Y los problemas.

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Para mí, Neftalí este tipo de noticias que "impactan" al mundo ya son algo trivial y repetitivo, siempre es lo mismo después de todo, cada cierto tiempo surge alguna "novedad" que promete cambiar el curso de la historia y toda esa porquería. Hace unos pocos años el internet era algo sumamente novedoso y antes de eso eran los smartphones y antes de eso era horno microondas, la televisión, la pastilla azul, la llegada a la luna y así, todo lo que "promete" cambiar el curso de la historia solo termina siendo un implementó a las vidas humanas y el entusiasmo termina pronto. Luego todo estos descubrimientos solo se vuelven cotidianos y la gente ya no le da ese asombro inicial.

Volviendo a este asunto, la noticia no importaba demasiado, solo miraba la televisión para aparentar ante Sofía.

Pero...

Estaba sorprendida, no , impactada...en el momento en que el investigador se había dado vuelta con la caja, aquel artefacto... debía estar en la bóveda, custodiado por la comisión. Mi cuerpo se movió hacia adelante en un intento de ir en busca de respuestas hacia la comisión, pero el recuerdo de que tengo a Sofía a mi lado me despertó y tan solo apegue mi espalda al respaldo del sofá, esperando de que ella no se haya dado cuenta y no quedar como una rara impulsiva en frente. Mi vista se volvió  hacia la televisión con preocupación, mientras un mar de preguntas y preocupaciones inundaba con rapidez mi mente; ¿eso no debería estar custodiado? ¿Y las cadenas? Recordaba con exactitud las finas y doradas cadenas que envolvían la caja con el sello dorado en el frontis de esta misma. Esto está absolutamente mal, era lo único que se repetía en mi cabeza...¿Podría ser una réplica? La comisión lo hubiera informado...¿Alguien más? No, la comisión y los guerreros, somos lo único que saben la apariencia de la caja...

Mire el reloj en la esquina de la televisión y noté la hora, perfecto para darle una escusa a Sofía y poder ir con la comisión, tratando de sonar cansada:

-Sofi...ya está por anochecer y no me gustaría que volvieras tarde a casa...es peligroso ir de noche, además que tus padres ya no vendrán- Solo espero que no suene, como si quisiera deshacerme de ella, bueno es lo que quiero pero no en el mal sentido.

Ella asintió con la cabeza y habló calmada.-Oh... entiendo, entonces creo que celebraremos en casa.- Sonaba calmada y comprensiva, siempre era así, al menos con los cercanos, tomó sus cosas y con un rápido abrazo me despedí de ella en la puerta de la casa.

Con rapidez me encaminé hacia mi habitación, debajo de mi cama encontré el collar, dentro de una pequeña caja de madera. El collar era simple, una cadena y una medalla que tenía un óvalo morado. La comisión siempre se las arreglaba para diseñar distintas maneras de disfrazar el dispositivo de transporte acorde a mis vidas. Recuerdo cuando se les ocurrió incrustar el óvalo en una cuchara, no hubiera sido un problema, si tan solo en esa vida no estuviera en una casa con una familia sumamente numerosa, en este tipo de situaciones los cubiertos siempre escaseaban y era lo más cotizado, me duele admitirlo pero la cuchara en esa vida, estuvo al menos cinco años perdida por un descuido, al final la encontré enterrada en el jardín, talvez fue el perro o uno de mis hermanos.

Volvamos a la actualidad.

Sostuve el collar con la palma de mi mano derecha y con el dedo índice de mi mano izquierda mantuve presionada la gema durante unos segundos, luego de eso una luz blanca se desprendió de está y me envolvió completamente para llevarme a mi destino. Algo bastante predecible pero es más complicado de lo que parece, la gema solo responde a ciertas personas calificadas por lo que no todos pueden teletransportarse al cuartel de la comisión, tardó unos segundos pero ya me encontraba directamente en el salón central en donde estaban los sietes chicos discutiendo fuertemente mientras miraban una gran pantalla que llegaba al techo del lugar...si tan solo ese lugar tuviera techo. 

En la pantalla se mostraban datos y lo que parece ser investigaciones y diferentes enfoques de la noticia que había visto, creo que hoy no tendría respuestas.

Llevé mi mano empuñada a mi boca, apoyando mis nudillos en mis labios y tosí falsamente, tratando de llamar la atención de los chicos, los cuales se giraron y me miraron.

-Ya sabíamos que estabas aquí-. Mencionó el chico con el cabello blanco y líder de la comisión.

-Si, tenemos que arreglar esa cosa, realiza mucho ruido- Habló ahora el chico a su costado.

Vi como todos asintieron y volvieron sus ojos a la pantalla para continuar discutiendo, metidos en sus asuntos.

-Eso...esa caja... era la original ¿verdad?-Hable y las voces del lugar cesaron.

-¡No!- Se escuchó en unísono, provenientes de los siete frente a mi.

Entre, cerré mis ojos, mirando a los chicos, mientras me acercaba a ellos-¿Entonces que fue lo que se vio? si no fuera la original ustedes no estarían aquí.-

-Creo que debemos decirle...- Hablo el chico de pelo rosa hacia su líder, quien asíntio.

La pantalla se desvaneció en el aire y del suelo surgió una mesa redonda de un hermoso mármol, junto a ocho sillas. Los chicos se acomodaron en sus puestos, nunca cambiaban, y yo me senté en la silla restante, frente a ellos.

-Perdimos la caja hace 300 años.-Habló Innaesim, líder de la comisión.

Por un momento me había quedado en blanco, la caja que contenía la calamidad misma, había desaparecido y eso fue hace 300 años.

-¿Y no dijeron nada?-. Me levanté bruscamente, alzando la voz sorprendida y a la vez molesta.

-La estábamos buscando...pero se nos adelantaron.- Geunmin habló, sonaba algo frustrado.

-Ese no es el problema ahora, la caja fue abierta-. Gyeomson, quien no había hablado desde que llegué, alzó su voz por sobre las demás

Innaesim lo miro comprensivo y suspiro, juntando sus manos-Tiene razón, no podemos preocuparnos por eso ahora... Neftalí, debes estar alerta- Asentí a sus palabras.

-Nos tenemos que preparar ante cualquier eventualidad, Buscaremos a los demás, te haremos llegar la información- Gyeomson, sonaba seguro, aunque en su mirada se veía preocupado.

-Bien...- cerré mis ojos sosteniendo el collar por unos momentos y cuando los abrí, me encontraba nuevamente en mi habitación.







Para este momento ya nadie recordaba la decepción de la caja y seguían sus vidas tranquilamente, mientras tanto Sofía caminaba por las animadas calles de los suburbios hacia su casa, había pasado un hermoso día en la casa de su amiga, ahora simplemente disfrutaba del aire y del atardecer en el paisaje.

Cuando las horas se detengan...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora