Capítulo 24 (Epílogo)

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Adriano

Tengo una sensación muy rara. Es como si la garganta la tuviera muy seca

Abro un poco mis ojos y veo todo a mi alrededor nublado. Cuando por fin se aclara, pequeños puntos blancos empañan mi visión

No se que está pasando pero mis manos, con un poco de confusión, buscan un recipiente con agua por todos lados.

Veo que en la mesilla de mi izquierda hay un vaso, estiro mi brazo pero un montón de cables enlazados alrededor de él me impiden alcanzarlo

Es cuando me doy cuenta que no solo en mi brazo sino también en mi rostro hay varios de esos cables.

Examino el lugar donde me encuentro y caigo en cuenta de que estoy en un hospital. No tengo ni idea de como llegué aquí, lo último que recuerdo es aquella gran discusión en las colinas de Castelluccio, la muerte de Pietro y Alessandro...y....el rostro de Antonella. Fue lo último que vi antes de perder totalmente el rasocinio

Antonella, tengo que saber si ella está bien, si yo estoy aquí quiere decir que es muy posible que ella esté encerrada. ¡Dios! Deben haberle tomado como prisionera, ella es prófuga al fin y al cabo. Con desesperación comienzo a arrancar los cables de mi rostro y mis brazos. Sin intención de hacerlo presiono un botón rojo que hay en mi espaldar

De pronto entra una enfermera respondiendo el llamado y ve lo que estoy haciendo, lo cual está provocando que las máquinas a las que estoy conectado empiecen a sonar

—Señor, tranquilo, está ingresado en un hospital, necesita calmarse—Ella intenta detenerme colocando sus manos sobre mis hombros

—¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Dónde está Antonella? ¿Ella está bien?—Avasallo con preguntas a esta pobre señorita que tiene apariencia de no tener una edad muy lejana de los veinte y de no tener ni idea de sobre quien estoy preguntando

—Lleva aquí alrededor de dos semanas, acaba de despertar de un coma—cuando me dice esas palabras me calmo y freno mis movimientos. Me vuelvo a recostar sobre la camilla en estado de shock.

¿¡Coma!? ¿¡Dos semanas!? ¡Wao! Esto si es mucho que procesar. Intento volver a decir unas palabras pero de pronto siento un dolor punzante en el estómago. Pongo mi mano sobre la zona de donde viene esa irresistible sensación y aprieto mis dientes

—Hey, tenga cuidado, está todavía en proceso de sanar de una herida de bala muy grave—La chica se gira dándome la espalda y encontrándome con su cabello negro.

Luego toma una jeringuilla con su mano, inyecta su contenido en uno de los cables que se conecta a la vena de mi brazo y puedo sentir como el dolor poco a poco va desapareciendo

—La señorita que busca no se ha separado de su lado desde que llegó aquí—Ella mira mi suero. Me alegra y me tranquiliza saber que Antonella está bien

—Pero esta mañana vino un momento cargando una maleta y una pequeña caja entre sus manos, entró a su habitación, se fue y no ha regresado más—Se dirige a la puerta para salir. No entiendo nada de lo que está ocurriendo y si Anto no está por aquí se de una persona que si sabrá explicarme lo que está pasando.

—Señorita—La llamo cuando tiene la manija de la puerta entre sus manos— ¿Puede localizar al detective Luciano de la INTERPOL? Dígale que he despertado y que me hace falta verlo urgente.

Ella me dice que sí con su cabeza. Miro mis manos sobre mi regazo, no me ha dado tiempo de apreciar nada de mi ambiente circundante, mi cabeza en estos momentos es un hervidero

Después de unas pocas horas, luego de venir el médico y examinarme más a fondo y ver que estaba todo en orden, Luciano aparece por la puerta con una sonrisa en sus labios

Princesa del Crimen [TERMINADA✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora