Estaban toda la clase al rededor de ellos. Tuvimos que dar codazos para entrar. Estaba Marcelo en la silla tapándose las lágrimas y los ojos con las manos, cabizbajo. Nacho estaba en frente de pie a un metro de Marcelo.
— Eres un puto gilipollas, Marcelo. — Decía Nacho. — Como pude salir contigo.
— Vete... — Suplicaba Marcelo entre lágrimas y voz rota.
El ambiente empezaba a ponerse mas cargado y violento.
— Solo eres un gilipollas de mierda más... — Seguía Nacho.
— ¡Marcelo llorica! — Gritaba un compañero de la clase de Marcelo.
— ¡Vete...! — Volvió a decir Marcelo.
Nacho se acercaba más a Marcelo, levantando el puño. En ese momento, decidí ponerme delante de Nacho, frenandole. Laura fue a donde estaba Marcelo. Él le abraza y sigue llorando.
— Nacho, para ya. — Le dije.
Pude ver como a Nacho se le empezaba a caer las lágrimas.
— Quitate Mario, se merece que le pegue. — Me dijo.
— ¡Eso Mario! ¡Quítate! — Dijo otro compañero.
— ¿Te estas escuchando Nacho? — Le pregunté.
Nacho me mira, se muerde el labio inferior y suspira levemente. Se da media vuelta y se va entre la multitud, saliendo de la clase, no antes sin dar una patada a la mesa y tumbarla, tirando todo lo que había encima de ella.
Rápidamente la multitud se disuelve entre tantos disgustos de no haber visto ninguna pelea. Como si hubiera sido un circo. Me acerqué a Marcelo, junto a Laura y las amigas de Marcelo.
— ¿Que ha pasado aquí? — Dije.
— Pues nada, que el cabrón de Nacho vino a insultarle. — Dijo una amiga.
— Venga, Marcelo, no llores. — Dije mientras me agachaba.
Marcelo se suelta de Laura y se vuelve a tapar la cara con las manos.
— Marcelo, vamos al baño, venga. — Dijo una amiga.
— No, no puedo... Me quedo aquí... — Dijo Marcelo.
— Venga Marcelo, ves al baño. — Le dije.
Marcelo se quedó un rato sentado. Finalmente se levantó y se fue con la amiga.
— Joder, Mario, ¿Que coño ha pasado? — Me preguntó Laura.
Empezamos a salir de la clase de Marcelo, nos quedamos en el pasillo.
— Marcelo y Nacho han roto, pero no entiendo por qué se han puesto asi... — Respondí.
— Tío, que fuerte... — Dijo Laura.
Vino Sandra y Sonia por la puerta del salón y se nos acercan.
— ¿Que le paso a Marcelo? Le hemos visto yendo al baño llorando. — Preguntó Sonia.
— Nada, que Nacho y Marcelo han roto. — Dije.
— ¡No jodas! El lunes sale en el periódico del insti. — Dijo Sonia.
— Pero, ¿que ha pasado para que Marcelo acabase así? — Preguntó Sandra.
— Discutieron en medio de la clase de Marcelo y acabaron mal. — Dijo Laura.
— ¡Madre mía...! ¿Pero no les iba bien? — Preguntó Sonia.
— Si, si, pero no sabemos nada más. — Dije.
Apareció Nacho y pasó de largo, rápidamente desvié mi mirada.
— Mañana es la fiesta de graduación, ¿verdad? — Preguntó Sandra.
— Si, y sigo sin pareja. — Dije.
— No eres el único. — Dijo Sandra.
Nos empezamos a reír los dos.
— Los yogurines del grupo... — Dije riéndonos.
— Que mal estáis... — Dijo Sonia.
— Que chicos estos... — Dijo Laura.
Apareció Marcos, el ex de Laura, se metió entre todos, apoyó su brazo en la pared y empezó a acariciarle la cara a Laura. Ésta le empuja.
— Quita so asqueroso. — Le dijo.
— ¡So puta! — Le gritó a Laura mientras que se iba.
Toco la campana. Fin del primer recreo.
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Tired
Teen FictionNunca fue tan difícil hablar de una historia de la cual le puede suceder a muchas personas. Puede que con este libro, puedas empatizar, o incluso sentirte identificado. Con esta historia intento hacer que los demás piensen en el daño que se puede ha...