abrazándole y consolandole. Ya sabía que le iba a dejar, pero al verles que seguían juntos, pensaba que le iba a dejar ya después de la fiesta.
— Venga, va, tío, tranquilo, ya veras como aparecerá otro o otra, nunca se sabe... — Le dije.
Pasó Fátima por al lado nuestro.
— Tío, le quiero mucho... Como ha podido. Me pidió salir y todo... Como ha podido... — Me dijo.
— ¿Te pidió salir? — Dije algo extrañado.
— Si... El lunes pasado... — Respondió llorando.
Me sentí engañado por Nacho, me dijo que le iba a dejar, supuestamente le pidió para estar en el baile y era un simple lío. ¿Por que le pidió salir? No entendía nada...
— Venga, va, vamos al baño, para que te limpies las lágrimas. — Le dije soltándole.
— Vale... — Me dijo.
Subimos las escaleras, enfrente estaban los baños, entramos. Marcelo se empezó a lavar los ojos, quitándose las lágrimas. Yo le contemplé apoyado en la pared.
— ¿Se me nota las marcas? — Me preguntó.
(Refiriéndose a las marcas que dejan las lágrimas)
— No tío, no se te nota. — Respondí.
Marcelo volvió a aspirar los mocos de su nariz.
— ¿Tienes pañuelos, tío? — Me preguntó.
— Si, espera... — Dije mientas buscaba por mi mochila.
Los encontré y se los di.
— Ten. — Dije.
— Gracias... — Dijo.
Se sonó los mocos. Cuando acabó volvió a hacer una profunda aspiración.
— Gracias una vez más tío... — Me dijo mientras me abrazaba.
— No te preocupes y ahora, a clase que llegamos tarde... — Dije.
— Vale. — Me dijo.
Nos despedimos y fuimos corriendo a nuestras clases. Cierto, llegué tarde. Pedí permiso para entrar, me senté en mi mesa sin devolver el saludo a Nacho. Pasaron las horas y llegó el recreo. Se me acerca Nacho.
— ¡Hey, tío! ¿Que te pasa conmigo? Que no saludas ya... — Me dijo dándome la mano.
— ¿A caso te lo mereces? — Le respondí.
— ¿Y ahora que he hecho? — Me preguntó.
— ¿Que qué has hecho? ¿Me lo estas preguntado en serio? — Le dije.
— No se a que te refieres, tronco... — Me respondió.
— Le pides salir a Marcelo, ¿y le dejas tirado a los días? Y encima mientes. Flipo contigo. — Le dije.
— ¿En serio que estas así por eso? — Me preguntó.
— ¿Eso? Te recuerdo que aquello que llamas eso, es un amigo mío, y ahora es tu ex, o lo que sea. Por que ya me he perdido de todo esto. — Dije.
— Bueno... Voy a hablar con él, ¡se va a cagar! — Dijo enfurecido.
Sale rápido por la puerta de la clase. Laura se levanta del sitio y se acerca a mi. Laura empezó a venir desde el Lunes, pudo cambiar el psicólogo por la tarde y ya podía venir al insti.
— ¿Que ha pasado? — Me preguntó.
— Problemas... Ven. — Le dije.
Salimos de nuestra clase y entramos a la de Marcelo.
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Tired
Teen FictionNunca fue tan difícil hablar de una historia de la cual le puede suceder a muchas personas. Puede que con este libro, puedas empatizar, o incluso sentirte identificado. Con esta historia intento hacer que los demás piensen en el daño que se puede ha...